Los aceituneros de Jaen y Córdoba no quieren que el olivar andaluz sea patrimonio mundial
La candidatura del Paisaje del Olivar ante la Unesco se tambalea por el rechazo de agricultores que esgrimen el derecho de propiedad
Los olivares polvorientos del campo de Andalucía, como los definió Antonio Machado, se han encontrado con un inesperado camino de piedras entre los aceituneros altivos que escribiera el poeta Miguel Hernández. Agricultores de Jaén y de Córdoba han mostrado su oposición a la candidatura del Paisaje del Olivar a Patrimonio Mundial de la Unesco por entender que no se les garantiza el derecho de propiedad de sus olivos.
Un importante revés para esta vieja aspiración para universalizar un paisaje único y una cultura milenaria que ahora corre serio peligro. “Si los agricultores no lo quieren, el expediente no seguirá adelante”, ha advertido, en tono de amenaza, Francisco Reyes, presidente de la Diputación de Jaén, la institución que impulsó hace una década una carrera a la que se han sumado las diputaciones y universidades de Sevilla, Málaga, Granada, Córdoba y Jaén, la Junta de Andalucía, las fundaciones Juan Ramón Guillén y Savia y las principales organizaciones agrarias y cooperativas oleícolas.
La comisión institucional de este expediente se ha dado de plazo hasta finales de junio para llevar a cabo una campaña informativa donde esperan que los agricultores reacios acepten el expediente. De no ser así, la candidatura ‘Paisajes del Olivar en Andalucía. Historia milenaria de un mar de olivos’ se eliminará definitivamente a pesar de que el expediente se remitió en enero a la Unesco, que iba a debatir su inclusión en la Lista de Patrimonio Mundial en la asamblea de 2025.
Inicialmente, fueron olivareros de la Campiña jiennense, en las cercanías de Porcuna, los que mostraron sus recelos a esta candidatura. “La condición para apoyar el expediente es que se establezca como línea roja el derecho a la propiedad, la decisión de los agricultores afectados y que no hubiera limitaciones a la capacidad productiva de las tierras afectadas por la catalogación como patrimonio mundial”, indicaron en un comunicado conjunto las organizaciones agrarias Asaja, Coag y Cooperativas Agro-alimentarias de Jaén.
Pero ha sido Asaja Córdoba quien ha mostrado con mayor contundencia su rechazo a una iniciativa que ha calificado de “calamitosa” para los intereses de los olivareros. “La experiencia en base a otras situaciones similares indica que, al final, se acabará penalizando al agricultor”, ha indicado Ignacio Fernández de Mesa, presidente de Asaja Córdoba.
El presidente de la patronal agraria cordobesa ha argumentado que, “hoy en día, con las normativas de la Política Agraria Común (PAC) y las normativas sectoriales, no son necesarias más figuras de protección, ni más limitaciones, pues ya están todas ellas sobradamente protegidas, siendo muy bueno su estado de conservación y presentando magníficos parámetros de biodiversidad”.
Aunque las provincias andaluzas suman 180 millones de olivos, el expediente remitido a la Unesco propone la protección de 13.489 hectáreas de olivar de la comunidad.
En concreto, el expediente identifica 14 zonas de paisaje cultural, que se han delimitado en función también de la historia de este paisaje: Montoro y su entorno (Córdoba), Molino Ducal San Fernando (El Carpio, Córdoba), Haciendas de Tavera y La Buzona, (Carmona, Sevilla), Hacienda de San Ignacio de Torrequemada (Aljarafe, Sevilla), Haciendas de La Soledad y Guzmán (Los Alcores, Sevilla), Cortijo La Jara (Jerez de la Frontera, Cádiz), bancales de Nigüelas y almazara de La Erilla del Valle de Lecrín (Nigüelas, Granada), Olivares de Santa Catalina (Orcera, Jaén), El Ruedo (Almedinilla, Córdoba), Alfar de Écija (Écija, Sevilla), Cortijo Blanco (Periana, Málaga), Campiñas de Jaén (Porcuna y Lopera, Jaén), Hacienda La Laguna (Baeza, Jaén), y Zuheros (Sierras Subbéticas Córdoba).
Las zonas elegidas ponen de relieve valores excepcionales, que se concretan en una serie de expresiones materiales e inmateriales que van desde los tipos de parcelas y las variedades de olivar hasta las muestras arqueológicas y arquitectónicas, así como su patrimonio inmaterial, como puede ser la cultura campesina, las tradiciones o los espacios de interpretación, entre otros recursos.
El presidente de la Diputación de Jaén ha recordado que la comisión institucional aprobó por unanimidad este expediente “porque no iba a suponer ninguna carga para los agricultores y porque creemos que es una oportunidad”. Y Francisco Casero, presidente de la Fundación Savia, ha alertado de que hay otras zonas productoras de Italia y Grecia que “están al acecho de lo que haga España para presentar ellos la candidatura”.
“Sería un error histórico que esta declaración no finalizara con el éxito que esperamos y que el beneficio que sin duda traerá lo dejemos escapar para que otros territorios se aprovechen de esta oportunidad que no podemos dejar pasar”, explica Elio Sánchez, de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), la organización agraria que apoya con mayor vehemencia el expediente. A su juicio, la declaración de Patrimonio Mundial “es una herramienta beneficiosa para el olivar, especialmente el tradicional”.
La candidatura pone el foco en un paisaje cultural, agrario, evolutivo y vivo, cuyos valores a conservar tienen que ver precisamente con la continuidad de su productividad y su sostenibilidad económica, ambiental y social.
“Un paisaje patrimonial que es el resultado del esfuerzo de muchos agricultores y agricultoras, que han dedicado su vida al cultivo y cuidado de estos árboles que han permitido y permiten el sustento de muchas familias y territorios en Andalucía”, destacan los defensores de la candidatura.
Las instituciones promotoras del expediente no pueden ocultar su tremendo malestar por el momento elegido para mostrar sus dudas a la candidatura, cuando el expediente ya se había trasladado por la Junta de Andalucía y el Gobierno de la nación hasta la Unesco.
De hecho, en los próximos meses está previsto que se lleve a cabo el proceso de evaluación sobre el terreno, por parte de expertos de la Unesco, que tendrán en cuenta la autenticidad, la integridad, los factores que afectan al bien nominado, los límites, la protección, su conservación y gestión.
Pero ahora, estos “Viejos olivos sedientos/ bajo el claro sol del día,/ olivares polvorientos/ del campo de Andalucía”, que escribiera el poeta Antonio Machado durante su estancia en Baeza (Jaén), aguardan, expectantes el desenlace de una pugna que, sorprendentemente, se desarrolla entre el olivar y sus olivareros altivos.
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