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PSOE y Junts se resisten a dar el nombre del verificador, pero Sánchez asegura que se conocerá

El presidente del Gobierno afirma que “se conocerá a la persona” que les va a “acompañar en este proceso de diálogo”. Los dos grupos inician la negociación en Suiza con una opacidad casi absoluta

PSOE y Junts acuerdan verificador anónimo en mesa de diálogo catalana
El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, el miércoles, rodeado de periodistas en el Congreso.Borja Sánchez TRillo (EFE)

La negociación entre el PSOE y Junts para “buscar una solución política y negociada al conflicto” catalán empezará este sábado en Suiza en un ambiente de opacidad absoluto. A pesar de que ya se ha producido la investidura de Pedro Sánchez ―y en teoría concluyó el periodo de secreto total que dominó las negociaciones durante tres meses― ambas formaciones han acordado no dar a conocer, de momento, el nombre de la institución o las personas que se van a encargar de la verificación del contenido de las reuniones. La cita será en Ginebra, donde ya fue la anterior reunión de los negociadores del PSOE y Junts con el verificador, una primera toma de contacto en la que le pidieron que aceptara este trabajo. Esta era una exigencia básica de Junts: que hubiera un “mecanismo de verificación internacional”. Y el PSOE finalmente lo aceptó. Santos Cerdán, secretario de organización socialista, ya estuvo reunido en Ginebra durante el periodo negociador con Carles Puigdemont, Jordi Turull y el verificador, por lo que este sería su segundo encuentro. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha afirmado esta mañana durante una entrevista en TVE que “se conocerá a la persona” que les va a “acompañar en este proceso de diálogo”. El PSOE y Junts siguen sin darla a conocer.

Según fuentes de los dos partidos, este pacto de no revelar ni siquiera el nombre de la institución se ha hecho para proteger al verificador —en realidad, un grupo de personas, según estas fuentes— de la presión mediática y política española, ya que la oposición rechaza de plano esta negociación y la amnistía. Sin embargo, en un primer momento, cuando se dio a conocer el acuerdo de los dos grupos, fuentes del PSOE aseguraron que habría transparencia y se publicaría el nombre del coordinador de la verificación, para mostrar que no había nada que ocultar. Ahora, los socialistas y Junts han pactado lo contrario para protegerlo, según estas fuentes, y están gestionando todo lo relacionado con la primera reunión con un gran secretismo, que alienta todo tipo de especulaciones.

Fuentes de la dirección de Junts replican que su negociación “va en serio” y que por ello se ciñen a los protocolos y terminologías propias del derecho internacional y de la resolución de conflictos. “Si no se siguen [esas definiciones] es imposible que colaboren con nosotros”, agregan esas voces. De acuerdo a esa idea y siguiendo la teoría, la figura elegida del verificador para la mesa entre PSOE y Junts tiene un papel más discreto y menos público que el que se le da a un mediador, cuyo perfil sí busca notoriedad para darle solvencia a la negociación y erigirse como “parte”. El verificador, por el contrario, como podría ser el preparador o el explorador, es por definición más discreto y su papel implica poder señalar incumplimientos y facilitar situaciones, pero no marcar las negociaciones.

Los socialistas señalan que seguirán la misma línea que durante el periodo de negociaciones de la investidura: “discreción en el diálogo y transparencia cuando se produzcan acuerdos”. En cualquier caso, la decisión de cómo se cuenta la reunión será uno de los acuerdos básicos y se tomará en la propia cita en Ginebra. No es descartable que, finalmente, ambos grupos opten por una mayor transparencia o por revelar quién es el verificador, aunque de momento han decidido no contar absolutamente nada.

Oficialmente, lo que se va a tratar en esa cita es lo que está publicado en el acuerdo PSOE-Junts. En dicho pacto quedaba claro que en esta mesa que empieza el sábado —en realidad son dos, una para el conflicto político y otra para cuestiones más económicas— habrá una discrepancia muy evidente desde el primer minuto, y aparentemente, difícil de conciliar. Según el acuerdo, “Junts propondrá la celebración de un referéndum de autodeterminación sobre el futuro político de Cataluña amparado en el artículo 92 de la Constitución”. Por el contrario, “el PSOE defenderá el amplio desarrollo, a través de los mecanismos jurídicos oportunos, del Estatut de 2006, así como el pleno despliegue y el respeto a las instituciones del autogobierno y a la singularidad institucional, cultural y lingüística de Cataluña”. Esto es, referéndum frente a Estatut, dos posiciones contradictorias.

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Junts apela en el acuerdo al artículo 92 de la Constitución, que señala: “el referéndum será convocado por el Rey, mediante propuesta del presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados. Una ley orgánica regulará las condiciones y el procedimiento de las distintas modalidades de referéndum previstas en esta Constitución”. Sin embargo, los socialistas insisten en que un referéndum de autodeterminación es inconstitucional de raíz porque choca de lleno con el artículo 2, y además señalan que no solo es inconstitucional, sino un error político porque el problema solo se puede resolver con un acuerdo y con una división, que es lo que para el PSOE supone un referéndum.

Por otra parte, en la otra mesa, la que Junts llama “de los déficits y limitaciones del autogobierno”, también hay una discrepancia muy de fondo. “Junts propondrá de entrada una modificación de la LOFCA que establezca una cláusula de excepción de Cataluña que reconozca la singularidad en la que se organiza el sistema institucional de la Generalitat y que facilite la cesión del 100% de todos los tributos que se pagan en Cataluña”, dice el texto. “Por su parte, el PSOE apostará por medidas que permitan la autonomía financiera y el acceso al mercado de Cataluña, así como un diálogo singular sobre el impacto del actual modelo de financiación sobre Cataluña. En este ámbito, también se abordarán los elementos esenciales de un plan para facilitar y promover el regreso a Cataluña de la sede social de las empresas que cambiaron su ubicación a otros territorios en los últimos años”, remataron los socialistas.

Las expectativas de esta primera reunión, que adelantó El Confidencial, son muy bajas por parte de los dos grupos. Se tratará más bien de organizar los trabajos, buscar una metodología, empezar a andar. Tampoco está aún claro que el papel del verificador sea tan relevante. El acuerdo dice que PSOE y Junts “han acordado dotarse de un mecanismo internacional entre ambas organizaciones, que tenga las funciones de acompañar, verificar y realizar seguimiento de todo el proceso de negociación y de los acuerdos a los que lleguen ambas formaciones”. El propio Pedro Sánchez dijo la semana pasada que, ante la desconfianza que hay entre los dos partidos después de años prácticamente sin relación alguna y con las heridas que dejó el procés, este mecanismo “puede ayudar”. Sin embargo, su papel está por determinar. “El verificador no es ningún actor político ni mediático. Es un equipo de profesionales, de técnicos que se dedican a esto profesionalmente”, insisten estas fuentes.

El PSOE ha ido cambiando la versión. Primero dijo que la cita en la ciudad helvética no se produciría finalmente esta semana por motivos de agenda. Las advertencias de Junts fueron inmediatas: recalcaron que ya habían pactado que un primer encuentro debía tener lugar en noviembre. Es decir, a más tardar este jueves 30. Una opción que se llegó a agendar y que finalmente se ha tenido que retrasar dos días en medio de un gran secretismo. Una de las pocas certezas es que el procedimiento elegido ha sido consensuado por PSOE y Junts y que el contenido de las reuniones quedará recogido en actas. De este modo, quien se responsabilice de verificar la relación podrá pronunciarse, “desde su posición neutral” según las fuentes consultadas, sobre los posibles problemas en las negociaciones, quién y por qué los ha motivado y las soluciones aportadas.

Las reuniones, según el acuerdo, serán mensuales. Para esta primera cita, Junts enviará a Puigdemont, Turull y a su portavoz parlamentaria Míriam Nogueras. Por la parte socialista solo está confirmado Santos Cerdán. “Hemos cuadrado las agendas, es una reunión de trabajo, nada más. Anunciamos cuando hicimos el acuerdo que iba a haber reuniones de este tipo, no es la primera ni va a ser la última. No hay que darle más importancia”, dijo el número tres en los pasillos del Congreso, tras el acto solemne de apertura de la XV Legislatura, en el que participó. Parece evidente que esta reunión le interesa más a Junts que al PSOE, que quiere evitar que toda la legislatura se centre en este asunto. También la oposición está especialmente interesada en esta cuestión, eje de su crítica al Gobierno. Lo único seguro ya es que esta primera reunión no pasará desapercibida, aunque aún falta por decidir cómo se contará y si seguirá la opacidad o habrá algún avance.

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