La decana universitaria de Valladolid amenazada por permitir una charla antifascista: “Esto va de democracia o totalitarismo”
La policía identificó a una docena de personas que intentaron reventar el acto en la Facultad de Filosofía y Letras. Dunia Etura alerta de que los fascistas “llevan tiempo intentando infiltrarse en la universidad”


La decana de Filosofía y Letras (FyL) de la Universidad de Valladolid, Dunia Etura, se ha dirigido en una carta a su alumnado, “preocupada pero sin miedo”, para explicarles por qué hubo policía el martes 16 por la tarde en la facultad. Agentes uniformados y de paisano se desplegaron tras las amenazas recibidas por Etura al consentir “un acto en el que reflexionar y debatir sobre por qué no debemos normalizar el fascismo en la universidad”. Los policías identificaron a más de una docena de personas que “pretendían acceder con la clara intención de impedirlo”. La decana ha reivindicado a la entidad como garante de “la libertad de expresión, de reunión y de pensamiento” porque “esto va de democracia o de totalitarismo” y ha insistido en el “deber” de proteger la independencia más allá de religiones o ideologías: “Aunque pueda parecer que no nos va mucho en ello, en realidad nos va todo. Os pido que defendáis conmigo nuestra autonomía y nuestra libertad”.
La alto cargo explica en su despacho que el colectivo Alternativa Universitaria le pidió una sala para dar una charla contra las recientes incursiones falangistas en facultades vallisoletanas, con carteles rememorando al colectivo fascista Auxilio Social y logos del yugo y las flechas. “Antifascismo ayer y hoy: por qué no normalizar a Falange en FyL” se titulaba el encuentro. Ella facilitó el aula y desde entonces llegaron las presiones, con llamadas anónimas, contactos de abogados y escritos en la secretaría de la facultad acusándola de “delitos de odio”, algo que aún la escama, y advertencias de “iremos todas las veces que haga falta”.
“Una asociación de estudiantes solicitó un espacio para reflexionar y debatir sobre por qué no debemos normalizar el fascismo en la universidad. Un acto académico y cívico, solicitado conforme a los cauces establecidos y plenamente legítimo”, describe el comunicado. Ella se mantuvo firme en la autonomía de la institución y en la “libertad de expresión, de reunión y de pensamiento de su comunidad”: “Son derechos conquistados y consagrados en nuestra Constitución y no dependen del contenido ideológico de quien los ejerce, sino de su carácter democrático y pacífico”.
Etura informó de las amenazas a la Subdelegación del Gobierno y obtuvo la presencia policial: “No venían a debatir ni a dialogar; venían a impedir”. “Llevan tiempo intentando infiltrarse en la universidad”, asegura Etura, y detalla que una hora antes del evento había tres personas poniendo pegatinas fascistas en las paredes y hasta “12 o 15, individuos vestidos de negro, fuera de la facultad”, que fueron identificados. “Seis venían desde Madrid”, apunta, y comenta que Alternativa Universitaria ha sufrido varios ataques y presiones en los últimos meses, dentro y fuera de la facultad.
“Esto puede parecer una anécdota puntual, pero no lo es. Se intenta hacer creer que estamos ante un conflicto ideológico. No lo estamos. Esto no va de izquierda, derecha o centro. Esto va de democracia o de totalitarismo; de libertad o de opresión”, esgrime la doctora en Periodismo, apelando a la universidad pública como “espacio plural de conocimiento, reflexión y debate” donde caben todas y todos, sean “conservadores o progresistas, liberales o comunistas”, crean “en Jesús, en Yahvé, en Mahoma” o no recen a nadie.

Etura apela a un “mínimo” innegociable, “el respeto a la dignidad y a la libertad”, y animó al alumnado a ejercer el “deber”, aparte del “derecho”, a proteger esa independencia, incluso de quienes piensan o creen distinto a ellos. La decana se dice “preocupada” pero añade que no tiene miedo. “No me someteré a coacciones y defenderé la libertad, la dignidad y la autonomía de nuestra facultad. Aunque pueda parecer que no nos va mucho en ello, en realidad nos va todo. Os pido que defendáis conmigo nuestra autonomía y nuestra libertad: la libertad de pensar, de expresarnos y de vivir como cada cual decida, siempre desde el respeto a los demás. Nuestra sociedad y la universidad pública solo pueden existir así”, concluye la carta.
La también académica desgrana que reflexionó sobre cómo proceder y decidió enviar el texto a su comunidad porque quiere que se definan: “Hacen falta más actitudes evidentes para rechazar los intentos totalitarios, somos más pero se nos ve menos”. La mujer insiste en respetar las ideologías diferentes pero condenar a quienes exigen “prohibir” y “quieren quitar la libertad y la dignidad”: “Luego nos dirán qué dar en clase o no, cuándo abrir o no, quién da clase o no. Esto ya lo hemos vivido en España”. “No podemos analizar a los fascistas en el mismo ámbito que a opciones políticas democráticas, la sociedad ha errado al normalizar a los totalitaristas”, prosigue, saludada y abrazada en su recorrido por el edificio.
Un grupo de estudiantes de Lenguas Modernas y de Historia del Arte charla junto al recibidor con una recién llegada de Erasmus, maleta y todo, asombrada cuando le comentan que el martes FyL se llenó de policías. Lucía González, de 22 años, exclama “¡Dos lecheras! Es muy heavy” antes de abundar en esos “cuatro frikis que intentan prohibir algo en la universidad y encima viniendo de Madrid”. Su amiga Leyre Lebeña, de 20, celebra la respuesta de la decana mientras Sara Aparicio, de 22, se enciende: “No tiene sentido, son fascistas, vienen a hacer ruido y a molestar, a llamarnos rojos, háztelo mirar y vete a tomar por culo, la gente no se quiere informar y se creen toda esa mierda”.
Unos estudiantes de Periodismo se detienen para atender a EL PAÍS aunque uno de ellos se va al conocer el medio. Los chicos resoplan al sacarles el tema y Hugo Otero, de 21 años, reconoce el asombro ante la presencia policial y cree que “cosas de esas han existido siempre, de un lado y de otro, está todo muy polarizado”, aunque reconoce que le sorprende que vengan de Madrid. “Dunia hizo lo correcto, supongo que al revés hubiera hecho lo mismo, pero el escrito se mete demasiado en política”, destaca, antes de salir por un vestíbulo coronado con un cartel con una frase de Desmond Tutu: “Si eres neutral en situaciones de injusticia has elegido el lado del opresor”.
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