“Nos gustaría cerrar el tema del Hermitage en los próximos meses: para otorgarlo o desestimarlo”
La presidenta de la Autoridad Portuaria de Barcelona, Mercè Conesa, asume “pragmatismo” por el proyecto museístico, al que se opone el Ayuntamiento
El puerto de Barcelona, indudable tractor económico de Cataluña, está inmerso en su plan estratégico 2021-25, que alumbrará proyectos que serán visibles a partir de la próxima década y ofrecerán un recinto menos impermeable con la ciudad. Su presidenta, Mercè Conesa (Terrassa, 52 años), tiene por delante el reto de desencallar desde la negociación, señala, proyectos que marcarán el futuro de las instalaciones: desde los nuevos accesos hasta la posible implantación del museo Hermitage, que la Autoridad Portuaria defiende mientras el Ayuntamiento lo evita. Sobre esa franquicia del museo ruso de San Petersburgo, que previsiblemente será el protagonista del consejo de administración de esta semana, Conesa pide que la decisión definitiva, sea cual sea, no se dilate más tras ocho años de espera.
Pregunta. La pandemia ha golpeado al puerto en actividad y en beneficios, ¿cuándo creen poder normalizar la situación?
Respuesta. Si las tendencias actuales se mantienen, 2021 será año de recuperación de tráficos y 2022 de consolidación. Aunque hemos tenido sustos, como el bloqueo del Canal de Suez, todos los indicadores señalan que en 2022, máximo 2023, trabajaremos con total normalidad.
P. ¿Prevé cambios de dinámicas que les vaya a afectar?
R. Se han cancelado líneas y eso ha hecho que haya menos espacio disponible para cargas, lo que ha supuesto un aumento de tarifas. Las navieras están todavía retenidas a la hora de poner todas las líneas en marcha de nuevo, pero cuando el consumo se reactive, las tarifas previsiblemente volverán a reducirse. Otra cosa es que se nos demandan más servicios logísticos en el puerto para la última milla [el reparto final vinculado al comercio electrónico], que es uno de los puntos que apunta nuestro plan estratégico. Nos quedarán espacios libres más cercanos a la ciudad que podrían ser para esa actividad logística.
P. Han marcado las líneas generales, pero ¿cuándo cree que se podrá ver el resultado de esa nueva Autoridad Portuaria?
R. En la próxima década. El hacia donde vamos está definido. Ahora tenemos que alinear la estrategia con el Ayuntamiento y buscar proyectos bandera para el puerto.
P. ¿Cuáles son las principales diferencias con el Ayuntamiento de Barcelona?
R. Tenemos más puntos en común que diferencias. Para mí, la primera sensación era que el Ayuntamiento no ponía en valor el progreso que el puerto de Barcelona podía aportar a la ciudad, pero también tenemos que ofrecer otra perspectiva: ¿Se ha explicado bien el puerto? Uno de mis objetivos ha sido entender eso. Nos hemos puesto de acuerdo en el plano de la transición climática y ecológica: el puerto ha de ser responsable de las emisiones de CO2 que emite, solo un 7% de la contaminación de Barcelona, y hemos iniciado un proceso de electrificación para que los buques no contaminen cuando estén atracados.
P. ¿Y las diferencias respecto al interés del museo Hermitage de instalarse en el puerto?
R. Son claras. Creemos que puede ser un proyecto bandera para nuestra área de usos mixtos económicos y culturales. Es un punto de desencuentro. Estamos intentando resolver aquellos puntos que nos separaban.
“Tenemos más puntos en común con el Ayuntamiento que diferencias”
P. ¿Teme que la dilación con el Hermitage acabe lanzando por la borda el proyecto?
R. Es un riesgo que nos preocupa, pero también hemos trabajado con el Hermitage y con el Ayuntamiento para ver qué soluciones hay. Les hemos pedido que repiensen de qué forma se puede encajar el proyecto. Ahora está en trámite administrativo, pero no tenemos una respuesta firme del Ayuntamiento pese a que sí ha habido posicionamientos políticos. Nos gustaría cerrar el tema en los próximos meses. Ya sea para otorgarlo o desestimarlo.
P. ¿Es optimista? ¿Ve alternativas?
R. Soy pragmática. La tramitación no está cerrada y por tanto es un proyecto vivo. Cuando hicimos un proceso de proyectos en competencia, no se presentaron alternativas, así que nosotros no lo desestimaremos pese a que se presente uno alternativo. Otra cosa es que el tema no avance y en unos meses se planteen otras propuestas. Pero yo no quiero ir a ese escenario. Me quiero quedar con el que tengo ahora.
P. ¿Cuándo se normalizarán los cruceros?
R. Siguen parados y es uno de los temas que nos preocupan, pese a no ser la principal fuente de ingresos del puerto. Canarias está haciendo cruceros ya, así que tenemos antecedentes. Este año hemos trabajado con las compañías y con los responsables sanitarios para disponer de unos protocolos consensuados y reemprender la actividad. Se ha trabajado un protocolo y si el Procicat le da el visto bueno lo podríamos elevar al Ministerio de Sanidad para poner en marcha una prueba piloto. Queremos reiniciar la actividad a finales de junio.
P. ¿Cree que puede caer el tráfico de cruceros?
R. Es posible. Pero Barcelona ya ha llegado a su límite de cruceros; no crearemos nuevas terminales más allá de las ya previstas. El tema es si el turista tendrá confianza en este sector. Queremos demostrar que sí pueden confiar y aprovechar para que las visitas de cruceristas no sean tan invasivas para la ciudad. Tenemos que intentar hacer unos grupos más pequeños, con visitas concertadas…
“Con los actuales accesos al puerto, en cinco años llegaremos al límite de capacidad”
P. El puerto crece, pero no sus accesos. ¿Es un riesgo para su crecimiento?
R. No se ha priorizado nuestra competitividad y eso nos condiciona jugar la Champions League o ser un puerto regional. Son decisiones políticas. Pero no nos podemos quedar con la pataleta de 15 años de retrasos. Empezamos a estar al tope. Nuestra cuota ferroviaria es ya el 40% de vehículos y en contenedores hemos superado el 15%. Si seguimos creciendo en cuota en cinco años llegaremos a un tope, aunque tenemos un proyecto que nos da más aire: el de operar trenes de hasta 750 metros para la línea Barcelona-Zaragoza. Eso nos libera espacio capacidad de carga. Pero estamos al límite.
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