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Marruecos socorre a Valencia en la limpieza del alcantarillado: “Son soldados del Sáhara que trabajan sin comer y sin parar”

Un centenar de operarios con 36 camiones provenientes del país africano agilizan la urgente limpieza de los desagües, uno de los principales problemas que aún tienen los municipios afectados

Operarios marroquíes trabajando en Alfafar.
Operarios marroquíes trabajando en Alfafar.Massimiliano Minocri
Luis Enrique Velasco

La cuadrilla de Drief Elkramar no conoce la pausa. Su camión cuba ha recorrido casi 800 kilómetros desde Tánger (Marruecos), pasando por el puerto de Motril, para que los vecinos de la calle Cruz Roja de Alfafar puedan respirar con alivio. Elkramar, de 49 años, no habla una sola palabra en español, pero no es necesario para que el trabajo de limpieza de alcantarillas fluya sin descanso. Uno de sus compañeros introduce una manguera negra de una pulgada y media de ancho en el patio de la casa nueve e inyecta agua a presión. “El chorro podría perforarte una pierna”, explica Abselam Abbel-lah, quien trabaja en Protección Civil en Ceuta y quien durante la jornada sirve de traductor para el contingente marroquí especializado en desatascar sistemas de drenaje.

Unos metros más allá, otro operario localiza la alcantarilla que se conecta con el desagüe de la casa nueve y mete otra manguera ancha que se encarga de succionar el lodo y la basura atascada. Los restos terminan en una cisterna del camión cuba que porta la bandera de Marruecos, y que cada cierto tiempo se retira del vecindario para deshacerse del lodo y volver a empezar el proceso.

Marruecos ha enviado a los municipios afectados 36 camiones cuba y cerca de un centenar de operarios para agilizar las labores de limpieza de los sistemas de drenaje, cuyo mal estado supone ahora uno los mayores problemas de salud pública que afrontan las localidades más afectadas por la dana.

Las labores en la zona se han complicado porque todas las tuberías del barrio confluyen en los 10 metros de vía que conforman la Calle Cruz Roja, donde viven cerca de una veintena de familias. Así lo explica Juan Sebastiá, coordinador de la operación de limpieza en Alfafar. Y el problema se agudiza porque los corredores principales de drenaje están llenos de toda la basura imaginable. “Ayer sacamos un váter de la alcantarilla”, expone este funcionario que salta sobre una alcantarilla destapada a la que le recubre una sólida montaña de escombros. La ayuda del contingente de Marruecos ha sido vital para dar solución al problema.

Los operarios del país magrebí estacionaron su primer camión cisterna el viernes por la mañana. Para la mayoría de vecinos ha sido una sorpresa su llegada. Desde ese día una cuadrilla de seis personas trabaja sin descanso, aunque de vez en cuando algún vecino se acerca para pedir algún favor que no tiene que ver con las enlodadas alcantarillas; como abrir una cerradura atascada o mover algún vehículo para despejar el paso. “Son guerreros del Sáhara que trabajan sin comer y sin parar”, comenta Ayman, el intérprete que acompaña a la cuadrilla.

Efectivos de Francia y Portugal

Virginia Barracones, directora general de Protección Civil y Emergencia, explica que a este contingente marroquí se han sumado un centenar de efectivos de Francia y Portugal con máquinas excavadoras y retroexcavadoras y camiones de carga. Estos se suman a los 94 camiones desatascadores españoles que trabajan en la zona.

La funcionaria aclara que la ayuda desde Marruecos fue ofrecida “desde el primer día tras la tragedia”, pero que la Generalitat valenciana no anunció al Centro Nacional de seguimiento y coordinación de Emergencias (CENEM) de la aceptación de los camiones hasta el mediodía 12 de noviembre, casi dos semanas después de la riada. “Hemos insistido por activa y por pasiva, pero el sistema es así, quien dirige, decide, en este caso, la Generalitat”, zanja Barracones.

Operarios marroquíes trabajan para desatascar el alcantarillado de Alfarfar.
Operarios marroquíes trabajan para desatascar el alcantarillado de Alfarfar. Massimiliano Minocri

Los vecinos de Cruz Roja han padecido la ausencia de efectivos de Marruecos en la zona. En la casa de Juan Madrigal, vecino de la casa nueve, una marca en la pared señala hasta dónde llevó el nivel del agua, algo más de un metro y medio de altura. Este vecino explica que las labores de limpieza no han cesado desde la riada y que todos los avances conseguidos han sido gracias a la ayuda de voluntarios. “La primera semana hemos tenido autos en las calles, la siguiente, muebles, y ahora agua enlodada que no podemos drenar”. En el garaje de Madrigal, que está conectado directamente con la casa a través de unas escaleras, casi 10 centímetros de lodo lo recubren todo.

Polvareda en los próximos días

La ayuda del contingente marroquí podría poner fin a la agonía de convivir con el fango. La comunicación con los operarios no ha supuesto ningún problema para este vecino. “Si uno quiere entenderse, lo consigue como sea, aunque no se hable el mismo idioma”, comparte Madrigal, quien considera que la ayuda ha sido “maravillosa”. Para otros vecinos los problemas han sido mayores porque el fango se ha mezclado con residuos fecales provenientes de bajantes destruidos por el agua. Sebastiá, el coordinador de la zona, explica que han tenido problemas para limpiar estos edificios porque ese tipo de lodo contaminado debe ser transportado hacia puntos lejos de los centros urbanos y aún no tienen la autorización para su traslado.

“En este barrio tuvimos que usar mascarillas casi desde el primer día”, expone Laura Hernández, de la casa 14, quien comparte que algunos voluntarios que llegaron a ayudar regresaron con problemas respiratorios y cutáneos. Desde el Gobierno valenciano han alertado de que el fuerte viento en los próximos días puede generar polvareda, por lo que se ha recomendado el uso de mascarillas.

El olor ha mejorado a medida que las labores de drenaje avanzaban. Sin embargo, la magnitud del desafío ha superado las expectativas de Elkramar, que lleva 25 años trabajando en limpieza de sistemas de drenaje. Este operario de Tánger admite que han sido las jornadas más difíciles que recuerda. Desatascar la calle entera le ha tomado a él y a su equipo casi dos días, con jornadas que empiezan a las siete de la mañana y que terminan cuando la oscuridad se cierne sobre esta calle de Alfafar, sobre la seis de la tarde. Abbel-lah expone que hay otros seis grupos trabajando en los municipios afectados y que cada día un coordinador les designa una calle distinta. El funcionario esclarece que han llegado sin fecha de retorno. Cree que, ante la magnitud del problema, van a pasar aún varias semanas en el terreno.

Jesús Sonera, gerente de Desatranques Jaén, explicó a EL PAÍS que en las localidades al sur de Valencia existen 800 kilómetros de tuberías bloqueadas. Según sus cálculos, cada camión podría despejar aproximadamente 400 metros por semana, trabajando en turnos de 12 horas diarias. Con una flota de 100 camiones dedicados a la tarea, se necesitarían cerca de cinco meses de trabajo continuo para completar la limpieza.

Hernández, de la casa 14, comenta que a la zona habían llegado efectivos de Guadalajara, Canarias, Alicante y Galicia, pero sin camiones cuba o maquinaria para ayudar con la limpieza. Sonríe aliviana porque gracias a la ayuda extranjera, la situación de su calle se acerca, día tras día, a la tan anhelada normalidad.

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