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Cumbre en Vitoria para mejorar la calidad del sueño de los españoles: “Tenemos que ser mejores durmiendo”

Expertos se reúnen en la capital vasca para analizar si la sociedad está dispuesta a modificar sus horarios y mejorar el descanso

Cumbre del sueño en Vitoria

Carlos Egea viajaba en tren en dirección a Madrid. Estaba al teléfono, explicando a sus colaboradores cómo sería un congreso para concienciar sobre la importancia del descanso y su cuidado. Joseba Beristain escuchaba la conversación a su lado y no aguantó las ganas:

-He estado atento a lo que decías y me encanta la idea. ¿A qué te dedicas?

-Soy neumólogo, especializado en sueño.

-¡Qué interesante! Yo soy compositor de bandas sonoras.

-¿Y tú puedes hacer música relajante como si fuera una medicación para dormir?

-Sí, ¡claro!

Esta presentación fue el punto de partida de la colaboración de Beristain en la jornada Sueño y aprendizaje: por unos horarios escolares saludables que se ha celebrado este miércoles en Vitoria. Ha aportado el toque más creativo con una improvisación musical diseñada para inducir un sueño relajante. “La ciencia también es arte y la música puede ser un medicamento”, piensa Egea, que además es el presidente de la Federación Española de Sociedades de la Medicina del Sueño y jefe del servicio de Neumología y Unidad del Sueño del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). “Joseba es un farmacéutico de la música y realizará un tratamiento para este evento. Si receto medicamentos para el sueño, ¿por qué no puedo usar la música?”.

Más de 200 expertos han podido escuchar este “acto creativo” y han reflexionado sobre cómo familias, educadores, profesionales de la salud y responsables políticos pueden contribuir a promover hábitos de sueño saludables y a alinear los horarios escolares, laborales y familiares con los ritmos biológicos.

El desafío de cambiar los horarios

“Vivimos desfasados con el sol casi dos horas”, explica Egea. “Nos gusta cenar tarde y alargar las noches, pero es una costumbre cultural, no biológica. Si nos levantáramos con la luz, también terminaríamos antes la jornada y aprovecharíamos mejor el día”. Alude a lo que hace el resto de los animales: “Levantarse a las 6.30 o 7.00 con sol y acostarse cuando llega la oscuridad”.

Los participantes en el congreso se han preguntado si realmente la sociedad está dispuesta a realizar un cambio progresivo hacia lo que otros países europeos ya vienen realizando. “Hemos interiorizado esta forma de vida, pero científicamente sabemos que no es la mejor. Queremos trasladar ese conocimiento a la población y ver si está dispuesta a dar el paso”, adelanta Egea en declaraciones a EL PAÍS.

Los últimos estudios de la Sociedad Española de Neurología concluyen que el 48% de la población española no duerme las horas recomendadas. Por sectores de población, más de la mitad de los mayores de 65 años sufren desórdenes del sueño. En total cuatro millones de españoles padecen algún tipo de trastorno del sueño crónico y grave. Además, todos estos informes avisan de que dormir poco, a largo plazo, aumenta de forma muy significativa el riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes, la hipertensión o problemas de colesterol y triglicéridos.

La infancia, en el centro

El foco se ha puesto en los menores en edad escolar, ya que el 70% de los niños mayores de 11 años tampoco duerme el número adecuado de horas. “Hay que aprender a gestionar el tiempo desde jóvenes, porque marca cómo seremos de adultos”, subraya el pediatra Gonzalo Pin, especialista en sueño infantil. “La sociedad actualmente no es consciente de la importancia del sueño”, expresa.

De hecho, “los horarios a los que están sometidas las niñas, niños y adolescentes están pensados en las necesidades de las personas adultas, no en las diferentes etapas de la infancia y de la juventud”. El médico valenciano recuerda que “en esta fase tan importante de la vida”, las necesidades y ritmos de sueño van cambiando “y eso no lo tenemos en cuenta, no solo a nivel educativo, sino a ningún aspecto de la vida”.

Ambos expertos coinciden en que se trata de “un problema de salud pública”. No creen que la responsabilidad sea exclusivamente de las familias ya que estas siguen las inercias sociales. A la hora de actuar, Pin cree que el primer paso debe ser proporcionar “información y formación a las personas que nos dedicamos a la infancia y a la juventud, como podemos ser los sanitarios o los docentes. Después, vendrá el turno de los legisladores”.

A este respecto, piden una estrategia nacional que estructure la cultura para que “en este país seamos mejores durmiendo”. De la misma forma que se regula el tabaco o el uso de las pantallas, “se podría regular el descanso entre la juventud”. Desde que llegó la electricidad, “vivimos en un entorno artificial que altera nuestros ritmos”, advierte.

Para estos especialistas, el descanso debería tener la misma importancia que la alimentación o la actividad física. “Llevamos desde los años 70 dando vueltas con el mismo tema, pero sin pasar a la acción. Ha llegado el momento de introducir todo este conocimiento científico en diversos ámbitos de la sociedad”, clama Egea.

No se trata de hacerlo de manera punitiva. “Todo el mundo quiere vivir bien y durante muchos años, y dormir mejor es una parte esencial de eso”, añade. “Nos hemos unido un grupo muy ilusionado para escuchar a la sociedad y transmitir este mensaje. Somos nuestra pequeña flotilla del sueño”.

Si hubiera que dar un único consejo para dormir mejor esta misma noche, los expertos coinciden: aumentar el contraste entre el día y la noche. “El día es luz, actividad y alimentación ya que somos mamíferos diurnos y sociales. La noche, en cambio, es descanso y oscuridad. Por lo que, los especialistas aconsejamos empezar por un buen desayuno al alba y después cuidar los ritmos de alimentación. La actividad hay que dejarla para el primer tercio de la jornada”.

La música como aliada

Los seres humanos utilizan distintos rituales para conciliar el sueño desde hace siglos. “El ejemplo más claro es contar ovejas”, recuerda Egea. Un conocido texto del siglo XII ya recoge lo que venía haciendo un narrador para ayudar a su rey. Le narraba la historia de un campesino que había comprado mil ovejas y debía llevarlas a casa cruzando un río. Para que el relato durara más, el juglar iba contando las ovejas una por una. “Aunque no sea con este cuento, este tipo de rituales se repite desde que nacemos, ya sea con historias, canciones o, con personas más adultas, simplemente poniendo la radio antes de dormir”, explica el doctor.

Beristain ve paralelismos en la música. El compositor guipuzcoano, cuyo último trabajo se estrena estos días en el festival de Sitges —la banda sonora de Decorado (2025, Alberto Vázquez) —, recuerda un disco del británico Max Richter con ocho horas de duración y solo cuatro canciones. “Es una música que incita al sueño porque se repite constantemente”, al igual que ocurre con el cuento de las ovejas. En este sentido menciona algunos temas de su álbum el documental Kantauri (2025, Xabier Mina e Isaías Cruz), con ese mismo estilo onírico.

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