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Los cambios que planea Feijóo en la cúpula del PP y el desafío del líder en Cataluña tensan el partido

El futuro papel de Cuca Gamarra y la oposición de Alejandro Fernández a cualquier acercamiento a Junts hacen crujir las costuras de la formación

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo; el presidente del Senado, Pedro Rollán y la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, este lunes en un desayuno informativo en Madrid.
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo; el presidente del Senado, Pedro Rollán y la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, este lunes en un desayuno informativo en Madrid.Eduardo Parra (Europa Press)
Elsa García de Blas

Con sordina, mientras Pedro Sánchez negocia en muchas pistas para lograr su investidura, las costuras internas del PP dan los primeros crujidos. La tensión no tiene que ver con el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo —que salvó el envite de su debate de investidura fallida con una buena ejecución, según los barones—, pero sí con sus principales colaboradores y con el futuro del partido en uno de los territorios más sensibles: Cataluña.

En las próximas semanas, Feijóo tiene que tomar decisiones de calado sobre su equipo más directo y sobre el liderazgo del PP catalán. Su estrategia de oposición y el ejército con el que contará para volver a asaltar el poder quedarán marcados por este movimiento orgánico. En la disputa interna sobre el control del PP de Cataluña se libra, además, un debate ideológico de fondo sobre la relación del PP con los nacionalistas. De un lado, la tesis que abandera el vicesecretario Esteban González Pons, que sostiene que el PP debe poder negociar con Junts y el PNV. Del otro, la del líder del PP catalán, Alejandro Fernández, que se opone y reta a Génova. “Que se atrevan a defenderlo y lo votamos en un congreso”, desafían fuentes de su entorno.

El primer asunto interno es la remodelación de la cúpula de Génova 13 [sede central del PP, en Madrid]. Feijóo está meditando cómo reestructurar su dirección, que eligió de forma rápida en el congreso de Sevilla que le encumbró en abril de 2022, tras la salida abrupta de Pablo Casado. Año y medio después, este grupo da muestras de desgaste. El alcance de los cambios, que no están claros, está tensionando a la cúpula. Los planes del líder, que desconocen hasta algunos de los dirigentes con más mando en plaza, están sumiendo al partido en la confusión.

La clave está en Cuca Gamarra, la discreta secretaria general y disciplinada portavoz parlamentaria, que ha acumulado mucho poder. Se da por hecho que perderá uno de sus dos cargos, pero de cuál de los dos pierda dependerá que los cambios se conviertan en una crisis de alcance o en un ajuste más limitado. “Era una dirección provisional, y ahora Feijóo necesita un equipo propio para una oposición dura, con uñas y dientes, como se vio este jueves con la comparecencia de los presidentes del PP en el Senado”, analiza un dirigente veterano.

La opinión mayoritaria en el PP es que Feijóo necesita una estructura diferente de su comité de dirección. En el congreso de Sevilla, el político gallego diseñó una tricefalia con un reparto muy horizontal del poder entre la secretaria general Gamarra; el coordinador general, el andaluz Elías Bendodo, hombre fuerte de Juan Manuel Moreno Bonilla; y el vicesecretario de Organización, Miguel Tellado, ex número dos de Feijóo en Galicia y dirigente de su máxima confianza. El resultado ha sido disfuncional, creen muchos en el PP, porque no está claro quién manda y porque sus competencias se han solapado.

“Feijóo va a tocar el diseño de la organización, pero seguramente encajando las piezas, intentando no pisar demasiados callos. Tiene que reducir y clarificar la estructura y nombrar a los portavoces del Congreso y del Senado. Va a desenredar el problema que tiene en Génova 13, seguro; porque están a matarse entre ellos. Pero la clave está en Gamarra, en sí es una cosa u otra: secretaria general o portavoz. En realidad, lo que mejor le vendría a Feijóo es que Gamarra prefiriera quedarse en la portavocía del Congreso, porque va a ser Feijóo el verdadero portavoz. En el Senado, en cambio, sí que tiene que elegir a alguien que va a preguntar a Pedro Sánchez en las sesiones de control”, analiza un veterano que ha ocupado uno de esos tres puestos en liza en el pasado.

Tellado, en una imagen de archivo.
Tellado, en una imagen de archivo.Emilio Naranjo (EFE)

El inconveniente para Feijóo, si quiere un nuevo número dos, es que el artículo 48 de los estatutos del PP dice que “el Secretario General del Partido será nombrado por el Comité Ejecutivo, a propuesta del Presidente, de entre los miembros elegidos para este órgano por el Congreso del Partido”. En el congreso de Sevilla fueron elegidos 35 vocales, más cinco para la dirección, así que el nuevo secretario general, según la norma, debería salir de esa lista, en la que no figura Miguel Tellado, una de las opciones de Feijóo. Y, en principio, tampoco permitiría otra de las posibilidades que baraja el líder: nombrar a un perfil desconocido, como hizo Mariano Rajoy en 2008, cuando eligió a María Dolores de Cospedal como secretaria general. En el caso, claro, de que la nueva figura no salga de esa lista inicial. “Están estudiando la posibilidad de que dimita uno de esos 35 vocales, para nombrar a otro y que ese sea el nuevo secretario general. Nadie se opondrá luego, pero está cogido por los pelos y cualquier militante podría recurrirlo ante los tribunales”, advierte un dirigente.

Sea como sea el encaje de las piezas, el PP espera nuevos portavoces que, si hay investidura, ejerzan la oposición a Pedro Sánchez “con el cuchillo en la boca”. El partido se prepara para una legislatura durísima. Miembros de la dirección muy cercanos a Feijóo vaticinan un futuro próximo aciago. El PP cree que Sánchez va a perpetrar una “mutación constitucional” con la aprobación de la amnistía, que esperan que sea avalada por el Tribunal Constitucional, y con una reforma legal para que solo el Congreso, sin el Senado como establece el artículo 122 de la Constitución, nombre a 12 de los 20 vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), lo que serviría para que los progresistas se hicieran con el control del órgano de gobierno de los jueces. En opinión de esas fuentes de la dirección del PP, esto motivaría un procedimiento de la Unión Europea contra España por infracción del Estado de derecho que pondría en riesgo la recepción de los fondos europeos.

En paralelo, el PP tiene en el punto de mira al Constitucional, que espera que avale una a una todas las decisiones del Ejecutivo con su mayoría progresista, y no descarta forzar una crisis retirando todos sus recursos, alegando su falta de neutralidad. Feijóo necesita un ejército de filas prietas para afrontar ese escenario apocalíptico que auguran en Génova 13.

El asunto de Cataluña

Pero el líder tiene que resolver una segunda carpeta interna, no menor, sobre el futuro del PP en Cataluña. En plena ofensiva contra la amnistía, Feijóo se ha encontrado con que no puede relevar al líder del PP catalán, Alejandro Fernández, a quien quería quitarse de en medio cuanto antes. Fernández se ha enfrentado a la dirección en varios asuntos sensibles, como la decisión sobre la alcaldía de Barcelona y el diálogo con Junts, al que se opone. Y Génova quería celebrar un congreso de inmediato para sustituirlo, en cuanto pase la investidura de Sánchez, pero Fernández está dispuesto a plantar batalla.

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Feijóo, el ya diputado Nacho Martín y el presidente del PP en Cataluña, Alejandro Fernández, durante un acto electoral en Barcelona, el 17 de julio.Andreu Dalmau (EFE)

En todos los relevos internos, Feijóo ha seguido la misma estrategia: convencer al líder territorial de que se apartara, a cambio de recolocarlo, para evitar congresos de división. Con Fernández también lo ha intentado, ofreciéndole ir de diputado al Congreso o en las listas al Parlamento Europeo. Pero el catalán, que se ha construido una posición política diferenciada de la de Génova en su rechazo a la negociación con los independentistas, lo ha rechazado. “Lo importante es qué respuesta demos a la situación política”, aseguran fuentes próximas a Fernández, que defenderá su posición internamente. “Cuando se convoque el congreso, anunciará su decisión”, advierten en su entorno.

El debate de fondo sobre el liderazgo del PP catalán es estratégico, sobre si el partido mantiene la línea dura o transita hacia una vía más dialogante con los independentistas, como exploró Feijóo para su investidura fallida. Fernández cree que ganaría un congreso representando el rechazo al diálogo con Junts. “Una cosa es la cordialidad entre personas y otra la respuesta que debemos dar al desafío que se avecina, que a mi juicio ha de ser de firmeza absoluta. Cualquier titubeo, bandazo o ambigüedad no sería entendido por nuestra base social y sería aprovechado por nuestros adversarios para desacreditar nuestra postura”, defendió en una conferencia a mediados de septiembre, que se interpretó como la primera pica de su desafío. Fernández reivindicó un PP catalán “sin tutelas” y se lo puso muy difícil a Génova para apartarle.

Frente a las prisas iniciales, en la cúpula no desvelan ahora en qué fecha se celebrará el congreso del PP catalán. “Es pronto para tomar esa decisión”, apuntan en Génova. “Lo más lógico es alargar la fecha del congreso a ver si se le convence de dar un paso atrás. O nombrar a otro candidato cuando sean las elecciones catalanas dejándole en el cargo orgánico”, aventura un dirigente, que advierte de las posibilidades de Fernández. “Hay que tener cuidado porque tiene predicamento en las bases al haber defendido que no había que hablar con Junts. Y tiene apoyos de un sector, el de Cayetana Álvarez de Toledo. Una gestora sería un lío y mandaría un mensaje muy malo de que Madrid decide en Cataluña”. Las costuras crujen a la espera de que el líder decida.

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Sobre la firma

Elsa García de Blas
Periodista política. Cubre la información del PP después de haber seguido los pasos de tres partidos (el PSOE, Unidas Podemos y Cs). La mayor parte de su carrera la ha desarrollado en EL PAÍS y la SER. Es licenciada en Derecho y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en periodismo de EL PAÍS. Colabora como analista en TVE.

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