Sevilla se suma a Málaga en las movilizaciones por la vivienda y contra el turismo masivo
Ambas capitales albergarán el próximo sábado manifestaciones para reivindicar el derecho a una casa digna frente a la especulación y el alza de precios que provocan los pisos turísticos
Sevilla se suma a las movilizaciones por la vivienda y contra la turistificación que otras ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Málaga ya han impulsado. Precisamente el medio centenar de organizaciones convocantes bajo el paraguas de la plataforma Sevilla para Vivir, han decidido hacer coincidir su primera gran manifestación con la que también se ha convocado en la capital malagueña el próximo sábado 9 de noviembre. En el caso de la capital malagueña, será su segunda gran concentración en repulsa por los efectos del turismo masivo en el derecho al acceso a una vivienda digna.
“Queríamos poner el foco no solo en cómo la vivienda turística está provocando un incremento de los precios del alquiler y expulsando a los vecinos, sino también plantear procesos de recuperación de esa vivienda que está desapareciendo, para que vuelvan a ponerse a disposición de las personas que realmente las necesitan”, explica Manu Fernández, miembro de la Asociación Vecinal La Revuelta, una de las promotoras de la plataforma que se constituyó el pasado 14 de octubre. Sin embargo, la progresiva incorporación de vecinos y otras organizaciones ha provocado que en las asambleas que han ido celebrando estas semanas, la última este mismo martes, se hayan ampliado las peticiones. “Además de llamar la atención sobre la especulación de la vivienda y la mercantilización del suelo urbano, también incorporaremos al manifiesto la necesidad de que se aplique en Andalucía la ley de vivienda estatal para que se declaren zonas tensionadas y se ponga freno al alquiler, que se construya vivienda social y se refuercen las garantías legales de los desahucios sin alternativa habitacional, que se incrementen los espacios verdes y que se persigan a las inmobiliarias y a las viviendas turísticas ilegales”, añade Nerea de Tena, integrante de la Asociación Vecinal de Macarena Haciendo Barrio.
La plataforma se constituyó pocos días antes de que el Ayuntamiento de Sevilla limitara los pisos turísticos hasta un máximo del 10% de las viviendas disponibles en los barrios. Esta medida implica la prohibición de autorizar nuevas casas de este tipo en 11 zonas del casco histórico y en Triana; controlarlo en otras tres áreas del centro; y dar vía libre en los 94 distritos restantes hasta un máximo de 32.400 (es decir, autorizar 22.705). En la actualidad, Sevilla cuenta con 9.748 alojamientos de este tipo, con capacidad para 47.355 plazas y, de acuerdo con el último informe del Banco de España sobre el mercado del alquiler de vivienda, en el centro histórico, el número de viviendas turísticas es 1,5 veces superior al de las de alquiler residencial.
Tenemos motivos para luchar 💪
— Sevilla para vivir (@SVQparavivir) November 6, 2024
📅 Recuerda: este sábado 9N, a las 12h desde San Telmo hasta las Setas.
🏠 La vivienda es un derecho, no un negocio 💸 pic.twitter.com/pHoxRMUBQ1
“No estamos en absoluto de acuerdo con la ordenanza, porque se ha puesto el baremo del 10% como se podría haber puesto otro”, indica De Tena, que recuerda que una de sus reivindicaciones es que se paralicen todas las licencias. “El problema de los pisos turísticos no es solo del centro, el encarecimiento de los alquileres se extiende a los periféricos, que además no se benefician de los efectos del turismo, y la especulación también se extiende”, añade Fernández. Lo sabe bien Rocío Roldán, de 71 años, vecina de la calle San Luis, en el centro histórico. “Muchos de mis vecinos han optado por poner sus pisos para los turistas. Primero porque sus hijos están trabajando fuera y después porque el mismo turismo nos complica mucho el día a día y han optado por mudarse a las afueras. Y la verdad es que es una tentación, porque yo no paro de encontrarme en mi buzón anuncios que ofrecen comprar mi piso al instante”, explica.
La persistente llegada de turistas a la capital andaluza está condicionando la mayoría de las decisiones políticas del gobierno local del PP. Ha ocurrido con la ordenanza de veladores, que pretende frenar la invasión de terrazas que convierte el paseo por el centro en una carrera de obstáculos, o la decisión de cortar el agua a los pisos turísticos ilegales. Desde Sevilla para Vivir reclaman la necesidad de que las administraciones se replanteen qué modelo turístico debe tener la ciudad. “El Ayuntamiento reconoce que hay problemas, pero a la vez se plantean campañas para promocionar la ciudad y la llegada de más vuelos low cost”, advierte Fernández. “El turismo está modificando nuestro modo de vivir, de acceder a los servicios públicos y los ciudadanos también tenemos derecho a disfrutar de la ciudad”, añade De Tena.
Pisos asequibles y respeto a los barrios
En Málaga la vivienda lleva tiempo siendo el principal tema de conversación de sus vecinos, que son los que están tomando el protagonismo en las últimas asambleas organizadas por la plataforma Málaga para Vivir, como Luis, de 70 años y Lidia, de 63, que viven en la barriada de El Palo, al este de Málaga. Son matrimonio y en su juventud, con mucho esfuerzo, lograron comprar una vivienda. Es justo lo que les gustaría que hicieran sus hijos, pero saben que para ellos la operación es prácticamente imposible. “Los alquileres están por las nubes y adquirir una es aún más complicado. Ahora todos los pisos se dedican a alojamientos turísticos”, señalaban este jueves mientras esperaban al inicio de una asamblea vecinal. La reunión fue organizada por la plataforma Málaga para Vivir, que eligió como ubicación una plaza situada justo frente a donde está prevista la construcción de un bloque con 37 apartamentos turísticos. Fue el cuarto encuentro celebrado en distintas zonas de la capital malagueña con el objetivo de crear tejido social. También llamar a la participación de la manifestación que este sábado han convocado bajo el lema Si nos echan de los barrios, paramos la ciudad. La marcha llega apenas cuatro meses después de la que congregó a más de 15.000 personas en junio.
Carlos Aceituno, uno de los miembros de Málaga para Vivir, explica que la protesta se sostiene en tres pilares: el acceso a la vivienda, el trabajo precario y la destrucción del territorio. “Reivindicamos pisos asequibles, empleo digno y respeto a los barrios. El modelo turístico nos está expulsando de la ciudad y la está convirtiendo en un lugar invivible”, explica. Aclara que no tiene nada contra los turistas. “El foco no está en las personas. Está en el modelo que explota la ciudad y no respeta a los que vivimos aquí”, insiste. Las estadísticas de la Diputación Provincial reflejan que la capital malagueña cuenta con 13.089 viviendas con fines turísticos, que acumulan más de 68.000 plazas de alojamiento, aunque alrededor de un millar están pendientes de recibir licencia.
“Una ciudad no es una fábrica. No estamos para trabajar para los caseros y los turistas”, afirmaba Roberto en la última asamblea, megáfono en mano. “A nosotros nos quieren echar del piso, al que uno de mis hijos dedica su sueldo entero para pagar el alquiler. Esto es un problema que nos afecta a todos”, decía Rosa. “La situación de la ciudad actual, de colapso turístico y rentismo carroñero, no es un fenómeno meteorológico, no surge por generación espontánea, es el resultado de un modelo de ciudad planificado para explotar y, a la vez, expulsar a su vecindad”, resume el Manifiesto por la vecindad impulsado por la plataforma.
El Ayuntamiento de Málaga también ha empezado a mover ficha. Hace unos días se aprobó prohibir los pisos turísticos en hasta 43 barrios de la capital. Son los que superan el 8% de viviendas turísticas frente al total registradas, según un estudio encargado por el consistorio, que recoge que hay zonas donde hasta el 53,7 de los pisos existentes están dedicados a alojar turistas. Y destaca las consecuencias de esta saturación: expulsión de los vecinos, peor calidad de vida de quienes se pueden quedar o aumento de precios de alquiler y compra. Son, justo, parte de las reivindicaciones recogidas por el Sindicato de Inquilinas de Málaga desde hace años.
El tercer paso impulsado por el alcalde, Francisco de la Torre (PP), acaba de arrancar sin consecuencias claras. Hace unos días solicitó al Área de Urbanismo que buscase un marco jurídico que permita vetar por completo la apertura de nuevas viviendas turísticas en toda la ciudad, incluso más allá de las zonas saturadas. A cambio, el regidor aseguró que los hoteles tendrán “alfombra roja” para que la capital disponga de las plazas que necesita para atender al turismo. Sus palabras han sentado muy mal en la patronal. El presidente de la Asociación de Profesionales de Viviendas y Apartamentos Turísticos de Andalucía, asegura que el sector sufre “un ataque constante”. “Las medidas municipales culpabilizan a los que, legítimamente, estamos alquilando nuestras viviendas para estancias cortas”, añade mientras opina que las iniciativas municipales no servirán para reducir los alquileres.
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