Feijóo choca con la mayoría del Congreso frente al cierre de filas de los suyos
Sin sorpresas en la primera votación de investidura del líder del PP, que aumenta su brecha con el PNV
Pasó lo que tenía que pasar, lo que, por muchos señuelos o invitaciones al transfuguismo que se lanzasen, estaba cantado desde hace un mes. Y lo que, salvo cataclismo, volverá a suceder el viernes, cuando se produzca la segunda y definitiva votación en el Congreso de la investidura de Alberto Núñez Feijóo. La primera se celebró este miércoles con el desenlace por todos conocido de antemano: el líder del PP se quedó a cuatro votos de la mayoría absoluta al reunir solo 172, los suyos, los de Vox y los de los únicos diputados de Coalición Canaria (CC) y Unión del Pueblo Navarro (UPN). Feijóo se dio de bruces con el resto de la Cámara, 178 escaños que reúnen la izquierda y los nacionalismos catalán, vasco y gallego, en este último caso sin distinción entre conservadores y progresistas. La única incertidumbre en la votación llevada a cabo a viva voz se produjo por el error del diputado socialista Herminio Sancho, que primero balbuceó un sí, para corregir inmediatamente.
Si la derrota se daba por descontada, el debate —a falta de la última votación, tan carente de intriga como la primera— ha permitido a Feijóo catapultar su figura como jefe de la oposición y al PP cerrar filas con su líder para acallar a los que especulaban con su cuestionamiento interno. Las ovaciones enfervorizadas que le han dedicado sus parlamentarios en las dos jornadas del debate no han dejado lugar a dudas en ese aspecto. Por contra, las vías para buscar aliados entre las filas del nacionalismo conservador, alistado en la mayoría de Sánchez, se han cerrado aún más este miércoles. Sobre todo en el caso de la formación que Feijóo ha perseguido con más ahínco, el PNV, cuyo portavoz, Aitor Esteban, concluyó su cruce dialéctico frente al presidente popular con una ironía: “Hoy ha hecho usted más amigos”.
Casi ninguno de los grupos que tenía enfrente se recató de atacar a Feijóo vaticinándole un liderazgo efímero. “Se le está poniendo cara de Pablo Casado”, le había dicho la víspera Gabriel Rufián, de ERC. También percutió por ahí este miércoles su paisano Néstor Rego, del BNG: “Esto es su funeral político”. Rufián y otros portavoces le habían advertido contra las ovaciones de los suyos: “No se fíe. A Casado también lo aplaudían hasta que lo apuñalaron”. Pero lo cierto es que el desempeño de Feijóo en la jornada inicial del debate ya había dejado a sus diputados muy satisfechos y en esta segunda cita se multiplicaron las muestras de entusiasmo y los aplausos atronadores.
La sesión se reanudó con la intervención de los dos grupos nacionalistas vascos, EH Bildu y PNV. Feijóo aseguró que no tenía pensado responder a la portavoz de la izquierda abertzale, Mertxe Aizpurua, pero que había cambiado de opinión al escucharla. Tanto cambió de planes el candidato a presidente que dedicó a EH Bildu más minutos que a nadie, mientras las palmas de su bancada lo acompañaban como una incesante banda sonora. Aizpurua no se anduvo por las ramas y dejó sentado desde el primer momento que su grupo está con la mayoría que apoya a Sánchez, de quien espera que ponga en marcha una agenda “plurinacional y profundamente social”. El voto de la izquierda abertzale, subrayó, siempre se usará para hacer frente al eje “negacionista, recentralizador y reaccionario”.
“Me preocuparía mucho que nos votase”, le replicó Feijóo, quien aprovechó la críticas de Aizpurua a la Transición para espetarle: “El régimen del 78 es el que les permite estar aquí a pesar de todo lo que han hecho”. Entre ovación y ovación, el candidato se extendió hablando de los crímenes de ETA, de Josu Ternera o de los condenados por terrorismo en las listas de Bildu. Y no faltó, claro, la estocada a Pedro Sánchez: “Hay que tener mucho valor para pactar con quienes no condenan los asesinatos de tus compañeros de partido”.
Más problemático resultó para Feijóo el duelo con Aitor Esteban. El portavoz del PNV le reiteró que su grupo le había dejado muy claro desde el principio que no lo apoyaría. De un lado, por sus pactos con Vox y de otro, por el propio discurso del PP: “¿Es propio de un partido de Estado lanzar arengas contra la mitad del país?”. Feijóo le replicó insinuando que el PNV apenas ha conseguido nada útil de su alianza con Sánchez y metiendo el dedo en la herida de su competencia interna con Bildu. La respuesta de Esteban fue corta y contundente. Empezó diciéndole que “no merecería ni réplica”, le recordó que los populares han votado con Bildu la mitad de las leyes aprobadas en el Parlamento vasco y remató con ese aviso de que aquello no era precisamente el comienzo de una gran amistad. Feijóo lo intentó arreglar al final del pleno acercándose a hablar en privado.
Del Grupo Mixto le llegaron al PP los apoyos de CC y UPN. La diputada canaria Cristina Valido lo justificó porque los populares han aceptado todas las demandas planteadas para las islas, aunque precisó: “Eso no significa que asumamos su ideología”. El respaldo de los foralistas navarros sí que es plenamente ideológico. “No pueden gobernar España aquellos que la quieren destruir”, resumió su diputado, Alberto Catalán. Entre las formaciones más pequeñas, la negativa fue del BNG, que se enredó con Feijóo en una discusión sobre su legado en la Xunta, salpicada de expresas alusiones por ambas partes a las elecciones autonómicas previstas para el próximo año en Galicia, donde el nacionalismo encabeza la oposición al PP.
Entre las conclusiones que deja la investidura, una de las más relevantes es constatar los nuevos tiempos de cordialidad que se han abierto entre PP y Vox. Lo evidenció Feijóo en sus palabras finales, cuando en dos ocasiones se erigió en el representante de “11 millones de votantes”, los que suman su partido y la extrema derecha. El candidato se despidió con una nueva recriminación a Sánchez por haber permanecido al margen del debate: “Aquí nos hemos retratado todos, con nuestras palabras y nuestros silencios”. El capítulo final será dentro de dos días y nada indica que se vaya a apartar del guion escrito este miércoles.
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