Ábalos se desmarca por primera del Gobierno en el Congreso en la votación sobre Venezuela

Lo había avisado a finales de agosto y este miércoles ha consumado su advertencia. El exministro socialista José Luis Ábalos, molesto con la auditoría que su sucesor en el Ministerio de Transportes, Óscar Puente, ha impulsado para investigar su papel en el caso Koldo, ha pasado de las palabras a los hechos y se ha desmarcado por primera vez del Gobierno de Pedro Sánchez en una votación en el Congreso. El que fuera todopoderoso ministro y secretario de Organización del PSOE durante los tres primeros años de Sánchez ha ejecutado su aviso y se ha abstenido en la proposición no de ley del PP para reconocer a Edmundo González como presidente electo de Venezuela. Una iniciativa que tiene un enorme simbolismo político, aunque carezca de valor jurídico.

El Gobierno ya había dado la votación en el pleno por perdida, después de que el PNV confirmara este martes que iba a votar a favor de la propuesta del PP, que ha obtenido 177 votos a favor y ha contado con el respaldo de Vox, UPN y Coalición Canaria. El respaldo de los siete diputados de Junts no ha sido necesario, y de hecho no han participado en la votación con la excusa de que coincidía con la celebración de la Diada de Cataluña. Con lo que el Ejecutivo no contaba era con el desmarque de Ábalos, uno de los fieles contados con los dedos de una mano que se mantuvieron fieles a Sánchez tras su dimisión y caída como líder del PSOE en 2016. El exministro estuvo precisamente en el centro de la diana política después de que, en enero de 2020, se reuniera en el aeropuerto de Barajas con la número dos de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, quien no podía entrar en territorio europeo.

El mensaje de Ábalos es rotundo: su voto no está ni mucho menos asegurado. Un contratiempo añadido a la minoría parlamentaria del Gobierno, que tampoco tiene asegurados los votos de los diputados de ERC y de Junts -ambos resolverán sus liderazgos internos en sendos congresos en otoño- ni de Podemos, que semanas después de la investidura de Sánchez se escindió de Sumar y salió del Ejecutivo. El voto en blanco de Ábalos ha dado pie a todo tipo de conjeturas en la bancada socialista, donde hay excompañeros suyos que piensan que se mantendrá fiel en las votaciones importantes y quienes opinan lo contrario. El caso es que dificulta aún más el objetivo principal de La Moncloa: aprobar unos nuevos Presupuestos para 2025. Su prórroga se ve cada día que avanza el curso político como la opción más probable.

El diputado valenciano ya desafió a Sánchez el pasado febrero, cuando aguantó las presiones para que renunciara al acta tras el estallido del escándalo de las presuntas comisiones ilegales por la compra de mascarillas durante la pandemia en el que la justicia investiga el papel que habría desempeñado su asesor de confianza Koldo García. “No acabaré mi carrera como corrupto cuando soy inocente”, afirmó Ábalos, que no está imputado en la causa. El exministro, que cumple su séptimo mes en el Grupo Mixto, ha defendido desde entonces su inocencia, dolido con su partido -ha sido suspendido cautelarmente de militancia- y aprovechando su condición de diputado y la visibilidad que da el Congreso para insistir en su inocencia.

La autoría que el Ministerio de Transportes ha encargado bajo el mandato de Puente para investigar la gravedad del caso Koldo y el papel que desempeñó Ábalos ha sido el detonante detrás de la reacción del exdirigente del PSOE. Según el informe, el departamento que entonces dirigía Ábalos cambió una orden para la compra de cuatro millones de mascarillas por otra que la elevaba a ocho millones en marzo de 2020 en un lapso de 38 minutos. En total, según la auditoría, se pagaron 20 millones de euros a la empresa Soluciones de Gestión, epicentro de la investigación de la supuesta trama de corrupción liderada por Koldo García, el exasesor de Ábalos. Soluciones de Gestión presentó además una oferta peor valorada y más cara que otra compañía, Injo Technology. Según consta en el documento encargado por Puente en febrero, Adif se hizo con ese paquete de mascarillas, aun cuando “no todos los departamentos” de la empresa pública “consideraban adecuada la elección”.

Ábalos, que el 28 de agosto anunció tras conocer la auditoría que no sería “seguidista” con el PSOE y votaría “en conciencia” en el Congreso los proyectos del Gobierno, amplió la semana pasada el pulso con su antiguo partido y pasó al contraataque judicial en la Audiencia Nacional. El exministro presentó una pericial en el que solicita al juez Ismael Moreno, instructor de la causa, que la auditoria de Transportes sea excluida del sumario al considerar que tiene supuestas deficiencias y solo busca perjudicarle. Según Ábalos, el informe encargado por Puente adolece de “legalidad y legitimidad” para ser incorporado a la causa y pretende a su juicio “exclusivamente la fijación estanca de responsabilidades” en su persona. El abogado de Ábalos recalca que “a día de hoy el juzgado al que me dirijo no ha realizado intimación o petición de información alguna a mi representado ni por supuesto se le ha llamado en ninguna condición” y lamenta que, pese a ello, “siguen apareciendo informaciones y noticias que le afectan de forma personal y directa”.

El juez Moreno ha descartado esta semana pedir por ahora al Tribunal Supremo que investigue a Ábalos como pedía una de las acusaciones. El magistrado indica que “a día de la fecha, no existen motivos bastantes para elevar exposición razonada a la Sala Segunda del Tribunal Supremo”, el órgano judicial competente para iniciar las pesquisas judiciales sobre el exministro dado su aforamiento al ser diputado.