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Cascada de denuncias en dos centros de mayores de Barcelona

Los centros sociosanitarios concertados Hestia suman 31 quejas al Síndic por desatención a pacientes y Salud ha llevado ocho casos a la Fiscalía

Alicia Almunia, residente en Hestia Gràcia, y su marido Lluís. Los familiares la llevaron al Hospital de Barcelona por la poca asistencia que recibía.
Alicia Almunia, residente en Hestia Gràcia, y su marido Lluís. Los familiares la llevaron al Hospital de Barcelona por la poca asistencia que recibía.massimiliano minocri
Clara Blanchar

La lista de testimonios de familiares de pacientes que relatan desatención y falta de medios humanos e información en el centro sociosanitario concertado Hestia Palau de Barcelona crece. Las quejas, y denuncias de familias cuyos mayores han fallecido sin ser avisados y poderse despedir de ellos, se extienden a otro centro del grupo, el Hestia Gràcia. El Síndic de Greuges acumula 31 solicitudes de intervención en el Hestia Palau, el centro del que han recibido “más quejas, con diferencia” durante la crisis del coronavirus.

La empresa asegura que el trato ha sido correcto y no comenta las situaciones que explican los familiares: mayores deshidratados, mal alimentados y mal atendidos, errores en la medicación o imposibilidad de hablar con ellos. Sobre las cifras de infectados por el virus o fallecidos en esos centros, Hestia remite a la Consejería de Salud. En el departamento indican que abrieron dos expedientes por deficiencias en la atención y falta de información a los familiares, y estudian otros seis casos. Los ocho fueron enviados a la Fiscalía.

Mientras, Salud no facilita datos sobre cuántos pacientes han derivado de hospitales a estos dos centros, quejas recibidas, casos de covid-19 reportados por Hestia o pacientes fallecidos desde marzo. Fuentes del departamento aseguran que no lo harán “hasta que termine la investigación” y tampoco responden por qué siguen derivado enfermos a Hestia a pesar de los expedientes. En el Hospital de Sant Pau, principal origen de derivaciones, un portavoz tampoco facilita cifras y deriva a Salud.

El Síndic, en su informe Salud y Derechos en la crisis de la covid-19, señala que el “hermetismo, el silencio, la opacidad y la falta de información de los centros residenciales y de la Administración, ha sido el denominador común de las quejas recibidas”. Los centros sociosanitarios (hay 12 en Barcelona, públicos y concertados) son una mezcla de residencia y hospital que atienden a personas con convalecencias largas que necesitan cuidados o rehabilitación. Los dos centros Hestia cuentan con 450 camas (Palau) y 150 (Gràcia).

La quincena de casos recogidos por EL PAÍS repiten el mismo relato: persona mayor derivada de Sant Pau, falta de información, imposibilidad de visitarla por las restricciones, varios interlocutores (no siempre el médico) que les dicen que el enfermo está bien, sensación de falta personal y, de forma precipitada, aviso de que ha empeorado o muerto.

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La familia de Alicia Almunia (87 años) se llevó a su madre, derivada al Hestia Gràcia tras sufrir un ictus a finales de abril. “Después de 10 días sin verla, su imagen me recordó al Holocausto: no respondía a estímulos, estaba abandonada, tenía infección de orina, deshidratación y anemia”, explica Esther López, su hija. Esa misma noche la llamaron avisando de que tenía fiebre, ingresó en Sant Pau y dos días después volvió al Hestia. “Al acudir, un sanitario reconoció que no daban abasto, que no la estaban hidratando ni alimentando”, prosigue. Asustada, la familia consiguió trasladarla a un hospital de su mutua. Dos semanas después, ya en casa, la familia cree que hubiera muerto de no haber intervenido.

El padre de Salvador Bergoñón estuvo 45 días ingresado en el Hestia Palau, derivado de Sant Pau y “salió peor de lo que entró: sin caminar, no le habían puesto la dentadura, le dejaban en la cama, el trato era denigrante”. Le dieron el alta, volvió a casa, recayó, ingresó en Sant Pau y de vuelta al Hestia, esta vez el de Gràcia. Con el estado de alarma dejaron de poder visitarle y la situación se complicó: llamaban cada día, les respondían diferentes voces, hasta que un sábado les dijeron “que había entrado en el proceso”, un día después “que estaba bien” y, cinco horas más tarde, otra voz les comunicó la muerte.

“Falta de manos”

No se pudieron despedir. Bergoñón apunta a la “falta de manos”, y censura a la dirección de Hestia y a Sant Pau “por trasladar pacientes pese a las quejas”. Asegura, además, que un médico le explicó que su padre tenía fiebre y le dieron antitérmicos y también morfina. Preguntados por este y otros tres casos concretos, la empresa declina valorarlos por “protección de datos”.

Jorge Navarro, cuyo padre falleció en el Hestia Palau nueve días después de ingresar, habla de “mala praxis asistencial”. “No se entiende que ante tantas evidencias de asistencia nefasta la Administración no haya tomado medidas”, dice y relata, como otras familias, la desaparición del móvil de su padre, “lo único con lo que se podía comunicar”.

Un portavoz de Hestia responde por escrito admitiendo que la crisis “ha supuesto una presión adicional en los centros y el personal”. Pero asegura: “Hemos contado con los recursos humanos y materiales necesarios para garantizar el bienestar físico y la salud de nuestros pacientes”.

Quejas también en un centro de Madrid

A mediados de abril, en el pico de la pandemia, las familias de pacientes ingresados en el Hestia Palau de Barcelona se agruparon para tener una estrategia conjunta de denuncias y quejas. Una treintena han presentado escritos al Síndic de Greuges, y en el frente judicial siguen dos estrategias: unos presentarán denuncias civiles y otros recaban información para acudir a la Fiscalía.

En Madrid, en el sociosanitario de Hestia hay otra docena de familias agrupadas. En algunos casos, como el de Sara Fernández, lamentan la “desatención” a pacientes como su abuela (que ya está en casa) y se plantean denunciarlo. En otros casos, como el de José Montesino, no es el trato lo que denuncian, sino que el Hospital Ramón y Cajal derivara enfermos con el virus al centro Hestia.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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