El Gobierno sabe que el ‘caso Koldo’ les toca de lleno
El PP da por amortizado a Ábalos y apunta al presidente, ministros y expresidentes autonómicos. Los socialistas confían en la justicia para determinar la limpieza de los contratos
Se lamenta la ministra de Educación y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, de que en los 100 días de andadura del gabinete presidido por Pedro Sánchez, el PP no les ha dado ni 100 días de cortesía. Hace varios lustros que eso no pasa. La excepción fue en 1996, con la victoria sin mayoría por el PP de José María Aznar y la permanencia al frente del partido, y con su escaño, de Felipe González durante un año más. El PSOE y su entonces líder ―crucificado por el PP durante un trienio agónico, después de 14 años en el poder― quedó desarbolado. El PP pudo hacer todos los pactos que necesitó con los convergentes de Jordi Pujol, ahora Junts per Catalunya, sin límites ni líneas rojas, para cerrar su investidura. Desde 2004, con el retorno al poder del PSOE, con José Luis Rodríguez Zapatero, la batalla política no ha tenido tregua.
Cada situación es diferente y todos los partidos tienen un amplio bagaje de crisis hondas. El PSOE está en uno de sus peores momentos por un menguante crédito electoral, pero singularmente por el forcejeo al que Junts le somete para lograr el borrado total de causas penales del procés. El llamado caso Koldo, en el que se investiga el presunto enriquecimiento con comisiones irregulares por compra de mascarillas en plena pandemia, ha sumido al PSOE, a sus dirigentes, al presidente del Gobierno y a sus ministros en la mayor de las angustias de su quinquenio en el poder. La entrega del escaño de José Luis Ábalos es la primera acción que el PSOE espera, aunque a estas horas el exministro se resiste a entregar su cabeza sin que haya incurrido en ningún delito. A él, ni le han detenido ni le han interrogado, al contrario de lo ocurrido con Koldo García, a quien él le dio la máxima confianza y reconocimiento. Tanto que en plena pandemia García se relacionó con empresarios, según la investigación, dispuestos como él a cometer presuntos delitos a costa de contratos de mascarillas. En el PSOE se considera que Ábalos tiene la responsabilidad de haberle elegido.
Solo han pasado unos días y ante la estrategia evidente del PP, desde el Gobierno y el PSOE se apresuran a responder a este caso con “máxima transparencia”. Lo primero será demostrar, en eso está la justicia, que las Administraciones actuaron correctamente. De momento, la investigación no apunta a irregularidades en las Administraciones que contrataron con los suministradores, entre ellas de los Gobiernos de Baleares y Canarias, entonces presididos por Francina Armengol y Ángel Víctor Torres.
El PP ha visto asideros para atacar a discreción con la mezcolanza de la compra de mascarillas de gobiernos autonómicos socialistas, del Ministerio de Interior, el de Sanidad y por supuesto, el de Transportes. La condición de voluntario, y después de empleado, de Koldo García en el Partido Socialista de Navarra y su llegada a Madrid de la mano del secretario de organización navarro, y ahora federal, Santos Cerdán, también se incluye en la mezcla. Esas fotos del dedicado Koldo García con el aspirante a secretario general Pedro Sánchez en 2017 vienen al caso para llegar hasta el presidente del Gobierno.
Los personajes socialistas susceptibles de ser puestos en la picota pública, son, para el PP, la presidenta del Congreso, Francina Armengol; el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres; el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska; el entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa; y el propio Ábalos. Ninguno de ellos está dentro de la larga investigación judicial que lleva la Guardia Civil y la Fiscalía.
Los interlocutores socialistas concluyen que el caso acaba de empezar y el PP ya ha sentenciado, al margen del proceso judicial. Un hilo ajeno a la investigación judicial “y a la verdad”, señalan en el PSOE. Los señalados por el PP preparan sus argumentos con calma, a sabiendas de que desde este lunes los populares apuntarán con todas las baterías en el Congreso y en el Senado. El objetivo, remachan, es Pedro Sánchez, que conoció a Koldo García. Tanto que le mencionó en su libro Manual de Resistencia, como el esforzado militante que pernoctó en el piso alquilado por los partidarios de Sánchez para custodiar los avales de su candidatura a la secretaría general en disputa con Susana Díaz. El PSOE es consciente de que Ábalos ya no es el objetivo del PP, el propio exministro lo avisa, pero sus compañeros consideran imprescindible su salida. No debió contratarle y necesitan su retirada para seguir con su defensa. “Caiga quien caiga”, como dijo el sábado Pedro Sánchez en la apertura del Consejo de la Internacional Socialista y todos repiten.
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