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La ministra favorita de la oposición

La derecha salva a Margarita Robles en otra jornada de furiosos ataques en el Congreso. El PP acusa a Marlaska de “pagar los Presupuestos con sangre” y Vox le tacha de traidor

La ministra de Defensa, Margarita Robles, este martes en el Congreso.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, este martes en el Congreso.Emilio Naranjo (EFE)
Xosé Hermida

Manuel Mestre alcanzó el grado de teniente general del Ejército del Aire, llegó a jefe del Estado Mayor del Comando Conjunto de la OTAN en Lisboa y, tras la jubilación, fue uno de los militares alistados en las candidaturas electorales de Vox. Se le nota en el lenguaje que emplea en la tribuna del Congreso: este martes, durante el debate sobre los presupuestos de Defensa, recomendó a la ministra Margarita Robles que “se cuide del fuego amigo” y se refirió a Ciudadanos como “víctima colateral” de las negociaciones para aprobar las cuentas públicas. Cuando lamentó lo que entiende como escasos recursos dedicados a la defensa de España, Mestre se extrañó: “Parece que no tenemos enemigos, que no tenemos fronteras”.

Pero el discurso del teniente general jubilado estuvo muy lejos de la habitual incandescencia de su grupo. Y tuvo como preámbulo una confesión dirigida a Robles: “Me pasa con usted, ministra, y se lo digo con toda sinceridad y con todo respeto, que me sabe mal alabarla por si eso puede perjudicar su futura carrera política”. A Mestre no le gustan los presupuestos y además tuvo que escuchar previamente cómo la ministra descalificaba un reciente manifiesto de 73 exmandos militares contra el “Gobierno socialcomunista”. Pero el diputado prefirió quedarse con la memoria aportada por el ministerio para acompañar las cuentas, cuyas ideas “coinciden con todo” lo que Vox “considera importante para la defensa”.

Robles logró así salir indemne de otra jornada parlamentaria de furiosos ataques al Gobierno, en medio del debate sobre los capítulos de los Presupuestos. Sea por la vehemencia de la ministra en su defensa del papel del Ejército — una de las cuestiones que le agradeció Mestre— o sea por su ocupación secundaria como látigo de Unidas Podemos dentro del Gobierno, no hay otro miembro del Ejecutivo al que la oposición trate con tanta delicadeza. En el debate de este martes, el diputado popular Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu —otro antiguo uniformado, general de división en la reserva— pidió también más recursos para el Ejército y cargó contra el acuerdo con el PNV para desmantelar el cuartel donostiarra de Loyola. Pero de su boca no salió un solo reproche directo a Robles. Tampoco de la de Miguel Gutiérrez, de Ciudadanos, que, tras calificar los presupuestos de “muy malos”, se apresuró a matizar, con mucho convencimiento: “Yo sé que usted, ministra, no hubiera hecho esto”.

Fernando Grande-Marlaska es juez de carrera, ejerció en la Audiencia Nacional como uno de los más activos arietes contra ETA y llegó a ser consejero del Poder Judicial a propuesta del PP. Pero, al contrario que su compañera de Defensa, hace mucho tiempo que el ministro del Interior no tiene bula con la derecha. Y mucho menos en medio de las atronadoras e incansables acusaciones contra este Gobierno que “ha metido a Bildu en La Moncloa” y contra este PSOE cuyas dos últimas letras —según el ingenio de la diputada de Vox Patricia de las Heras— han pasado a significar “Otegi y ETA”.

Al plácido examen parlamentario a Robles le siguió una ruidosa embestida contra Marlaska, tildado de “indigno” y hasta de “traidor”. El otrora jaleado héroe de la lucha contra el terrorismo ha devenido en cómplice de unos Presupuestos que “se pagan con sangre”. La expresión es de la portavoz de Interior del PP, Ana Belén Vázquez, que remachó: “Bildu ha puesto el precio, Iglesias la firma y usted paga la cuenta acercando terroristas”. Conclusión: “Usted ha perdido la dignidad”.

Cada vez que alguien del PP pisa el acelerador de su dialéctica —y estos días en el Congreso los populares lo pisan a fondo, sin un solo orador que deje de comentar que el Ejecutivo “ha subastado a España”— se encuentra con un problema: siempre aparece otro de Vox para superarlo. Macarena Olona, por ejemplo, que este martes se permitió escribir el “epitafio político” del ministro del Interior con estas palabras: “Traidor a la memoria, a la justicia, a la dignidad y a sus compañeros de toga”. Olona aún tenía otra preparada contra el ministro por su política migratoria: “Los españoles hacen las colas del hambre y los inmigrantes ilegales hacen cola en el Banco Santander para recoger su cobro mensual”.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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