Picasso desconfinado
El museo barcelonés del pintor reabre confiando remontar la ausencia de turistas, el 90% de sus visitantes, con público local
Si Picasso hubiera vivido este confinamiento en Barcelona, habría pintado las azoteas y terrados que se veían desde la ventana de su casa. Ya lo hizo en los primeros años de su vida, en septiembre de 1895, tras instalarse en la ciudad con su familia, procedentes de Galicia, en una vivienda situada en la calle Reina Cristina esquina Llauder. Al mes, sus dos primeros paisajes urbanos fueron los terrados de los Porxos d’en Xifré, un auténtico ejercicio de perspectiva, luces y volúmenes que repitió pintando lo que se veía desde los otros talleres que tuvo en la ciudad. Como Azoteas de Barcelona, pintado en 1903, un año antes de instalarse a vivir de forma definitiva París. La mayoría de estas azoteas y terrados se conservan en el Museo Picasso de Barcelona que este viernes ha reabierto sus puertas después de 92 días cerrado para evitar el avance de la pandemia, esperando como el resto de más de 3.000 obras, volver a ser objeto de la mirada de miles de visitantes. Su vuelta a la actividad ha coincidido con la reapertura de otros centros en la ciudad como el CCCB, las fundaciones Joan Miró y Tàpies, el Museo Arqueológico de Cataluña o los centros de la Fundación Vila Casas.
A las 11 de la mañana esperaban una veintena de personas que hacían una desordenada cola en la calle Princesa. Los primeros eran Gemma y Paco, una pareja que no dudaron en sacar las entradas por internet cuando supieron que el Picasso reabría. “Ahora tenemos tiempo, estamos en ERTE y creemos que es una oportunidad para los barceloneses, ahora que no hay turistas. Hace más de 10 años que no veníamos”, explicaban antes de entrar. Tras pasar por la taquilla les esperaba una sorpresa, el director del centro, Emmanuel Guigon, les recibía y les regalaba un catálogo dedicado de la exposición sobre Paul Eluard, que cerró en marzo pero que no se ha podido desmontar de las salas temporales, que no se pueden visitar. “Gracias por ayudarnos a poner luz de nuevo a todos estos días de cierre”, les decía Guigon.
Entre los primeros visitantes el galerista Joan Gaspar. “Estuve en la apertura del museo en 1963, tenía 21 años. Para mí es una reinauguración. He recordado la cantidad de gente que hubo entonces”, explicaba algo emocionado. Mientras, Elvira, que llevaba otros ocho años sin venir aseguraba que poder hacerlo, casi en soledad, “era un gozo enorme”. El Picasso reabre con nuevos horarios: de 11 a 9 de la tarde, seis días a la semana. Hasta finales de junio la entrada cuesta solo 7 euros. Al final de la primera jornada fueron 180 los visitantes.
Una vez dentro de las salas se ha establecido un recorrido unidireccional y es continua la presencia de vigilantes que te invitan a seguir por el recorrido. “This way, this way”, (Por aquí, por aquí) decía uno de ellos a los primeros visitantes, hasta que alguien le recordó que todos eran de Barcelona. “Es la costumbre”, respondió sonrojado. Es alguna de las frases de la jornada. Otra es “Somos de aquí, ¿hay descuento?” que preguntaba uno de los primeros visitantes en la taquilla. Y es que el 90% de los visitantes que acuden a ver las obras que Picasso donó a Barcelona en 1970 son turistas de fuera de la ciudad. “No hay otro remedio que el ayuntamiento aborde la situación. Este museo que es una fundación municipal. El propietario de los palacios y de las obras es el Ayuntamiento. Tenemos reuniones de crisis cada semana. Tenemos 10 millones de presupuesto anualmente y una buena economía... Veremos a ver cómo va el verano. Estamos haciendo cálculos de las pérdidas de ingresos, pero también buscando patrocinadores”, explicaba Guigon sin perder su sonrisa, remarcando: “tenemos que conseguir que los barceloneses sientan que este museo es suyo porque Picasso lo dio por su amor a esta ciudad”.
En este sentido puntualiza. “Del millón de visitantes, 70.000 son de Barcelona, muchos más que en otros museos de la ciudad”. Hace unos días el responsable de la cultura de Barcelona, Joan Subirats explicó que se trabaja para que museos como el Picasso y la Fundación Miró que se verán muy afectados por la pérdida de visitantes extranjeros y por lo tanto de ingresos, puedan beneficiarse “del fondo covid” dentro del llamado Pacto de Barcelona.
El coronavirus ha pospuesto hasta 2021 la exposición sobre Picasso y la joyería, pero si se podrán ver otras dos: a comienzos de julio, Jamais, centrada en un objeto surrealista creado por Óscar Domínguez que acabó en manos de Picasso y que se creía perdido, pero, que el pintor conservó siempre y que ahora la hija de Jacqueline ha cedido para la muestra. “Es una exposición fácil que tendrá mucha repercusión a mediática”, explica Guigon. El 18 de diciembre se conmemorará los 50 años de la donación de las obras por Picasso. “Ese día habrá una gran fiesta y se inaugurará una exposición con 19 de los 175 carnés de dibujo que se conocen de Picasso con muchas de las obras, de Velázquez y Goya que los inspiraron del Prado y de la Real Academia de San Fernando”.
Picasso desde 1904 no volvió a vivir en Barcelona, más allá de una temporada en 1917, pero siguió pintando terrados y lo que veía de su ventana: en París, con obras como Tejados azules, en Saint Raphaël, con la serie de bodegones sobre veladores, de nuevo en el París ocupado y ya cuando se instaló en el mediodía francés, cuando pintó la serie de los pichones y paisajes de 1957 que también se conservan en el Museo Picasso de Barcelona.
Sin ‘Día D’ de los museos
Después de más de 90 días cerrados, reabrieron ayer sus puertas, además del Museo Picasso, los centros de Barcelona que todavía no lo había hecho: el CCCB, la Fundación Miró, la Tàpies, el Museo Arqueológico y la Fundación Vila Casas, después de que ya lo hicieran CaixaForum, el Macba y el MNAC y la mayoría de los museos municipales en días anteriores. Por lo que no ha podido haber un ‘Día D’ de los museos en Barcelona, perdiendo la oportunidad de mostrar una imagen de unidad. Eso sí, todos abrieron adaptados a la nueva normalidad y confiando en que los visitantes locales suplan la ausencia de turistas de los próximos meses
La Fundación Miró, que también está entre los beneficiarios del ‘fondo covid’ que prepara el Ayuntamiento que le permita minimizar los 1,3 millones de pérdidas de estos meses, reabrió también ayer, en principio solo los viernes, sábados y domingos. Lo hace incidiendo en su entorno y la relación entre Miró y la Tierra. El próximo jueves inaugurará la exposición dedicada a Nalini Malani, que se prorrogará hasta el 29 de noviembre como la de Antoni Llena y los dibujos de Miró. Ayer la visitaron 105 personas.
También reabrió el CCCB, con la exposición Gameplay adaptada (hasta el 30 de agosto), sustituyendo los 29 puntos de juego por nuevos contenidos audiovisuales, recibiendo 126 personas; mientras que la Fundación Tàpies, que ha abierto solo parte de sus instalaciones ha prorrogado también las muestras que tuvieron que cerrar en marzo Antoni Tàpies. El ácido es mi cuchillo, una selección de grabados y de libros de bibliófilo realizados por el pintor entre 1988 y 1990. El día 19 abrirá por completo y entonces también se podrá ver la muestra dedicada a Tàpies y el teatro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.