“Esta pandemia debe provocar el hundimiento moral de los que erosionaron la sanidad pública”
El doctor Josep Maria Puig, secretario general de Metges de Catalunya, denuncia el impacto de los recortes sanitarios en la crisis del coronavirus
Desde la retaguardia, el doctor Josep Maria Puig (Barcelona, 1954) vigila y analiza el frente de batalla en la guerra contra el coronavirus. La edad lo ha retirado de la primera línea. “Por suerte o por desgracia, estoy dentro de la facción de población de riesgo”, bromea. El médico, especialista en nefrología y secretario general del sindicato Metges de Catalunya, mantiene bajo lupa a sus pacientes renales gracias a las consultas telefónicas y las videollamadas.
Puig no tiene miedo al coronavirus. Si eso, a las secuelas de la postpandemia y a los gestores que han de encargarse de salir de esta. Las unidades de cuidados intensivos han triplicado sus plazas, hay hospitales de campaña a los pies de grandes centros sanitarios y se han rescatado médicos jubilados y residentes sin plaza para cubrir las miles de bajas profesionales por contagio. Más de 20.000 positivos y unos 2.000 muertos radiografían la huella de la Covid-19 en Cataluña. Y aunque el pico epidémico parece estar tocando techo, la amenaza del colapso del sistema sanitario sigue en pie.
Pregunta. ¿El sistema podía estar preparado para esto?
Respuesta. No. Nadie en sus cabales podría prever una cosa de esta magnitud tan aterradora. Y si alguien lo hubiese previsto, es imposible tener un sistema preparado para el peor de los escenarios. Pero una cosa es no tener un sistema supradimensionado por si acaso, y otra cosa es tener un sistema que ya funciona al 100% en una situación normal y en cuanto llega una epidemia de gripe, lo desestabiliza. Algo que se está aguantando en equilibrio precario, cuando sopla el viento, se cae. Nosotros tenemos ocho camas de UCI por 100.000 habitantes en Cataluña. Alemania tiene 29. La crisis sanitaria ha puesto sobre la mesa el daño que han hecho los recortes sobre el sistema público en los últimos 10 años.
P. ¿Lo veían venir?
R. Nos sentimos los Pepito Grillo del sistema. Durante la última década, hemos señalado el riesgo de colapso del sistema en atención primaria y hospitales. Los dirigentes políticos nos han oído pero no nos han escuchado. Nos han tolerado pero nos han ninguneado sin contemplaciones.
P. ¿Ellos no quisieron verlo venir?
R. En el caso catalán han sido especialmente duras las políticas neoliberales. Si vemos cómo han recortado en sanidad, es escandaloso. Es una bofetada, un desprecio a la sanidad pública. Nos faltan camas de hospital, han cerrado más de 1.000. Nos faltan camas de UCI, respiradores, mascarillas, batas, guantes y, sobre todo, personal.
Sabiendo como sabían lo escaso que era el profesional sanitario, nos han puesto a los pies de los caballos, abatidos, inseguros. Nos han dejado sin defensas efectivas contra el contagio del virus. Los recortes han dejado hospitales sin tecnología, sin estructura suficiente, sin la formación necesaria para afrontar esto. Se han llenado la boca llamando joya de la corona a la sanidad pública pero esta joya se ha convertido en una pieza de bisutería brillante. La han vaciado de contenido.
P. ¿Cómo se ha gestionado esta crisis sanitaria?
Nos han dejado sin defensas efectivas contra el contagio del virus”Josep Maria Puig
R. Una situación de esta magnitud coge por sorpresa a todo el mundo y nadie está suficientemente preparado. Pero se da una situación contradictoria y poco tranquilizante: aquellos que nos han llevado a la delgadez y precariedad del sistema sanitario, son los que nos han de sacar de este problema. Que Dios nos coja confesados.
A pesar de las advertencias de Italia, no ha servido para nada. Se han quedado paralizados a la hora de buscar el material suficiente para proteger, al menos, a los sanitarios. Hemos empezado a decidir quién vive y quién muere, pero no por falta de posibilidades técnicas y conocimientos, sino por falta de medios e infraestructuras.
P. ¿Ha faltado organización desde el puente de mando?
R. No se ha conseguido tener el mínimo consenso. Hay autonomías con menos afectados y otras que tenemos muchos más. Ahí lo lógico sería haber montado una coordinación suficiente para que profesionales de unas zonas acudan a ayudar a los de otro sitio. Se podría haber dibujado un flujo bidireccional de sanitarios o pacientes. Pero cada autonomía hace su guerra en función de cómo tiene su campo de batalla.
P. ¿Toca rendir cuentas o pasar página?
R. Esta pandemia tendría que provocar el hundimiento moral y social de los responsables de la erosión de la sanidad pública. Es gente que debería estar inhabilitada para ejercer cargos públicos porque han demostrado que no tienen ni idea y han dejado un sistema de salud pública a los pies de los caballos. Estoy señalando a todos aquellos que empezaron a erosionar el estado del bienestar a raíz de la crisis de 2010.
"Han puesto a los sanitarios a los pies de los caballosJosep Maria Puig
P. ¿Cómo saldrá de esta el sistema sanitario?
R. Confío en que salga reforzado y, ante la evidencia de la insuficiencia de medios tanto personales como estructurales, la reacción de los políticos fuera poner la cantidad de dinero que pone Europa. Europa pone el 7,5% PIB, España está en el 5,9% y Cataluña tiene el 3,9%. Tenemos un margen de maniobra extraordinario para mejorar.
P. ¿Esta crisis sanitaria será el fin de un ciclo?
R. Probablemente. Puede que la gente aprenda a vivir con miedo y a poder ser confinado. Lo que me da miedo son los planes para que hayan app en la postpandemia para saber si estás infectado. Esto se parece mucho al 1984 de Orwell o al Gran Hermano. Tengo miedo de que se aproveche esto para tener más control sobre la gente.
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