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Cuando defender a los trabajadores equivalía a la pena por matar de 40 puñaladas

Una exposición homenajea a la cúpula de CC OO condenada a 162 años de prisión por el franquismo. Bolaños: “Es un antídoto contra los nostálgicos”

Natalia Junquera
exposición CC OO
Familiares de condenados en el proceso 1001 se reencuentran en la exposición que homenajea a la cúpula de Comisiones Obreras condenada por el franquismoJaime Villanueva

Esta semana, la Audiencia Provincial de Sevilla condenó a 20 años de prisión a un hombre por matar a otro de 40 puñaladas. En 1973, el Tribunal de Orden Público impuso esa misma pena, la más alta de su historia, a Marcelino Camacho y Eduardo Saborido por el delito de “asociación ilícita”. Eran, junto a Nicolás Sartorius, Paco García Salve, Juan Muñiz Zapico, Fernando Soto Martín, Paco Acosta, Miguel Ángel Zamora Antón, Pedro Santiesteban y Luis Fernández Costilla, la cúpula de Comisiones Obreras, entonces sindicato clandestino. Las altísimas condenas del llamado Proceso 1001 (162 años de prisión para diez dirigentes sindicales), fueron, según ha recordado este jueves Sartorius, “uno de los actos de represión más brutales de la dictadura contra los pacíficos representantes de los trabajadores”. El Régimen se revolvía, en sus estertores, contra la oposición democrática. “Querían dar un escarmiento al movimiento estudiantil, vecinal y sindical”, ha explicado el líder de CC OO, Unai Sordo, “pero la estrategia acabó volviéndose en su contra”. El proceso destapó una ola de solidaridad internacional, unió a la lucha antifranquista e incorporó nuevos sectores a la protesta. Una exposición inaugurada este jueves por el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, en la Biblioteca Nacional recuerda ahora su sacrificio, su contribución democrática y su ejemplo.

En tiempos de “discursos revisionistas”, ha dicho Bolaños, “cuando algunos intentan convertir el blanco en negro y el negro en blanco, estas exposiciones son didácticas, un antídoto contra los nostálgicos”. Sartorius, que pasó seis años en prisión, ha insistido en que la “democracia no puede sustentarse sobre el olvido”. “Qué costosa está resultando la necesaria recuperación de la memoria democrática, casi igual de costosa que la reconquista de nuestras libertades”, ha lamentado. Una semana después de que Ramón Tamames, exdirigente del PCE, sugiriese en la fallida moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez que la Guerra Civil había empezado en 1934 y no con un golpe de Estado de Franco, y que no había habido “ni buenos ni malos”, Sartorius ha pedido batallar contra “la desmemoria que predican algunos”, recordar que “la dictadura no murió en la cama, sino en la calle” y que la democracia, “como la belleza, es frágil”, hay que cuidarla y defenderla. “Lo que se consiguió en décadas, como los derechos de las mujeres, puede perderse en días si no se va a votar o siendo incapaz de llegar a acuerdos”, ha añadido, en alusión a las disputas actuales en la izquierda. “Hubo que pelear y mucho”, ha subrayado, y fomentar el olvido equivale a “hurtar a la sociedad española su autoestima: no nos concedieron la democracia y la libertad... la ganamos”.

Fausto Canales, hijo y sobrino de represaliados del franquismo, visita la exposición en la Biblioteca Nacional que homenajea a la cúpula de CCOO condenada en el proceso 1001.
Fausto Canales, hijo y sobrino de represaliados del franquismo, visita la exposición en la Biblioteca Nacional que homenajea a la cúpula de CCOO condenada en el proceso 1001.Jaime Villanueva (EL PAÍS)

El sacrificio de la cúpula condenada de Comisiones Obreras, así como el de “miles de trabajadores” que sufrieron “cárcel, torturas y destierro” en su defensa de los valores democráticos, ha añadido Sordo, “ha dejado de ser patrimonio del sindicato para ser patrimonio del país”. “Por eso no vamos a permitir ni que nos roben la memoria ni que nos rehagan la historia”, ha añadido el líder de CCOO.

Carme Molinero, catedrática de historia contemporánea y comisaria de la exposición, ha explicado que el 1001 fue “un proceso político” y que la sentencia “reproduce tal cual el atestado policial” después de un juicio sin garantías. Bolaños ha reivindicado la ley de memoria democrática aprobada el pasado octubre y que declara nulas las sentencias de todos los tribunales franquistas.

La muestra, con fotografías y documentos históricos, recorre los distintos hitos del proceso judicial, que terminó siendo un juicio al propio Régimen, cada vez más aislado. El encarcelamiento de los representantes sindicales provocó una ola de solidaridad nacional e internacional: de Pablo Picasso a Marlon Brando; de Jean-Paul Sartre a Arthur Miller. La exposición, como ha destacado Molinero, también dedica una zona especial a las mujeres: “esposas de los presos, encargadas de ir a hablar con las autoridades, de intervenir en los actos de solidaridad en el extranjero. Su papel, menos conocido, fue fundamental...”.

El líder sindicalista Marcelino Camacho tras ser puesto en libertad.
El líder sindicalista Marcelino Camacho tras ser puesto en libertad.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tenía previsto inaugurar este jueves la muestra, pero tuvo que cancelar su intervención por el viaje oficial a China. Al acto han acudido, además del ministro de Presidencia, el de Cultura, Miquel Iceta, y el de Universidades, Joan Subirats, además del secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez. También han estado presentes los cantantes Ana Belén y Víctor Manuel, y las abogadas Paca Sauquillo y Cristina Almeida, quienes participaron en la defensa de los procesados, así como familiares de los encarcelados. La muestra permanecerá en la Biblioteca Nacional hasta el próximo 25 de junio.

Supervivientes del proceso 1001, junto a dos de sus abogadas, el líder de CCOO, el ministro de Cultura y el secretario de Estado de Memoria Democrática, en la inauguración de la exposición.
Supervivientes del proceso 1001, junto a dos de sus abogadas, el líder de CCOO, el ministro de Cultura y el secretario de Estado de Memoria Democrática, en la inauguración de la exposición. Jaime Villanueva (EL PAÍS)

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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