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Cuando conseguir cita en el consulado de España en Senegal es más difícil que subir a un cayuco

Empresarios y ONG valoran las medidas anunciadas por Sánchez en su gira africana pero advierten de que ya se aplicaron en el pasado y son insuficientes

El presidente español, Pedro Sánchez, y su homólogo senegalés, Bassirou Diomaye Faye, en el Palacio Presidencial de Dakar el pasado 29 de agosto.Foto: Fernando Calvo (Pool/Moncloa/EFE) | Vídeo: EPV
José Naranjo

Empresarios y asociaciones vinculadas a las migraciones en Senegal consideran que las medidas anunciadas esta semana por el presidente español, Pedro Sánchez, durante su gira africana para tratar de frenar las salidas de cayucos hacia Canarias son limitadas e insuficientes, teniendo en cuenta la magnitud del desafío migratorio que pretenden afrontar. Aunque algunas de ellas, como la formación para el empleo, son valoradas como positivas, lo cierto es que muchas ya fueron planteadas en el pasado y, para estos colectivos, parecen más bien una respuesta precipitada ante la emergencia migratoria en España. “No tienen en cuenta algunas de las cuestiones clave, como las enormes dificultades para conseguir visados”, asegura Souleymane Diallo, presidente de la ONG Otra África.

Una de las medidas más citadas por el presidente español durante su viaje fue el fomento de la migración circular como alternativa disuasoria para aquellos que quieran marchar a España. Este sistema, que ya se aplica con Senegal y que se prevé ampliar a Mauritania y Gambia, existe desde el año 2000, pero se intensificó en 2022, cuando se acogieron al mismo 19.100 trabajadores gracias a una reforma del reglamento de Extranjería que simplificaba los trámites. Desde entonces se han firmado acuerdos con siete países latinoamericanos, Marruecos y Senegal. En 2023 fueron 17.200 personas y este año, 20.515, según las cifras facilitadas por el Gobierno español.

De facto, los países subsaharianos no habían entrado en este programa hasta que en 2022 viajó a España un pequeño contingente de 17 jóvenes senegaleses en un proyecto piloto. Al año siguiente, tras la firma de un acuerdo entre ambos países, se amplió a 120 trabajadores, que fueron contratados por una empresa de Albacete, pero 80 de ellos se quedaron irregularmente en España. Pese a ello, en 2024 otros 152 senegaleses fueron contratados por la misma compañía, hasta que una investigación de la Guardia Civil acabó con la detención de 13 personas, entre ellas el empresario que les ofrecía el empleo, acusadas de explotación laboral, falsificación de documento mercantil, estafa y fraude. Según las pesquisas policiales, esta red cobraba miles de euros a los jóvenes por ser contratados y luego fomentaban que se quedaran en España en condiciones de explotación.

“Hay que implementar mecanismos transparentes en los procesos de selección”, asegura Souleymane Diallo, responsable de la ONG Otra África, “hasta ahora han fallado los controles. Además, estamos hablando de unas pocas decenas de personas. ¿Qué representa eso para el total de gente que sueña con irse?”. El empresario Rafael Rodríguez, presidente de la Cámara de Comercio de España en Senegal, asegura que la migración circular es positiva, pero coincide en que “los criterios de selección de los beneficiarios no han sido satisfactorios. Tenemos que ir a un sistema de cuotas de una dimensión muchísimo más importante teniendo en cuenta las necesidades de España, pero también las de los países de origen y la formación que necesitan esos jóvenes”.

Además de la migración circular, hasta ahora una iniciativa muy limitada, el resto de vías legales son muy estrechas. La contratación de trabajadores en origen es prácticamente imposible y existen importantes trabas para viajar a España, incluso para recibir una formación. Así se lo recordó un empresario español a Pedro Sánchez durante el encuentro que mantuvieron el jueves en Dakar: hoy en día es más fácil subir a un cayuco que viajar legalmente. “Tan solo conseguir una cita en el Consulado de España es prácticamente imposible”, asegura Saliou Diouf, presidente del colectivo Boza Fii, “esto genera una enorme frustración y estimula la opción del cayuco”.

Boubacar Seye, creador de la ONG Horizontes sin Fronteras, coincide en que “no se puede hablar de gestión de los flujos migratorios si no incluimos el tema de los visados. Ha surgido un entramado de agencias intermediarias y vendedores de citas que cobran a las personas hasta 600 euros por conseguir una cita. Esto es inadmisible”. Desde el Gobierno español se asegura que la reforma del Reglamento de la Ley de Extranjería va a agilizar los trámites relativos a visados e incluir un apartado específico para formación. Sin embargo, en esta visita se pasó de puntillas por este tema. “Todo el mundo sabe el problema enorme que existe, pero se evita”, insiste Diallo.

Para Rafael Rodríguez, la visita ha sido “importante”, pero lamenta que, a su juicio, esté motivada por la emergencia migratoria en Canarias. “Nos gustaría que hubiera una estrategia bien definida para África”, explica. En diciembre de 2006, en plena primera crisis de los cayucos, el presidente español José Luis Rodríguez Zapatero viajó a Senegal para firmar un memorando de entendimiento en materia migratoria, se anunció el refuerzo de la cooperación económica y empresarial, el fomento de la migración regular y un convenio contra el crimen organizado, medidas muy parecidas a las actuales. “Se implementaron programas, algunos tuvieron éxito y otros no. Esto de ahora suena a música ya conocida”, añade.

Pese a todo, una de las claves para Rodríguez es la capacitación de los jóvenes para el empleo. La cámara que preside fue la impulsora del proyecto Tierra Firme que, gracias a la financiación del Gobierno canario, ha formado a 32 jóvenes en agricultura, turismo y textil, la mayoría de los cuales ya trabajan en empresas españolas en Senegal. “Nace de la sensibilidad ante el drama de los cayucos y de nuestro compromiso con este país”, comenta. Para la segunda fase, que pretende llegar a más de 350 jóvenes, se ha sumado el Gobierno español con apoyo financiero y la colaboración del Ejecutivo senegalés a través de la Oficina Nacional de la Formación Profesional. “También ha despertado el interés de la Unión Europea, ha sido un éxito, algo ejemplarizante”, añade Rodríguez.

La sociedad civil senegalesa tenía ganas de trasladar al presidente español todas estas inquietudes y lamentan no haber tenido ocasión. “No puede ser que venga a Senegal y excluya a quienes tenemos una comprensión amplia del fenómeno. Le aconsejo que no cometa los mismos errores que sus homólogos europeos, que destinan fondos para frenar la emigración irregular pero luego no se fiscaliza el uso de este dinero. La militarización y los controles migratorios, el paradigma desde 2005, no va a solucionar el problema, porque las causas son socio-culturales”, asegura Seye. Para Diouf, ni siquiera las repatriaciones frenarán los cayucos. “Lo seguirán intentando”, dice.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).
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