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Los aliados aprovechan el debate en el Senado para reivindicarse ante Sánchez

Socios como ERC, PNV, Compromís o Teruel Existe recriminan al presidente algunas de sus políticas y el formato del debate celebrado en la Cámara alta

José Marcos
El senador de Mès Per Mallorca Vicenç Vidal, le entrega una camiseta a Pedro Sánchez durante el debate en la Cámara Alta.
El senador de Mès Per Mallorca Vicenç Vidal, le entrega una camiseta a Pedro Sánchez durante el debate en la Cámara Alta.Rodrigo Jimenez (EFE)

El bipartidismo se dio un homenaje y acaparó el Senado, la cámara de representación territorial según dice la Constitución, durante casi tres horas. Ese fue el tiempo que duró el cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Los otros 17 partidos representados en la Cámara alta se repartieron otras tantas horas de un debate en el que el duelo entre los líderes del PSOE y del PP lo eclipsó todo. Pero la satisfacción en el Gobierno, donde dan por hecho que el efecto Feijóo ha pinchado y que cada vez son más evidentes las costuras del líder del PP, fue momentánea. El grueso de formaciones que aguardaron su turno, ya en un ambiente más desangelado, forman parte de los socios de la investidura y así se lo recordaron a Sánchez. En plata: sin su apoyo el Gobierno no podrá llegar muy lejos. “Tengo que mostrar mi sorpresa por el formato del debate, un ‘cara a cara’ entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición, mientras el resto de partidos quedamos para los restos. No nos busque señor presidente para ser meros espectadores”, advirtió Estefanía Beltrán (PNV). “Lo que ha sucedido ha sido una falta de respeto a todos los grupos parlamentarios excepto al PP. Ha celebrado aquí su primer debate electoral (...) El Estado español tiene un grave problema territorial, sin embargo, usted ha venido a tomarle el pulso a la derecha. Si quiere ganar las próximas elecciones mire un poco más a la izquierda”, subrayó Mirella Cortès (ERC).

El mini debate del estado de la nación entre Sánchez y Feijóo dio paso a un debate totalmente distinto, que sobre todo le sirvió al presidente del Gobierno para pulsar el estado de las relaciones con los socios habituales. Las críticas de Ciudadanos, Vox, UPN o Junts entraron dentro de lo previsto, por lo que el interés del PSOE estaba en comprobar el ánimo de sus aliados. Y ninguno dejó pasar la oportunidad para reivindicarse —en una cámara tan fragmentada un voto puede significar la victoria o la derrota— y transmitir sus diferencias con mayor o menor intensidad. Sánchez trató de contrarrestar las críticas apelando a las fortalezas del Estado descentralizado y la cogobernanza. “Este Gobierno reconoce la diversidad territorial del país”, reiteró el presidente, que recordó las competencias de las comunidades autónomas también para paliar la crisis energética. Sánchez les contestó a todos empleando un único turno de palabra, el mismo trato que dedicó a Feijóo.

El resquemor que algunos portavoces arrastran por el rechazo por sistema del Gobierno a aceptar enmiendas en el Senado —para ahorrarse tiempo y que la ley de turno no regrese al Congreso para su aprobación definitiva—, se percibió en varias intervenciones. Carles Mulet, de Compromís, acusó al presidente de “su traición a la legalidad internacionalidad al plegarse a los deseos del régimen marroquí con el Sáhara Occidental” tras el reconocimiento de La Moncloa a la propuesta de autonomía de Rabat como la “más seria, realista y creíble” para la antigua colonia española. “El Gobierno debería tener más sensibilidad con la España Vaciada, nos llenan de placas solares y de molinos. En la provincia de Teruel hay proyectados miles de megavatios, más que la producción de todas las centrales nucleares que hay en España”, lamentó Joaquín Egea, de Teruel Existe, otro de los aliados más fiables del Ejecutivo.

La sucesión de intervenciones dio rienda a las demandas, protestas y algún agradecimiento de un crisol de partidos de todo tipo, independentistas, regionalistas o incluso circunscritos a una isla, como la Agrupación Socialista Gomera. “Lamentamos esta pelea partidista cuando se requieren respuestas colectivas. Hubiéramos deseado que el plan de ahorro se hubiera adaptado a las singularidades de cada parte del país. En Canarias no tenemos trenes, tenemos guaguas y vamos a seguir peleando para que sus usuarios se beneficien de las ayudas al transporte”, dijo su portavoz, Fabián Chinea. “Estamos cansados de que el Estado nos ningunee”, espetó Viçenc Vidal, de Més per Mallorca, socio del Ejecutivo socialista balear. El portavoz de este partido exhibió una camiseta reivindicativa que ponía “Mangarrufes” con la que instó a Sánchez a cumplir sus promesas. La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, no disimuló su sorpresa.

“Nos tendrá enfrente si flaquea o se desvía de sus compromisos”, no se anduvo con rodeos Koldo Martínez, de Geroa Bai, otro aliado decisivo para que los socialistas lograsen la presidencia de Navarra. Esta misma idea se repitió como una letanía a lo largo del debate dentro del debate que protagonizaron Sánchez y Feijóo, con todas las variantes posibles. “Esperamos que usted y su Gobierno no defrauden a todos aquellos sectores progresistas que depositaron su confianza en esta legislatura”, observó Gorka Elejabarrieta (EH Bildu). “Mal que le pese al bipartidismo, el Senado necesita una reforma estructural urgente”, concluyó Pablo Gómez Perpinyá, de Más Madrid, que se convirtió así en una suerte de abanderado de todos los partidos con los que el PSOE y el PP cohabitan en el Senado.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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