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El narco se hace más global: hasta 18 nacionalidades en una misma banda

La Policía Nacional detiene a 197 personas de 34 países distintos durante la primera mitad del año en una treintena de investigaciones contra el crimen organizado financiadas con fondos europeos

Un piso valorado en casi tres millones de euros a pie de playa servía de cuartel general a un ciudadano holandés residente en Marbella. Con antecedentes en su país por delitos violentos, secuestro y tráfico de drogas, vivía lujosamente en la Costa del Sol. Allí ejercía de jefe de una organización dedicada a enviar droga a distintos puntos de Europa a través de negocios de logística y paquetería. Contaba con una aliada a casi 1.400 kilómetros al suroeste, en Tenerife, una empresaria que había ideado un conglomerado de compañías para realizar los transportes y disponía de 480.000 euros en efectivo en casa escondidos en una maleta. A casi 2.000 kilómetros al norte, en Países Bajos, había más socios, que negociaban la venta de las sustancias estupefacientes y armas de fuego. Entre medias, contaban con numerosos colaboradores de distintas nacionalidades: España, Irlanda, Bulgaria, Rumanía, Portugal o Malasia, entre otras, hasta un total de 18 distintas. “Había gente de medio mundo”, cuenta uno de los agentes de la Policía Nacional que consiguió desmantelar esta organización y detener a 23 personas de la misma banda. Son parte de los 197 arrestos realizados en el primer semestre de este año en investigaciones que cuentan con apoyo de los fondos europeos, la mayoría desarrolladas en el litoral malagueño.

La internacionalización del crimen organizado es una realidad que va a más, según explican expertos policiales. Si hasta hace unos años las bandas solían corresponder a un perfil más homogéneo de compatriotas, hoy se mezclan delincuentes de distintas nacionalidades dificultando mucho la labor policial. “Se traduce en más posibilidad de puertos de entrada para la droga, más destinos, más compradores. Es todo mucho más complejo”, explican fuentes policiales, que consideran que la colaboración con cuerpos de seguridad de toda Europa “fundamental” para llevar a buen término las operaciones. Como ejemplo, las 29 actuaciones llevadas a cabo con financiación de fondos europeos en los seis primeros meses de 2023, que han culminado con la detención de 197 personas de 34 nacionalidades distintas pertenecientes a grupos criminales. Entre ellos había 33 fugitivos, “algunos extremadamente peligrosos”, según ha informado este viernes la Policía Nacional en un comunicado.

El ciudadano alemán, la empresaria asentada en Tenerife y los asociados de medio planeta fueron arrestados en la denominada Operación Contesa, que acabó con 23 detenidos, todos ya en prisión provisional. Fue un trabajo que incluyó la intervención de seis transportes de droga —el primero en Málaga con destino a Noruega; otro en Granada con destino en Alemania y uno más en Murcia con destino a Irlanda, entre otros— en los que la droga solía viajar oculta entre otras mercancías, con los fardos revestidos de materiales como poliuretano para dificultar su hallazgo. “Esta gente se dedicaba a muchos temas. Y los pillamos cuando ya empezaban a preparar la logística para realizar un transporte de cocaína”, cuentan fuentes policiales, que destacan la vida lujosa que llevaban algunos de los miembros de este grupo en el litoral malagueño.

Las investigaciones que cuentan con fondos europeos están desarrolladas por la Unidad Central de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional. Cuentan con el apoyo de Europol —la brigada policial europea— y la colaboración de autoridades de 17 países del continente. Su foco está puesto en organizaciones criminales dedicadas al tráfico de drogas y al crimen organizado, señaladas como las “más influyentes en cuanto a corrupción se refiere, así como por el uso extremado de violencia, armas de fuego y armas de guerra”, según el documento policial, que señala la capacidad de dichas bandas para introducir “grandes cantidades de estupefacientes” en toda la Unión Europea. Es el caso del grupo formado por un español, un colombiano asentado en Portugal y varios portugueses que introducían cocaína desde Colombia a través de un velero con base en Estepona en el que viajaban un tripulante alemán y otro ucraniano de pasaporte ruso. Fueron localizados la pasada primavera en las Islas Azores con cerca de una tonelada de cocaína. “Y no fue la primera ni la única vez que se ha pillado una embarcación con esas o más cantidades”, explican fuentes de la investigación.

Fugitivos y objetivos prioritarios

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Entre los arrestados se encuentran seis miembros de peligrosas bandas criminales “con una alta capacidad para desarrollar actividades de crimen organizado en Europa”. “También se ha detenido a seis objetivos prioritarios para Estados miembros de la Unión Europea”, añade el comunicado policial. Ahí entran, por ejemplo, Mario Palamara, representante para la ‘Ndrangheta —la mafia de la región italiana de Reggio-Calabria— que solía mediar en envíos de cocaína entre Colombia e Italia. Era considerado uno de los criminales más peligrosos de su país y era prófugo de la justicia desde 2015 hasta su detención en Fuengirola. Otro caso, de esta pasada primavera, es el del polaco Robert Czik, incluido en el listado European Most Wanted Fugitives 2022 y al que arrestaron mientras desayunaba en una cafetería de Marbella. Ambos se habían escondido, como tantos otros fugitivos, en la Costa del Sol. “Es un sitio perfecto para ellos: urbanizaciones perdidas por el monte, millones de turistas, identidades falsas… a veces encontrarlos se vuelve muy difícil”, añade un agente policial especializado, que explica que todos suelen estar relacionados con el tráfico de drogas. “Los buscan en su país o incluso a nivel europeo, pero se esconden en esa zona y siguen operando mientras viven como reyes”, añade el mismo policía.

Durante la casi treintena de operaciones realizadas en este primer semestre con el apoyo de fondos europeos, se han intervenido casi cinco toneladas de cocaína, 1,7 de hachís y 1,3 de marihuana, sustancia a la que se dedican cada vez más organizaciones criminales debido a su rentabilidad y las bajas penas que lleva asociado su tráfico.

Las actuaciones policiales han servido igualmente para incautar 1,73 kilogramos de heroína, 53 kilogramos de sintéticos, 3.300 pastillas de éxtasis, 4,2 millones de euros en efectivo, 38 joyas de alto valor, 57 vehículos, tres embarcaciones, diversas propiedades valoradas en unos doce millones de euros y otros diez millones bloqueados en distintas cuentas. También 28 armas de fuego. “Están ya en el día a día de los narcotraficantes”, confirman fuentes policiales.

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