Feijóo se lanza a reconstruir el PP: “No estoy en política para desentenderme”
El presidente de la Xunta da el paso para ponerse al frente del partido porque España “vive una situación límite”. Promete “sentido de Estado” y “no insultar a Sánchez”
Una década después de que su nombre empezara a sonar como futuro líder del PP en España, Alberto Núñez Feijóo da el paso para sentarse en el principal despacho de Génova. Ante la cúpula del partido en Galicia, Feijóo ha anunciado este miércoles en Santiago que presentará su candidatura para presidir la formación en el congreso extraordinario del PP que se celebrará en Sevilla el 1 y 2 de abril. “No estoy en política para desentenderme y acomodarme”, ha dicho el presidente de la Xunta y del PP gallego para justificar una decisión que presenta como un sacrificio. Tras repasar sus éxitos políticos en momentos “difíciles”, ha aducido que el país “vive una situación límite” y que “fallarle al PP es fallarle a Galicia y al resto de España”.
Feijóo ha avanzado entre ovaciones entusiastas de sus fieles algunas de las proclamas que guiarán sus planes para reconstruir el PP y ser el partido “por el que España está esperando”. Ha prometido “una alternativa con sentido de Estado”, que “diga no cuando hay que decir no y sí cuando toque decir sí”, que gobierne “con grandeza, no con dogmas”. “No vengo a insultar a Pedro Sánchez, sino a ganarle”, ha anunciado en alusión velada al verbo exaltado que caracterizó en los últimos tiempos al presidente saliente, Pablo Casado. Él se ha definido “no como un político comentarista, sino de hechos”, con una “trazabilidad” que incluye “errores y medios aciertos”.
Para anunciar su marcha este Miércoles de Ceniza, Feijóo ha roto con la escenografía de aquel 18 de junio de 2018 en que, para estupefacción de media España, renunció a suceder a Mariano Rajoy tras la moción de censura. Los pequeños jardines de un hotel de postín en el centro de Santiago han sido sustituidos por la entrada de un pabellón multiusos abarrotado de dirigentes del PP gallego. El auditorio estaba menos nervioso que hace cuatro años, con la marcha de su líder en plena digestión. Si entonces, con lágrimas en los ojos, esgrimió su “compromiso” de legislatura con Galicia y proclamó que “la mayor de sus ambiciones” era presidir la comunidad en la que nació, esta vez, también con voz quebrada, ha aducido que no ha podido “elegir”.
Feijóo deja Galicia por Madrid en condiciones mucho peores de las esperadas. Cuando en 2012 coronó en la Xunta su segunda mayoría absoluta y las miradas empezaron a girarse hacia él, los mentideros de la derecha lo situaban como ministro del Gobierno que entonces presidía su mentor, Mariano Rajoy. “Para Rajoy, Galicia es tan importante o más que un ministerio”, repetía él para despejar balones.
Aquella cartera ministerial nunca llegó a sus manos y en 2018 no quiso arriesgarse cuando, con el PP ya apeado del poder y Rajoy recién dimitido, tenía que competir por el puesto de sucesor con contrincantes de peso como Soraya Sáenz de Santamaría o Dolores de Cospedal. Ahora, sin rivales de entidad a la vista, se postula para ponerse al frente de un partido en la oposición, asediado electoralmente por la extrema derecha y vapuleado por una descarnada guerra interna que ha fulminado a su presidente nacional en unos pocos días.
La marcha de Feijóo tendrá en Galicia unas consecuencias que hasta ahora tanto la Xunta como el PP gallego se han negado a abordar en público. Unas horas antes de oficializar su candidatura, Feijóo ha defendido que es posible compaginar su cargo al frente de la Xunta con la dirección del principal partido de la oposición en Madrid. “Es perfectamente compatible presidir una comunidad y un partido”, afirmó durante un acto en Arteixo (A Coruña). Avanzó que no dejará la comunidad “en un mes”, en alusión al plazo que resta para que se celebre en Sevilla el congreso extraordinario del PP. La respuesta a sus planes por parte del BNG, principal partido de la oposición, es rotunda: “Tiene que dimitir si su prioridad va a ser presidir el PP. No tiene sentido que sea incompatible presidir el PP y el PP gallego, pero sí subordinar Galicia a Génova”.
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