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Un nanosatélite andaluz para proteger la biodiversidad en el campo

El proyecto ‘Smartfood’ aplica el internet de las cosas con un despliegue de sensores digitales para mejorar los servicios ecosistémicos agrícolas en plena lucha por el cambio climático

Smartfood
Prototipo del nanosatélite que Open Cosmos lanzará en octubre para monitorizar el campo andaluz. OPEN COSMOS
Eva Saiz

Por tierra, mar, aire y hasta desde el espacio. Los campos andaluces estarán controlados para monitorizar y cuantificar el impacto de la actividad agrícola, ganadera y pesquera en la biodiversidad de la comunidad, en plena lucha contra el cambio climático. El proyecto Smartfood pretende, a través del análisis datos tomados a partir de sensores digitales, estaciones meteorológicas, globos estratosféricos, drones y un nanosatélite propio, buscar soluciones para mejorar los servicios ecosistémicos —que tienen en cuenta el entorno― ligados a la agricultura.

“Esta iniciativa va a permitir una agricultura de precisión para mejorar la eficiencia en el uso de los recursos, el hídrico que es escaso, por supuesto, pero también en cuando a empleo de fertilizantes, el control de plagas, las emisiones de gases de efecto invernadero… Va a permitir cuantificar los servicios de las explotaciones agrarias para mejorar los servicios ecosistémicos de la agricultura”, explica José Emilio Guerrero, coordinador el equipo de científicos de la Universidad de Córdoba (UCO), que junto con la de Málaga interviene en el proyecto, impulsado por la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca, a través de la Agencia de Gestión Agraria y Pesquera de Andalucía (AGAPA). “Gracias a esta nueva tecnología será posible contar con información de utilidad para, entre otras cuestiones, hacer que la Política Agraria Común (PAC) sea más posibilista e incidir en la digitalización del campo andaluz”, señaló la consejera Carmen Crespo, durante la presentación del proyecto, financiado con el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) con cinco millones de euros y en el que el consorcio europeo LifeWatch ERIC —que participa en otros seis proyectos financiados con esas partidas europeas― ha generado la infraestructura para poder compartir los datos de manera pública.

Los 50 investigadores implicados en el proyecto —especialistas en suelos, plagas y enfermedades, agua y riego, producción vegetal y animal, sensórica remota, satélites o física aplicada, entre otros― se dedican a integrar la información que reciben de sensores en la tierra, drones, globos estratosféricos, estaciones meteorológicas o la red europea de satélites Sentinel, a la que en octubre se incorporará el nanosatélite creado específicamente para Smartfood y que será lanzado por la plataforma Space X en octubre. Esos datos luego se replican en la finca que la UCO tiene en El Rabanal lo que permite, cambiando variables, determinar la reacción de determinados cultivos a la sequía, la contaminación…

“Lo que hacemos es aplicar el Internet de las cosas y con los datos que obtenemos de sensores hacemos simulaciones y adecuamos las actuaciones en el sistema real en los datos que nos proporciona el sistema virtual. El gemelo digital nos permite simular lo que puede pasar en situaciones distintas, por ejemplo, en tres meses de sequía”, explica Guerrero. Todos esos mecanismos de toma de datos por tierra, mar y aire se han incorporado a distintas fincas representativas de las ocho provincias andaluzas: frutos rojos en Huelva; olivar en Jaén; cultivo tropical en Málaga; cítricos en Sevilla; invernaderos en Almería… “El despliegue de sensores se hace en consonancia con el tipo de cultivo y se define la estrategia de datos que queremos obtener”, indica el investigador.

La información obtenida es pública y pueden hacer uso de ella tanto los particulares como las Administraciones para objetivar sus políticas agrarias, sus planes de ayudas… “Esto va a permitir que el sector se apoye en los datos para defender su actividad”, señala José Carlos Álvarez, gerente de AGAPA. “Es muy importante que exista información pública que pueda ayudar en la toma de decisiones, que se pueda iniciar una actividad agrícola nueva, sabiendo que el terreno tiene las condiciones de humedad, climatológicas, de viento necesarias o que el aprovechamiento hídrico sea el óptimo”, abunda.

Agricultura 5.0

En esa digitalización del campo, la ganadería y la pesca andaluza todos los datos son importantes. Gracias al desarrollo tecnológico impulsado por los investigadores se ha construido una máquina de riego inteligente que permite avanzar en la agricultura de precisión; las imágenes y sensores de los globos estratosféricos, que han llegado a alcanzar una altura de 22.000 metros, han conseguido recoger información sobre la concentración de los gases de efecto invernadero a distintas alturas o el cambio de paisaje…

Pero lo más llamativo es el lanzamiento del nanosatélite o cubesat, de seis cubos de 10x10 centímetros con cámaras de alta precisión que van a dar resolución en tierra de casi cinco metros. “Esto es de enorme importancia para valorar los servicios ecosistémicos de la agricultura, los cambios de cultivo, el estrés hídrico, el impacto de las plagas, las enfermedades del riego…” El satélite orbitará a 540 kilómetros de altitud y tiene capacidad para orientar la cámara para recoger especialmente información de Andalucía. No obstante, la implicación de LifeWatch ERIC, dará una dimensión internacional al proyecto, permitiendo intercambiar datos con otros satélites.

El diseño, construcción y puesta en órbita de este satélite corre a cargo de la empresa de origen gaditano y sede en Londres Open Cosmos. “El principal elemento innovador es que además de imágenes, puede captar a la vez datos del internet de las cosas obtenidos por los sensores terrestres y volcarlos todos en una misma plataforma”, explica Rafael Jordá, CEO de la fabricante. “Esto nos permite, a la vez que monitorizamos Doñana y captamos el nivel de humedad, las características de la biodiversidad o el índice de deforestación, recabar información de las aves migratorias que llegan más frecuentemente”, pone como ejemplo.

Las aplicaciones de este satélite —en las que han trabajado en estrecho contacto con la UCO― pueden adecuarse en función de las necesidades de manera remota. “Podemos adaptar su uso, el software o los algoritmos a otras exigencias como la observación de la degradación de la costa, los incendios…”, indica Jordá. El satélite ya ha finalizado la fase de diseño y ahora se está abordando la de fabricación y lanzamiento, que está prevista para la segunda mitad del año. “Los datos que se obtengan serán de un alto valor añadido para Andalucía”, añade.

El futuro de la industria agroalimentaria, uno de los motores de la economía andaluza, que representa el 6% de su PIB, pasa por su digitalización para garantizar su eficiencia, máxime cuando los cultivos se asientan en una de las regiones de Europa más afectadas por la sequía extrema. Proyectos como Smartfood contribuyen a apuntalar uno de los retos para la subsistencia del sector y de los servicios ecosistémicos de los que se nutre y a los que, teóricamente, favorece. “Así, podremos incidir en la toma de decisiones de Europa y adaptarlas a la realidad actual”, indicó la consejera. “Se trata de un elemento innovador”, hace hincapié Álvarez. “La generación de datos que obtengamos será brutal y cómo se explotan posicionará a Andalucía en el futuro. El que tiene la información suele acertar en la toma de decisiones”, concluye.

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.

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