La lengua que te abre las puertas de Cataluña
La actriz mexicana Nadia Zúñiga llegó a Terrassa y descubrió que aprender el catalán le ampliaba sus opciones laborales
El mundo cambió para Nadia Zúñiga cuando se mudó de Ciudad de México a Terrassa. De una región urbana de 22 millones de habitantes a un antiguo polo industrial de 220.000 almas. “Supuso un cambio drástico, brutal. Sobre todo se me hacía extraño el ritmo tan lento”, explica esta actriz de teatro, afincada en Cataluña desde 2014. Aterrizó en el aeropuerto de El Prat el 9 de noviembre de aquel año, fecha de la primera consulta independentista. “Aluciné, aquello parecía una revolución”. Desde entonces, Zúñiga ha ido encontrando semejanzas con las reivindicaciones del nacionalismo catalán y las de los pueblos originarios de su país de procedencia.
Zúñiga quería un cambio vital motivado por un afán de aventura: “No vine huyendo de una guerra o por motivos económicos, lo hice por la necesidad de crecer personalmente”. Licenciada en la Escuela Nacional de Arte Teatral, en Ciudad de México se había consolidado como actriz y también como profesora de dramaturgia. Se desplazó aprovechando los vínculos familiares –su hermana vivía en Londres, luego se trasladó a Barcelona–. Se estableció en Terrassa porque su pareja, con parte de la familia española, regentaba allí un restaurante mexicano.
El perfil de Zúñiga coincide con el de la mayoría de expatriados mexicanos en España, el tercer destino de migración mexicana después de Estados Unidos y Canadá, según un artículo publicado en 2018 en el Observatorio de México en España: “Emigran a España no por razones económicas, se trata de una población que viene a realizar estudios universitarios y terminan por quedarse, o se establecen con su pareja española o de nacionalidad comunitaria”. El artículo del Observatorio precisaba además que un 68% de los mexicanos en España tienen estudios superiores.
Zúñiga confirma que el origen social de los mexicanos en Cataluña dista mucho de la dura realidad de los que optan por cruzar a Estados Unidos para asumir trabajos poco cualificados y mal pagados. Hubo una experiencia, al instalarse en Terrassa, que la puso frente al espejo de sus compatriotas que intentan cruzar ilegalmente la frontera con Estados Unidos: fue en un curso de acogida para extranjeros recién llegados; en este curso se encontró con migrantes que habían cruzado el Mediterráneo en patera. “Aquello me confrontaba con mi comodidad”, asegura.
Cursos para extranjeros
Desde entonces, Nadia Zúñiga imparte talleres de dinamización teatral para extranjeros, dentro de un programa de integración del Ayuntamiento de Terrassa. Estos cursos son la base de Estereo Rum’s, un proyecto de teatro social que se estrenó con la obra Modou Modou, dirigida por Zúñiga y en la que se cuenta la vida de Algassoume Thiam, un chico senegalés, actor protagonista de la pieza. Zúñiga también dirige otra compañía de teatro social, El Ensamble.
La actriz solo tiene palabras de elogio para Terrassa y Barcelona –donde reside desde hace tres años, en el Poblenou–, y admite que solo dejaría Cataluña para retornar a México con su hija, ahora estudiante en Australia. Lo único que considera negativo de su nueva patria es el proceso burocrático para tener una residencia legal. La clave para su integración ha sido aprender el catalán. “El primer día de estar aquí ya me apunté a clases de catalán. La lengua es lo que me ha abierto las puertas de la cultura y de lo que esta tierra me ofrece”. Incluso afirma que ha detectado paralelismos entre las reivindicaciones mexicanas y las de parte de la población catalana, como la voluntad de independizarse de España o el uso de la lengua catalana, que ella asemeja a la lucha por la pervivencia del náhuatl, idioma indígena de México.
La experiencia migratoria en Cataluña la expusieron Zúñiga y siete actrices mexicanas más en Mexicatas, una obra estrenada en 2018 y dirigida por Sergi Belbel, uno de los pocos dramaturgos, junto a José Sánchez Sinisterra o Juan Mayorga, que Zúñiga identifica como referentes actuales en México. Un factor que las ocho protagonistas de Mexicatas coinciden en valorar como determinante para residir lejos de su país es la seguridad que detectan en Cataluña: “Aquí podemos andar solas por la calle y nadie me dirá nada. Si visto un short, nadie me dice nada; aquí puedes hacer top less en la playa pero en México, ni se te ocurra”. Recuerda Zúñiga cuando llegó a Cataluña y veía las manifestaciones feministas contra la violencia de género: “Yo pensaba, ‘híjole, compañeras, si aquí hay mucha seguridad'”.
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