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Cataluña ha perdido el 25% de su fauna salvaje en 20 años

Las especies más afectadas son las de los ríos, lagos y humedales, cuyos ejemplares se han reducido a la mitad, admite oficialmente la Generalitat

Mariposa Lysandra Bellargus.
Mariposa Lysandra Bellargus.Xavier Florensa (Generalitat)
Carlos Garfella Palmer

El progresivo y generalizado declive de la biodiversidad catalana ya tiene un diagnóstico. Cataluña ha perdido el 25% de su fauna salvaje en los últimos 20 años, según el informe Estado de la Naturaleza en Cataluña 2020, presentado este miércoles por el consejero de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet. Los resultados, recabados gracias al trabajo de más de 40 entidades, han sido evaluados con el indicador que Naciones Unidas utiliza para examinar el estado de las poblaciones animales. Es la primera vez que el Govern pone cifras oficiales a un deterioro ambiental que se extiende sin pausa por tierra, mar y aire.

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“No vamos bien. En ningún caso podemos ir bien. Solo ver que hemos perdido el 70% de mariposas de los prados, un bioindicador tan claro, lo dice todo”, resume Núria Pou, coordinadora del informe junto al biólogo Lluís Brotons. El documento, de más de 100 páginas, pone en evidencia que las poblaciones de vertebrados (peces, reptiles, anfibios, pájaros y mamíferos) e invertebrados (mariposas) han perdido uno de cada cuatro individuos en las últimas dos décadas. Y señala el cambio de usos del suelo y la explotación directa del territorio, que afecta especialmente a las aguas terrestres, como su principal causa.

Asimismo, los expertos creen que el cambio climático y la llegada de especies invasoras, que ya sobrepasan las 1.200 en Cataluña, tendrán un impacto cada vez mayor. El futuro no es nada halagüeño si se tiene en cuenta que para 2050 la Generalitat prevé que la temperatura aumente tres grados y las especies invasoras se sigan extendiendo sin control.

El trabajo también demuestra que no se pierden animales en todos los sitios por igual. Las especies autóctonas más afectadas en las dos últimas décadas han sido las de los ríos, lagos y humedales, históricamente sobreexplotados y contaminados (solo el 40% cumplen los estándares europeos), con una alarmante pérdida del 50% de sus ejemplares. El número de animales que habitan en ambientes agrícolas y prados ha disminuido un 30%, mientras que los de bosques y matorrales han disminuido un 10%. En el mar, el hábitat siempre más difícil de evaluar, no se han obtenido datos suficientes para ofrecer un diagnóstico claro. “Aunque la situación es también desfavorable”, recoge el informe.

Las causas principales del daño al patrimonio geológico en Cataluña son las grandes infraestructuras como carreteras, ferrocarriles y embalses, así como las actividades productivas (pesca, agricultura y silvicultura) y la urbanización del territorio, admite el propio Govern. Desde que el expresidente de la Generalitat Artur Mas suprimiera el Departamento de Medio Ambiente en 2010 aludiendo a la falta de presupuesto, la gestión del medio ambiente sigue absorbida por la carpeta de Territorio.

“En 10 años sería interesante hacer otro estudio de la misma magnitud para poder comparar cómo hemos evolucionado y evaluar la implementación de las medidas necesarias”, añade Pou, quien cree que una de las prioridades a partir de ahora será poder recabar información de las especies de las cuales no se ha podido conseguir información. “La decisión política ya dirá”, añade.

La tendencia catalana en la pérdida de biodiversidad es similar a la de los países europeos, pero significativamente mejor a la global, cuya reducción se sitúa en torno al 68% desde 1970, según la ONG medioambiental WWF. “El motivo de fondo es un modelo socioeconómico que intensifica la obtención de recursos en determinadas áreas y abandona otras”, indica el documento catalán, que fue encargado en octubre de 2019 al Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Catalunya (CTFC) y al Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), que lo han elaborado junto al Instituto Catalán de Ornitología (ICO), el Instituto de Ciencias del Mar (ICM) y la Dirección General de Políticas Ambientales. Para hacerlo también se ha contado con la ayuda de más de 40 entidades de investigación, universidades, administraciones, asociaciones privadas y proyectos de ciencia ciudadana.

La Generalitat alerta especialmente sobre la desaparición de la anguila (Anguilla anguilla) o la mariposa medioluto herrumbrosa (Melanargia occitanica). Ambas han reducido sus poblaciones en más del 90%. En la otra cara de la moneda destaca la mejora en la reintroducción de especies como el oso pardo (Ursus arctos), la nutria (Lutra lutra) o el halcón (Falco naumann), cuyas poblaciones han mejorado significativamente gracias a los planes de reintroducción. Entre las especies prioritarias, la administración ahora quiere impulsar al tritón del Montseny, considerado el anfibio más amenazado de Europa occidental.

La publicación de este informe coincide con la puesta en marcha el pasado julio de la Agencia de la Naturaleza (todavía sin presupuesto), organismo que la Generalitat confía en que sea un revulsivo para frenar la pérdida de la diversidad pero que cuenta con la resistencia de representantes del mundo agrario y forestal. Para principios de 2021 también se espera la aprobación del Catálogo de Especies Amenazadas, histórica reclamación ecologista que lleva 10 años en el cajón. El anteproyecto, por el momento, recoge 202 especies amenazadas susceptibles de ser protegidas y reintroducidas en un territorio en progresivo declive. Pou confía que los resultados pongan la protección de la naturaleza en el centro del debate.

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Sobre la firma

Carlos Garfella Palmer
Es redactor de la delegación de Barcelona desde 2016. Cubre temas ambientales, con un especial interés en el Mediterráneo y los Pirineos. Es graduado en Derecho por la Universidad de las Islas Baleares, Máster en Periodismo de EL PAÍS y actualmente cursa la carrera de Filosofía por la UNED. Ha colaborado para otros medios como IB3 y Ctxt.

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