Ábalos desafía a Sánchez y se pasa al Grupo Mixto: “No acabaré mi carrera como corrupto cuando soy inocente”
El exministro defiende su inocencia, se muestra dolido con su partido y afirma que usará el Congreso para defenderse: “Me enfrento a todo el poder político, de un lado y de otro, y estoy solo”
José Luis Ábalos, exsecretario de Organización del PSOE, un hombre de partido de toda la vida, eligió la manera más lenta y dolorosa de romper con su formación y desafiar a su líder, Pedro Sánchez, y a todo su equipo: estiró el plazo que le habían dado de 24 horas para dejar su acta, mantuvo a los socialistas y todos los medios en suspense hasta el último momento y, finalmente, anunció este martes que se queda con su escaño y se va al Grupo Mixto. Fue en una comparecencia llena de críticas a la dirección a la que perteneció hasta 2021 que terminó entre lágrimas, consciente de lo que pasaría inmediatamente después: el PSOE inició un expediente disciplinario para expulsarlo del partido y lo suspendió cautelarmente de militancia.
Ábalos defiende que ha tomado esa drástica decisión, especialmente grave en alguien que ha sido secretario de Organización y ha apoyado siempre que hay que cumplir las decisiones de los órganos, porque entregar el acta sería como reconocer la culpabilidad en un escándalo de corrupción en el que no está implicado. Sin embargo, el PSOE no le pedía que dejara el escaño por su implicación directa, sino por la responsabilidad política de haber aupado en el Ministerio de Fomento a Koldo García, principal acusado en el escándalo. “No pienso acabar mi carrera como un corrupto cuando soy inocente. Si renunciara se interpretaría como un signo de culpabilidad. Tengo ya una edad, y sé lo que es un apestado político. Además, eso no impediría que siguiera la cacería a otras personas”, resumió el exministro.
Los dardos a la cúpula del partido fueron constantes. Nada más empezar, dijo: “Me gustaría comparecer respaldado por la dirección de mi partido, lo que hubiera sido lo correcto y hubiera satisfecho más a la militancia de mi partido”. El exministro llegó a decir así que la militancia apoya más su posición que la dirección. Ábalos cayó en desgracia en 2021, cuando Sánchez lo apartó del Gobierno, pero luego fue rescatado el año pasado para que entrara en la lista por Valencia y gracias a esa decisión siguió como diputado. Sin embargo, el exministro, un hombre de partido, siempre reivindicó que había que acatar las decisiones de la dirección aunque no se compartieran. En 2016, tras la destitución de Pedro Sánchez como secretario general porque se negaba a abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy, el ahora presidente anunció que dejaba su escaño para no desobedecer una orden de la dirección, que exigía abstenerse. Ábalos, que apoyaba a Sánchez y luego se iría con él en las siguientes primarias, decidió quedarse en el escaño y abstenerse aunque no estaba de acuerdo, porque era lo que habían decidido los órganos del partido. Sin embargo, cuando esa decisión de la ejecutiva le ha afectado directamente, ha optado por desobedecerla y abrir paso así a su expulsión.
El exministro insistió este martes en que lo hace por razones políticas, para defenderse, y no económicas, para conservar el sueldo. Pero estas últimas son las que más cunden en el PSOE para explicar que alguien que ha llegado a ser secretario de organización acabe pasándose al Grupo Mixto solo para conservar el acta en contra de su partido. Ábalos subrayó que ganaría más dinero si dejara el Congreso: “¿Dicen que tengo una situación personal compleja? Tan compleja como la de cualquier ciudadano. ¿Creen que son circunstancias económicas las que me llevan a hacer esto? Me hubiera ido mejor dejando el escaño, no es ese el problema”.
La decisión de Ábalos, anunciada en la sala de prensa del Congreso al borde del comienzo del Pleno, supone un desafío a su partido, que el lunes le dio 24 horas para que dimitiese como parlamentario para asumir la responsabilidad política por el escándalo del llamado caso Koldo. Ábalos se siente solo y abandonado por todos, incluido su partido, al que colocó como adversario: “Me enfrento a todo el poder político, de una parte y de otra, y estoy solo”.
El diputado dirigió duros reproches al Gobierno y a la dirección socialista. Y defendió su inocencia y su ignorancia de los tejemanejes de su antiguo asesor Koldo García, quien presuntamente se llevó centenares de miles de euros en comisiones ilegales en un contrato para comprar mascarillas en plena pandemia. “No estoy acusado de nada. Ni formo parte de la investigación en curso, ni tengo ningún enriquecimiento ilícito. No tengo necesidad de invocar el principio de presunción de inocencia, que no me afecta, porque no estoy encausado en nada”, proclamó.
Ábalos mantuvo la incógnita sobre el sentido de su decisión hasta minutos antes de que comenzara el pleno del Congreso. La salida del Grupo Socialista llega tras varios días de presión para que abandonase el escaño. Poco antes de que el exministro comunicase su decisión, el actual secretario de Organización socialista, Santos Cerdán, pedía esperar (“vamos a ver primero el comunicado”, dijo en los pasillos del Congreso) y el propio Patxi López, portavoz socialista, reclamaba paciencia hasta escuchar a su hasta ahora compañero de filas.
El exministro sostuvo la necesidad de mantener el escaño en el Congreso para defender su “honorabilidad ante la opinión pública y ante la militancia del PSOE”, al que ha “dedicado toda la vida”. Ábalos mostró su dolor por no haber sido “respaldado” por la dirección de su partido, al que reprochó que no hubiera querido llegar “a la mejor solución compartida”. “Me hubiera gustado tener el beneficio del compañerismo. No ha sido posible”, dijo tras comunicar la que ha calificado como “la decisión más importante” de su vida política.
El motivo para mantener el escaño, dijo, es que no tiene nada que ocultar y porque no está imputado ni citado en la causa. “No figuro ni en la querella, donde hay siete acusados, ni en el auto judicial. Hasta ahora no he sido requerido para nada”, subrayó, antes de destacar que los contratos fueron auditados por el Tribunal de Cuentas y que la querella de la Fiscalía señala que el procedimiento fue correcto de acuerdo a la normativa del momento.
El político insistió en que presentar la dimisión como diputado hubiera sido reconocer algo de culpabilidad. “He decidido hacer caso a las personas que me aprecian, las que me han transmitido el ruego de que siga adelante en la lucha, de que no me rinda, de que me defienda y defienda mi honorabilidad”. Antes de despedirse, Ábalos hizo esta reflexión con la voz compungida, dirigida en parte a su partido: “Quienes exigen mi expulsión de la política apelan a una supuesta ética. Pero no me explican cuál sería o cuándo la reparación a mi cancelación civil, ¿quién repararía aquello?”. El exministro acabó con sollozos al citar a sus compañeros del Grupo Socialista, pero enseguida se dirigió al registro general para formalizar su pase al Grupo Mixto. El pleno ya estaba empezando, pero Ábalos decidió no acudir a él y buscó la salida hacia el aparcamiento para abandonar el Congreso. A partir de ahora, tal vez ya el miércoles en la sesión de control, se tendrá que sentar en el Grupo Mixto, donde están también los cuatro diputados de Podemos, entre ellas Ione Belarra, con la que compartió Gobierno hasta 2021.
Presión del Gobierno y del PSOE
La presión del Gobierno y el PSOE sobre Ábalos para que renunciase al escaño ha sido máxima y creciente durante los últimos días, al tiempo que el PP se armaba con este caso para golpear a Sánchez por el flanco de la corrupción. La Comisión Ejecutiva Federal socialista había decidido el lunes por unanimidad pedir al dirigente que renunciase a su condición de parlamentario, después de que el exministro se hubiese resistido a hacerlo por sí mismo tras varias conversaciones mantenidas durante el fin de semana con él y varios mensajes muy directos en los medios, primero de María Jesús Montero y después del propio Pedro Sánchez.
Ábalos hizo el lunes un primer movimiento al presentar su renuncia a la presidencia de la Comisión de Interior, que tenía una reunión este miércoles. Pero no dejó su acta de diputado. Por ello, el PSOE había decidido que, si no presentaba la renuncia, el siguiente paso era expulsarlo al Grupo Socialista, por lo que acabaría en el Mixto, un escenario que el propio exministro veía impensable el viernes, cuando concedió una entrevista a EL PAÍS.
Consulte aquí la resolución del PSOE en la que suspende cautelarmente la militancia en el partido a José Luis Ábalos.
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