Los desafíos y deberes del PP para Feijóo
Referentes históricos, barones y portavoces de distintas sensibilidades piden un partido que se desprenda de Vox, sin populismos, autonomista, de centro amplio y que dialogue más hacia dentro y hacia fuera
Habla José Manuel Romay Beccaría, desde sus 88 años, medio siglo entrenado en todo tipo de batallas políticas y el gran mentor y padrino de Alberto Núñez Feijóo: “Es un líder con una experiencia de gestión, en Galicia y en los debates nacionales también en Madrid, y llega con una unanimidad poco frecuente en el partido, y con un liderazgo que no tuvieron ni José María Aznar ni Mariano Rajoy al principio”. Remata Francisco Álvarez Cascos, exsecretario general del PP, impulsor, junto con Romay, de la carrera política en Madrid de Feijóo, que luego fue enviado a Galicia para suceder al patrón, Manuel Fraga: “Le conozco desde 1996 y tiene las tres cualidades tan infrecuentes ahora pero indiscutibles para un gran político, capacidad, experiencia y sentido común”. EL PAÍS ha consultado a una quincena de dirigentes, barones, referentes y portavoces de distintas sensibilidades y generaciones del PP. Y casi todos concluyen que el nuevo PP debe desprenderse de Vox y su populismo, abarcar un amplio centro derecha autonomista y ser más dialogante hacia dentro y hacia fuera, en su relación de Estado con el PSOE.
“El PP solo ha gobernado España cuando ha estado centrado y unido y cuando no se disfrazó de nada más, porque cuando estamos en el centro se puede pivotar a un lado u a otro, ese el camino trazado, y si este país llega un día a la madurez democrática en el que los dos principales actores políticos puedan plantearse pactos de Estado pues se abordarán”, señala Elías Bendodo, vicepresidente de la Junta de Andalucía y mano derecha de Juan Manuel Moreno, el barón más importante ahora en el entorno de Feijóo.
Alfonso Alonso, exministro de Mariano Rajoy y ligado en el anterior congreso del PP a la candidatura de Soraya Sáenz de Santamaría, lamenta la carencia de grandes acuerdos entre los populares y el PSOE de Pedro Sánchez, del que constata que “tampoco se deja mucho”. Alonso también aspira a que el PP de Feijóo recupere la “vocación de encuentro como casa común de todo el centro derecha”, pero sin ser en exceso doctrinarios, porque observa muchos puntos de encuentro económicos, constitucionales, europeos y sociales con el PSOE. El expresidente del PP vasco anhelaría que Feijóo armara mejores equipos, más plurales, con “talentos contrastados y referentes sólidos en cada materia”. Alonso está a favor de combatir a los “nacionalismos y nativismos”, pero también de “comprender sinceramente la diversidad de España como una riqueza a preservar, sin empeños identitarios, porque nuestra identidad como españoles no solo es compatible con otras identidades, es que nace de ellas”.
Pedro Puy Fraga es mucho más que el eterno portavoz parlamentario de Feijóo en el Parlamento gallego y el sobrino del gran patrón. Está en las quinielas en la terna recurrente de sus sucesores. Y es su ariete y negociador. Puy Fraga augura que Feijóo abundará por “los acuerdos y consensos siempre que sean posibles, como ha hecho en Galicia, con reformas institucionales, durante la covid, con la entrada del BNG en la renovación del consejo de RTVG o el Consello de Contas, y sin abusar de su mayoría”, algo que la oposición sin embargo le reprocha abiertamente. Puy llama la atención sobre una frase del discurso de presentación de la candidatura cuando Feijóo prometió una alternativa con sentido de Estado sin dogmas: “Diré que sí cuando haya que decir que sí y que no cuando toque decir no”.
Borja Sémper, exdirigente del PP vasco del sector más liberal, ahora retirado de la política, afirma: “Feijóo tiene la oportunidad de salirse del marco discursivo en el que otros han metido al partido, dejará de mirar de reojo hacia dónde esté Vox y sus debates, se desprenderá de su marcaje y se centrará en ser alternativa a Sánchez con propuestas de centro sensatas y sólidas en forma y fondo”. Sémper ve a Feijóo pactando asuntos de Estado y para el funcionamiento de las instituciones. Y sobre Vox, advierte: “Lo importante no son las cosas en las que se puede coincidir con Vox; lo verdaderamente relevante son las cuatro o cinco en las que no se está de acuerdo, porque son las más definitorias: Europa, inmigración, modelo de estado, intervencionismo y autarquía económica…”.
Alfonso Serrano, portavoz de Isabel Díaz Ayuso en la Asamblea de Madrid y su candidato a secretario general del partido en esa comunidad cuando ella asuma la presidencia, es el que marca más matices con respecto a la mayoría de los sondeados. Entiende que con este PSOE de Sánchez “no se puede pactar nada”; y con Vox, y sobre todo sus votantes, se muestra muy tibio, como suele hacer siempre su jefa: “Fueron afiliados del PP, les respetamos en muchas cosas, no hay que despreciarles, solo contrastar proyectos”.
Varios presidentes autonómicos del PP declinaron anticipar sus opiniones sobre cómo debería encauzarse Feijóo como líder de la oposición hasta conocer más detalles de su proyecto en el congreso del 1 y 2 de abril en Sevilla. Uno de los más críticos con el anterior equipo de Pablo Casado y Teodoro García Egea incidió en que lo primero es nominarle presidente “y no empezar la casa por el tejado como quiso hacer Cayetana Álvarez de Toledo en la Junta Directiva Nacional cuando nos habló de la necesidad de una ponencia política”. Al final, no la habrá, porque la nueva cúpula considera que meterse ahora en ese berenjenal es precipitado.
Un barón autonómico avanza cuál debería ser la gran diferencia entre Feijóo y el equipo de Casado: “Confiar más en las personas, en los equipos, en los territorios, en tu gente, dialogar más hacia dentro y hacia fuera”. Otro presidente regional, ahora en la oposición, añade: “Cada comunidad debe tener margen de maniobra para llegar a acuerdos preservando el ideario del PP, como han hecho Almeida, Ayuso y Moreno, y como seguro hará Fernández Mañueco en Castilla y León”.
Alejandro Fernández, presidente del PP catalán y exponente de la línea sin concesiones contra el nacionalismo, se muestra convencido de que Feijóo hará “una oposición dura porque el Gobierno es muy malo, pero rigurosa y sin exabruptos”.
La mayoría de los dirigentes del PP consultados opinan, desde el anonimato, que sobre el caso Ayuso el futuro líder tendrá que dejarlo cerrado y no indagar más y coinciden en que “si al final se demuestra que hubo espionaje o revelación ilegal de datos ya será la justicia la que lo determine”. Serrano, portavoz de Ayuso, avisa: “La que sufrió un daño brutal fue Ayuso y su familia y su honor debe ser restañado”.
Touriño recuerda otro líder
El perfil de político cabal con propuestas de Estado que se proyecta en parte sobre Alberto Núñez Feijóo no es el que sufrió el expresidente socialista gallego, Emilio Pérez Touriño, cuando el popular se estrenaba como líder de la oposición. En su libro de memorias, O Futuro é Posible: Retrato dun Tempo de Cambio (1998-2009), Touriño recuerda que aquel Feijóo de su primera etapa usó todas las herramientas a su alcance para hacerle daño, como cuando se filtró falsamente un gasto ostentoso para su coche oficial. El expresidente del breve bipartito progresista relata en sus memorias que el Feijóo de la oposición y su segundo, Alfonso Rueda, le llegaron a acusar de pasearse por la playa mientras Galicia ardía de incendios, rompió en 2007 el pacto por la normalización del gallego que había suscrito Manuela López Besteiro, la conselleira del PP de Manuel Fraga, y se negó a seguir adelante con la reforma del estatuto de autonomía porque consideraba esa iniciativa “un suicidio” ante el clima de confrontación que provocado por el estatuto catalán.
Touriño le retrata como un posibilista, amable y conciliador en las formas, pero controlador en el fondo, especialmente del aparato mediático público y privado en toda la Comunidad. Es la imagen que denuncia la actual líder del BNG y de la oposición, Ana Pontón, que le reprocha sus ambiciones nacionales y remacha que en su gestión deja “una Galicia peor, con servicios públicos deteriorados y un gobierno débil”. El exsecretario general del PSdG, Gonzalo Caballero, abunda: “En Madrid se han asentado la imagen de Feijóo como derecha moderada o buen gestor, pero la realidad gallega muestra a un opositor duro y desleal a Touriño, un presidente que usó la Xunta de forma partidista para confrontar en pandemia contra el gobierno de España y a un gobernante sin proyecto de fondo pero con buen marketing para tapar sus déficits”.
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