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El PSOE aguanta gracias a la fortaleza de Cataluña y constata su debilidad en Andalucía

Los socialistas se imponen además en Canarias y Navarra, pero la distancia con el PP se duplica a 700.000 votos y cuatro puntos respecto el 23-J

La cabeza de lista del PSOE al Parlamento Europeo, Teresa Ribera, durante la valoración de los resultados electorales este domingo en la sede socialista en Madrid.Foto: CLAUDIO ÁLVAREZ | Vídeo: EPV
José Marcos

El PSOE ha cerrado el carrusel electoral de 2024 precedido por las gallegas, vascas y catalanas sin culminar la remontada que a algunos dirigentes les hizo soñar con una victoria contra pronóstico, pero salvando el plebiscito en que Alberto Núñez Feijóo pretendía convertir las elecciones europeas. Los dos escaños de diferencia que el PP ha sacado a los socialistas (22-20) no se pueden interpretar como la victoria apabullante que Génova auguró durante meses, en los que llegó a pensar que doblaría en escaños al PSOE, pero aun así Pedro Sánchez, que se volcó en la campaña con diez actos, sale del 9-J con algún arañazo al obtener 700.000 votos menos que los populares y ser la primera fuerza únicamente en tres comunidades: Cataluña, Canarias y Navarra, además de en dos de las tres provincias de Euskadi (Bizkaia y Álava).

Una vez más, el PSC ha sido el gran puntal de los socialistas, con un respaldo del 30,63% frente al 13,77% del partido ganador de la noche. El resultado en Cataluña ha sido determinante para que el PSOE se haya mantenido por encima del 30% de voto, pero con un escaño menos que en 2019 y a cuatro puntos del PP (34,19% por 30,18%). Sin embargo, a los socialistas se les ven las costuras en el que durante décadas ha sido su principal granero, Andalucía, donde el PP le ha sacado un diferencial mayor que en el resto del país (37,86% frente a un 32,16%). Pero es en Castilla-La Mancha, cuyo presidente, el socialista Emiliano García-Page, ha sido de los más críticos contra la amnistía hasta el punto de anunciar que pretende recurrirla al Tribunal Constitucional, donde el PP muerde con más daño, con diez puntos de ventaja. En Asturias, la otra autonomía presidida por los socialistas junto a Navarra, el PP se impone, pero por un margen más estrecho de 1,77 puntos. En la comunidad foral, presidida por María Chivite, los socialistas ganan por siete décimas.

El PP agranda además la ventaja de las elecciones generales del 23-J, en las que obtuvo un triunfo insuficiente para gobernar con el PSOE más cerca, a solo 1,4 puntos y 340.000 votos. Casi un año después, la distancia se duplica en las europeas, que es de 4 puntos y 700.000 papeletas. La lectura que hacen en Ferraz es que el PP se ha quedado lejos de las expectativas que generó y ponen como ejemplo el triunfo popular de 1994, por seis escaños, más de 1,7 millones de votos y nueve puntos de diferencia que precedió al cambio de ciclo en la Moncloa dos años después con el relevo de Felipe González por José María Aznar. El resultado del 9-J se asemeja más al de 2009, la otra vez que venció el PP estando en la oposición, también por dos escaños y algo más de medio millón de votos.

La llegada de Pedro Sánchez a Ferraz, pasadas las 22.30, ha llevado a pensar que las europeas dejarían una noche más ajustada. Incluso se pusieron focos a primera hora de la tarde y contemplaba levantar un escenario para celebrar el resultado en Ferraz, que quedó desangelada. El último tracking interno del PSOE, del sábado, le daba en la misma horquilla que el PP, con entre 21 y 22 escaños. Una situación muy parecida a la que sus datos internos estimaban en el ecuador de la campaña, en la que se daba un 40% de probabilidades a la victoria del PP por dos escaños (22-20), lo mismo que el empate a 21 eurodiputados.

La cabeza de lista del PSOE al Parlamento Europeo, Teresa Ribera, durante la valoración de los resultados electorales este domingo en la sede socialista en Madrid.
La cabeza de lista del PSOE al Parlamento Europeo, Teresa Ribera, durante la valoración de los resultados electorales este domingo en la sede socialista en Madrid.Claudio Álvarez
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Rodeada de militantes en Ferraz y de los 10 ministros y otros miembros de la cúpula del PSOE que le han arropado en la noche electoral, la candidata socialista, Teresa Ribera, ha celebrado un resultado que trunca el objetivo del PP. “Si Feijóo se planteó estas elecciones como un plebiscito contra el presidente del Gobierno, el plebiscito lo ha perdido y ha sido un fracaso rotundo”, ha afirmado en una comparecencia en el hall de la sede del PSOE. “Las cifras demuestran que el PP lo que ha hecho es absorber todos los escaños de Ciudadanos; sin embargo, el coste de su estrategia ha sido alto para la ciudadanía por la polarización y por la asunción del discurso político de ultraderecha y no haberla debilitado”, ha aseverado responsabilizando al líder del PP de ser el causante de la irrupción en el Parlamento Europeo de la candidatura del agitador ultra Alvise Pérez con tres eurodiputados. “Antes la Internacional ultraderechista tenía dos caras y ahora tiene tres. Eso no es una buena noticia para la sociedad española”, ha asegurado Ribera, que ha resaltado que el resultado de las europeas “es prácticamente idéntico al del 23 de julio”. “Es decir, esa máquina del fango permanente nos ha llevado al mismo lugar, respaldando al presidente del Gobierno y secretario general. Somos el dique de contención de la ultraderecha aquí y en Europa”, ha apostillado entre aplausos. “Enhorabuena a Teresa Ribera y al conjunto del PSOE por esta extraordinaria campaña y los magníficos resultados obtenidos. El PSOE se convierte en la única opción de gobierno capaz de hacer frente a la ola ultraderechista que recorre Europa y España”, ha añadido después Sánchez en redes sociales, que se ha comprometido a “seguir trabajando para consolidar una Europa de avances y de progreso”.

En una campaña marcada por la aprobación de la amnistía, el PSOE se ha visto sometido a un cúmulo de adversidades que han puesto a prueba su resiliencia. La citación como imputada de Begoña Gómez el 5 de julio por presunto tráfico de influencias y corrupción privada, agitó la recta final, aunque el PSOE la convirtió en un activo para movilizar a su electorado. En lo que ha sido una reedición del Perro Sanxe del 23-J, Sánchez ha reconvertido en esta campaña otros lemas de la derecha, haciendo suyo el lema de la ultraderecha y animando a los “zurdos” a votar al PSOE, instando a la agitación de la izquierda y al voto útil a los socialistas. “Quien pueda votar, que vote al PSOE”, afirmó en el cierre de campaña, en una vuelta de tuerca al “Quien pueda hacer, que haga” de José María Aznar.

La elección como candidata de Ribera, con un perfil verde tan marcado, ha sido un mensaje en sí mismo y toda una declaración de intenciones por parte de Pedro Sánchez en respuesta al auge de la ola ultraderechista y negacionista climática. La apuesta por la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica le ha permitido al PSOE resistir a costa de sus socios de Gobierno y acaparar un voto ecologista transversal, irrumpiendo con fuerza en el electorado de Sumar, con el que ha compensado a los votantes socialistas molestos con la medida de gracia al independentismo catalán.

El reconocimiento del Estado palestino en campaña -la intención era hacerlo antes, pero se retrasó para que coincidiese con Noruega e Irlanda y poder presentar una posición alineada- ha sido otra medida de calibre dentro de la estrategia del PSOE de apelar a su condición de la izquierda de gobierno y concentrar en las siglas socialistas a los votantes progresistas, con especial atención a los jóvenes, como se ha visto en las acampadas universitarias. La causa palestina ha sido un factor más que ha contribuido a impedir que el PP ganara por KO y que el PSOE pueda vender como un éxito un empate técnico. Un resultado, en definitiva, que se ha vivido en Ferraz con alivio pero sin fiesta, por más que los socialistas españoles vayan a volver a ser los que más escaños aporten a la bancada socialdemócrata.


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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.
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