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El Congreso aparca unas horas su crispación y aprueba por unanimidad la ley ELA

Los grupos ensalzan el día histórico pero advierten de que habrá que agilizar los trámites y facilitar financiación para atender a los enfermos y sus familias 24 horas al día

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, saluda a Juan Ramón Amores, senador socialista y alcalde de La Roda (Albacete), enfermo de ELA.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, saluda a Juan Ramón Amores, senador socialista y alcalde de La Roda (Albacete), enfermo de ELA.Sergio Pérez (EFE)
Javier Casqueiro

El Congreso de los Diputados ha facilitado este jueves que haya salido adelante la ley ELA por unanimidad de los 344 diputados presentes, apenas unas horas después de vivir una de las jornadas más crispadas de esta ya de por sí compleja legislatura. En estos 11 meses de mandato solo dos leyes han recabado ese inédito nivel de consenso, hace apenas un mes prosperó así la polémica reforma legal ahora en disputa que podría beneficiar que los presos de ETA puedan convalidar las penas que cumplieron en otro país y este jueves la norma que pretende mejorar la calidad de vida de personas con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y otras enfermedades o procesos de alta complejidad y curso irreversible y de sus familiares. Este debate resultó un bálsamo en medio de esa mala imagen con tantos ataques e insultos y llamadas al orden de la Presidencia de las Cortes. Todos los portavoces coincidieron en calificar el día de “histórico”, pero también en advertir de que ahora el proceso no debe frenarse porque los afectados no tienen tiempo que perder y el reglamento que permitirá la aplicación real de la ley debería entrar en vigor antes de un año. También exigieron al Gobierno más financiación, sobre todo, para facilitar medios e instrumentos para atender a los enfermos y sus familias 24 horas al día.

Los plazos de la política parlamentaria son lentos y se chocan muchas veces con la vida real y es lo que llevan constatando los enfermos de ELA y sus familiares desde que hace ya tres años empezaron a presionar a los partidos para aprobar una ley que les suministrase más medios humanos, económicos y materiales para ser atendidos. Todos los oradores que intervinieron este jueves de inusual clima sosegado y pactista en el Congreso subrayaron en primer lugar que llegaban de nuevo tarde. Lo hicieron ante la atenta mirada de 37 enfermos afectados por ELA dispuestos por las tribunas de invitados de la Cámara baja, de otros 100 familiares que seguían la sesión desde la sala Constitucional, y con el foco en el centro del hemiciclo del senador socialista y alcalde enfermo de ELA, Juan Ramón Amores, al que muchos políticos se acercaron a saludar. El pleno se programó para comenzar a las 11.00 horas incluso para facilitar la llegada de algunos enfermos y familiares interesados.

PSOE, PP y Junts habían presentado en su día distintos proyectos para abordar la situación de los afectados por la ELA y, en otra operación infrecuente sus portavoces en la comisión correspondiente, han negociado con todos los demás partidos, desde EH Bildu y ERC hasta incluso Vox, para intentar evitar y subsumir muchas enmiendas y correcciones para fundir esos textos en uno que recabara el mayor consenso y pudiera acelerar su proceso de tramitación. Ese mérito fue ensalzado este jueves por muchos portavoces ante Pablo Bustinduy, el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, el único miembro del Gobierno que siguió presencialmente el debate y que deberá ahora pelear para obtener financiación presupuestaria con la que nutrir los servicios que se quieren dar en sus domicilios a estos enfermos de manera permanente todos los días del año, como se destacó en muchas intervenciones.

El último orador de la sesión fue el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que quiso acaparar en este debate el protagonismo de su partido para intentar evidenciar, tras unos días complicados, que este tipo de acciones de las que llamó “políticas buenas que sirven y que debe recuperar España” son en las que él cree tras participar el día anterior en un desagradable pleno que iba a discutir sobre el problema de la inmigración y acabó enfangándose otra vez en ETA y sus derivadas ante la reforma aprobada, por el mismo Congreso el pasado 18 de septiembre, de una ley que permitirá convalidar a los presos etarras las penas que cumplieron en otro país. Aquella ley fue precisamente la única que había concitado hasta ahora la unanimidad de la Cámara.

Feijóo, en este caso, quiso orillar el tono más duro y enfático que utilizó el miércoles, “porque no es el día ni el lugar”, dijo, pero sí aprovechó para reclamar al Ejecutivo que ponga ahora la financiación para que llegue a todos los pacientes. Y hasta ofreció algunas opciones de cómo podrían consignarse los 200 millones de euros al año que se requerirán con fondos de contingencia o créditos extraordinarios, para argumentar la oposición de su partido a apoyar el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2025. Esa alusión de Feijóo llegó justo después de que la portavoz en la materia del PSOE, Maribel García, tras confesar que el contacto con los enfermos de ELA le había “cambiado la vida”, construyese toda una exposición para reivindicar frente “a las derechas y algunos que defienden la ficticia e individualista bajada de impuestos”, la política que calificó “de verdad” y de “justicia social y el Estado del Bienestar” que se puede aplicar gracias al “mejor patriotismo, que es pagar impuestos”. Parecía un conato de chispa que podría echar al traste el acuerdo, pero esta vez no sucedió.

Los diputados quisieron ofrecer así, excepcionalmente, un regalo en forma de remanso de acuerdo a los líderes de la Asociación ConELA presentes, a los referentes que les leyeron tantas veces la cartilla por sus incumplimientos en estos años, como Jordi Sabaté o Juan Carlos Unzué y a las personas de su entorno que les han hecho más sensibles con el problema. Desde el primer orador, el navarro Alberto Catalán, los políticos optaron por resaltar que ahora no deben frustrar las expectativas generadas con retrasos burocráticos injustificados en la aplicación de la ley y de su reglamento, como también alertó la canaria Cristina Valido, el portavoz de EH Bildu, Iñaki Ruiz de Pinedo o el republicano Jordi Salvador. Cifraron ese plazo en un año. La diputada del PNV, Maribel Vaquero, insistió en esa idea sobre que los enfermos de ELA y esas otras dolencias degenerativas lo que no “disponen es de tiempo” para resaltar que cuando la ley entre en vigor los pacientes deberán poder recibir las ayudas consignadas apenas tres meses después de que sean diagnosticados. La representante de Junts, Pilar Calvo, confesó que había sido su “mejor día” en política y agradeció así “el salario emocional recibido”. Cuando todo parecían flores, la diputada del PP, Esther Múñoz, que lleva como vicesecretaria de Educación y Sanidad de su partido este tipo de asuntos, convocó nada más terminar el pleno a la prensa para destrozar el espejismo y denunciar un reguero de escándalos, corrupción y asuntos turbios aparecidos en las últimas horas en todo tipo de medios de comunicación y ratificar que la semana había sido muy negra para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su familia. Otros diputados se desplazaron hasta la sala donde aguardaban las familias de los enfermos de ELA para felicitarles por el resultado de la votación.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.
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