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Podemos avisa de que la reforma laboral no sale con Cs: “Es una trampa, no dan los números”

Jaume Asens advierte de que un pacto con Inés Arrimadas supone un “riesgo” para el bloque de investidura

Javier Casqueiro
Jaume Asens Unidas podemos
El presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos, Jaume Asens, este martes en el Congreso.Marta Fernández Jara (Europa Press)

A Unidas Podemos cada día le “preocupa” más la posible reedición de la llamada geometría variable hacia Ciudadanos (Cs) que el sector socialista del Gobierno de coalición amenaza con explorar cuando se tropieza con algunos escollos para sacar adelante leyes importantes en el Parlamento con sus socios de investidura. Es lo que está ocurriendo ahora con el emblemático proyecto de reforma laboral, que sigue sin disponer de votos para prosperar en el inminente pleno del 3 de febrero. La negociación se ha multiplicado ya por tantos frentes y variantes que es difícil seguirle la pista. El PSOE pareció este martes lanzar un mensaje de advertencia a Unidas Podemos y, sobre todo, a la perseverancia de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, por negociar esa reforma hasta el final con el bloque de investidura y le avisó de que no puede “condicionar” ni “comprometer” nada en sus contactos que afecte a lo pactado con los agentes sociales, la patronal CEOE y los sindicatos. Unidas Podemos contestó señalando que la vía con Cs no les agrada, no suma votos suficientes porque está contraindicada con ERC, PNV y otros partidos y podría ser “un riesgo” para el resto de la legislatura.

El encargado de enviar esas señales de alerta al sector socialista del Ejecutivo ha sido el presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos, Jaume Asens, en rueda de prensa desde el Congreso. Asens ha explicado que su grupo está negociando por su cuenta en paralelo a lo que está haciendo Díaz desde el Ministerio de Trabajo y también el PSOE en el Parlamento, particularmente con ERC, para mantener su apoyo a esa reforma y a otras. Y hasta apuntó que ve las opciones de que el decreto sea convalidado con “optimismo”, aunque no aclaró mucho más, ni en el sentido de cuáles pueden ser los aliados para ese proyecto ni por dónde transcurren esas conversaciones.

Jaume Asens añadió otro factor de incertidumbre al remarcar que Unidas Podemos no cree en la hipótesis política de la geometría variable en este caso hacia Ciudadanos, porque considera que “no es suficiente, no es viable, es una trampa y no dan los números” porque confronta para empezar con el PNV. El portavoz de Unidas Podemos agregó incluso que si esa alternativa con Cs de la que tanto desconfían sumara al final más votos afirmativos que negativos, les preocuparía: “Hay que evitar el riesgo de que la legislatura gire a la derecha. Sería una mala noticia que nos debilitaría, cambiaría el rumbo de la legislatura y [habría que] esperar a ver a la geometría variable”. Asens no ha llegado a anticipar si Unidas Podemos rechazaría los votos de Cs, pero sí ha prevenido de que “ese esfuerzo no tiene futuro”. Y ha acabado con un recado al presidente Sánchez que hace unos años amagó con intentar pactar y priorizar los primeros presupuestos del Estado con la líder de Cs, Inés Arrimadas: “Si nos desviamos del camino, podemos entrar en zona peligrosa”.

Lo que sí ha intentado Asens ha sido meter presión a ERC para que entienda que esa nueva reforma laboral impulsada por Yolanda Díaz, que cambiaría la vigente desde 2012 aprobada en solitario por un Gobierno del PP, cuenta con algo tan valorable para la izquierda como la firma de los sindicatos. El diputado de Unidas Podemos hasta ha rescatado unas recientes declaraciones del secretario general de Comisiones Obreras en Cataluña, Javier Pacheco, para recordarle a ERC que ese sindicato cuenta con más afiliados que votos tuvo la formación republicana. Asens remachó esa estrategia apelando a Esquerra para que considere la relevancia de un pacto social “inédito” y escuche más a los sindicatos, como aprovechó para destacar que hará esta misma semana en Barcelona la vicepresidenta Díaz en una visita institucional a la fábrica de SEAT.

En su exposición, Asens introdujo, además, una consideración que pareció bastante contradictoria con otra anterior que había efectuado en la misma sala de prensa del Congreso el portavoz del PSOE, Héctor Gómez. El socialista admitió que están abiertas ahora todas las vías y contactos, porque el calendario apremia y la reforma es uno de los grandes proyectos del Ejecutivo, pero recalcó varias veces que en las negociaciones con los demás partidos no se podrán prometer cambios ahora sobre ese proyecto ni tampoco compromisos de retoques en el futuro en otras leyes o normas que varíen lo cerrado ya entre el Gobierno y la CEOE, Comisiones y UGT. Tanto Gómez como Asens utilizaron la misma expresión de que esa ley “no es de punto final”, pero con significados muy diferentes. El PSOE no está dispuesto a tocar “ni una coma” de lo cerrado con los agentes sociales ni ahora ni en el futuro, en línea con lo mandatado por el presidente, Pedro Sánchez, y garantizado a la patronal.

El portavoz de Unidas Podemos, por su parte, afirmó que en muchas de las posiciones críticas de ERC contra las carencias de la reforma pactada están de acuerdo con ese partido. Luego añadió que el acuerdo “no es el punto final de la agenda legislativa, sino el punto de inicio” y a continuación avanzó que la vicepresidenta Díaz y el Ministerio de Trabajo tendrán a partir de ahora más puntos “a desarrollar”. En esa línea, Asens consideró que “hay margen para llegar a acuerdos en una actividad legislativa posterior” y ahí quiso subrayar, frente a las quejas y recelos de ERC y PNV sobre su desconfianza a promesas de reformas legales futuras, que Unidas Podemos y Díaz “siempre han cumplido su palabra”.

PNV, ERC y hasta EH Bildu han planteado, para superar su rechazo a esta reforma, que se clarifique más y mejor la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales y sectoriales, algo que el Gobierno, la patronal CEOE, la vasca Confebask, y los sindicatos CC OO y UGT han señalado que ya está suficientemente blindado y asegurado en el Estatuto de los Trabajadores y en el marco social vasco firmado allí por todos los agentes desde enero de 2017. Los ocho convenios autonómicos vigentes ahora en el País Vasco (seis en el ámbito de la educación y dos en sanidad) son, además, muy irrelevantes numéricamente frente a los cientos firmados a nivel provincial o entre las empresas. Ninguno de esos argumentos ha convencido aún a PNV, ERC o Bildu, que siguen manifestando que votarán contra la reforma. Esa posición firme de los socios habituales más relevantes del Gobierno tiene el peligro, además, de que otras formaciones, como el PDeCAT (cuatro escaños), Más País (dos) o Compromís (uno) también podrían desmarcarse en la votación a favor de que habían anticipado al valorar, sobre todo, la importancia del pacto social.

Ortuzar advierte al Gobierno sobre la opción de Ciudadanos

El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, ha advertido este martes al Gobierno que tendrá que elegir en qué formaciones se apoya para sacar adelante las leyes. En una entrevista en Onda Cero, Ortuzar se ha referido al anuncio de Ciudadanos, formación que ha asegurado que apoyaría la modificación legislativa de la reforma laboral de 2012 si el texto surgido del acuerdo entre Gobierno, patronal y sindicatos no sufre alteraciones. El líder del partido nacionalista vasco ha justificado su no al actual texto, pendiente de aprobación en el Congreso, porque este no recoge la primacía de los convenios autonómicos, como exige el PNV. 
El dirigente vasco ha dejado caer que, tras el paso por la Cámara de la reforma laboral, el Ejecutivo tendrá que someter a la aprobación otras leyes, como la de vivienda o la audiovisual, que ha señalado que incluyen “peligrosísimas incursiones en competencias autonómicas”, y que para sacarlas adelante tendrá que contar nuevamente con apoyos de otras formaciones. “El Gobierno tendrá que saber con quién va a querer sacar esas leyes", y si también sería con Ciudadanos a partir de ahora, al tiempo que ha señalado que el Ejecutivo “tiene que invertir un poco más en lo que dice que somos sus socios preferentes”.
Ortuzar también ha deslizado que el apoyo de Ciudadanos podría suscitar reservas por parte de los sindicatos. “Si yo fuera el Gobierno me tentaría la ropa, porque sacar una reforma laboral con los apoyos de la derecha más conspicua y antisocial, como Cs, o el apoyo de unión del pueblo navarro no sé si deja tocada la credibilidad de la reforma y me da la sensación de que a gran parte de los firmantes, que no son la patronal, eso no les iba a gustar demasiado”. 

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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