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Santiago Abascal felicita al candidato del PP por asumir los postulados de Vox y le pide ir más allá

El líder del partido ultra reclama a Feijóo una “colaboración sin remilgos ni complejos” entre las dos fuerzas de la derecha a cambio de apoyar su investidura fallida

Santiago Abascal pasaba este martes ante Alberto Núñez Feijóo, sentado en la segunda fila, tras bajar de la tribuna durante el debate de investidura del popular.Foto: CLAUDIO ALVAREZ | Vídeo: EPV
Miguel González

“Nosotros quisiéramos ir mucho más allá, pero es un comienzo”. Con una frase que evocaba el mítico final del filme Casablanca, el líder de Vox, Santiago Abascal, ha instado al del PP, Alberto Núñez Feijóo, a convertir el apoyo del partido ultra a su investidura en un pacto de “colaboración sin remilgos y sin complejos” entre las dos fuerzas de la derecha. Eso sí, le ha exigido que “tome distancia definitiva e inequívoca” con quienes desde las filas populares critican a la formación con la que gobiernan juntos en seis autonomías y unos 140 ayuntamientos.

El líder de Vox ha aprovechado su intervención en el debate de investidura para saldar cuentas con el PP. Primero ha recordado, alegando que no las repetiría, las descalificaciones que dirigió el Partido Popular a las dos mociones de censura que presentó su grupo en la anterior legislatura, a las que tachó de inútiles y contraproducentes. Luego, ha pasado revista uno a uno a los dirigentes del PP que han criticado a Vox, empezando por su portavoz, Borja Sémper, auténtica bestia negra de los ultras; y siguiendo por el vicesecretario general Esteban González Pons o el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla. “La obsesión por no depender de Vox les llevó al gravísimo error de alimentar en algunos casos y alentar en otros las campañas de demonización” de su partido, se ha quejado Abascal.

Tras el memorial de agravios, el líder de Vox se ha felicitado de que Feijóo haya optado finalmente por romper “el cordón sanitario” a su formación y haya asumido incluso algunas ideas que los ultras defendían hasta ahora en solitario, como la promesa de “desterrar el adoctrinamiento” de la escuela (pese a que en la mayoría de las autonomías la educación la gestiona el PP) y “enfrentarse a la Agenda 2030 o, al menos, a sus aspectos más lesivos” (aunque el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ha sido asumido por la derecha democrática europea). No satisfecho con ello, le ha pedido que vaya más allá y extienda a las comunidades autónomas que el PP gobierna en solitario las medidas que ha aceptado donde tiene a Vox de socio, como la derogación de las leyes de memoria histórica o la enseñanza en castellano, que los dos partidos han pactado en la Comunidad Valenciana o Baleares pero no se aplica en Galicia, según ha subrayado. También le ha pedido que apoye la iniciativa de Vox para proscribir las lenguas cooficiales en el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta y se vienen empleando desde 2005.

Feijóo, ha intentado zafarse del abrazo del oso de su socio subrayando las diferencias entre ambos y asegurando que el PP, a diferencia del partido ultra, es europeísta y cree en el Estado de las autonomías, mientras que ha calificado a Vox de partido “unitario”, evitando otros adjetivos menos amables para definir su ideología. Sin rechazar de plano la propuesta, ha alegado que si hay alguna cámara donde esté justificado el uso de las lenguas cooficiales es precisamente el Senado.

El candidato ha tenido que hacer encajes de bolillos para, de una parte, desmarcarse de Vox y, de otra, meter los votos de ambos partidos en el mismo saco y asegurar que las fuerzas de la derecha obtuvieron el 23 de julio 600.000 sufragios más que la izquierda. En su réplica, ha aludido más al anterior interviniente, el socialista Óscar Puente, que a su interlocutor, al que hubiera querido despachar con un agradecimiento protocolario por haberle regalado los 33 votos de sus diputados sin pedirle a cambio entrar en su hipotético Gobierno.

Oídos sordos

Abascal le ha dejado claro que, aunque no ha pedido ministerios de un Gobierno que no va a existir, su apoyo a Feijóo no es gratuito: le ha exigido que acepte a Vox como socio y haga oídos sordos a los cantos de sirena de quienes le aconsejan arrinconarlo para comerse su electorado. Ha dado por hecho que los dos partidos tienen el “compromiso de trabajar juntos” para afrontar el desafío separatista, pero es difícil que Feijóo comulgue con la interpretación que ha hecho Abascal de lo sucedido en 2017. En opinión del líder ultra, el Gobierno de Mariano Rajoy no aplicó el artículo 155 de la Constitución para salvaguardar la unidad de España, sino “para proteger a los separatistas”, a los que ha recomendado tomar nota “de la ira del pueblo español cuando se le traiciona”.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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