Un fiscal suizo estrecha el cerco a las fundaciones y cuentas del Rey emérito
La investigación y los hallazgos en Ginebra, piedra angular del caso
Un fiscal suizo que actuó por iniciativa propia ha sido el que ha arrojado luz sobre el caso archivado provisionalmente en septiembre de 2018 en España en un juzgado de la Audiencia Nacional por sus “débiles” indicios y por la inviolabilidad penal del Rey emérito cuando se produjeron los hechos. Yves Bertossa registró ese mismo verano el despacho en Ginebra del abogado y gestor financiero Arturo Fasana y encontró la documentación que acredita la existencia de la fundación panameña Lucum y la cuenta abierta a su nombre en el banco suizo Mirabaud. El primer beneficiario era Juan Carlos I.
El primer depósito en esa cuenta se recibió el 8 agosto de 2008: 64,8 millones de euros (100 millones de dólares) de una donación de la casa real saudí. En junio de 2012, antes de cerrar la cuenta, todo el dinero fue transferido a otro depósito en Bahamas de Corinna Larsen, la examiga del Rey emérito. Según los abogados de esta, se trataba de un regalo de Juan Carlos I. La consecuencia de ese registro en las oficinas de Rhone Gestion, la firma de Fasana que administra los patrimonios de adinerados españoles, fue la apertura de un caso en Suiza por presunto blanqueo agravado de capitales contra los principales protagonistas del entramado financiero, salvo el Rey emérito, titular de la cuenta.
Hoy se encuentran en situación de investigados Fasana; el gestor externo de la cuenta del Rey emérito, Dante Canonica —un abogado que administraba la fundación Lucum— y Corinna Larsen, que guarda celosamente 39 de los 64,8 millones en un banco de EE UU, el Fieldpoint Private Bank. La entidad suiza Mirabaud, que no puso pegas a la apertura de la cuenta en la que se ingresó el regalo de la monarquía saudí, también está siendo investigada. Todos ellos niegan que ese dinero fuese el pago de una comisión relacionada con la adjudicación a un consorcio de 12 empresas españolas del multimillonario contrato del AVE a La Meca, la pista que sigue el fiscal suizo.
Bertossa investiga también otros dos pagos millonarios en la misma cuenta revelados por EL PAÍS. Uno es el ingreso de 1,9 millones de dólares que supuestamente Juan Carlos I llevó en una maleta a la casa de Fasana en Ginebra, en 2010 cuando regresaba de un viaje de Abu Dhabi y que, según la declaración del abogado y gestor financiero, le habría regalado el rey de Bahréin. El fiscal también intenta esclarecer por qué Larsen recibió en su cuenta en el Mirabaud cinco millones de dólares (4,6 millones de euros) del Estado de Kuwait, días después de un viaje a ese país del entonces Rey de España. Otro de los objetivos del fiscal es la fundación Zagatka, que pagó vuelos del Rey emérito y de Larsen. Pero su primer beneficiario, Álvaro de Orleans, primo lejano de Juan Carlos I, no figura como investigado.
La incógnita es si Bertossa pedirá que declare el Rey emérito. El fiscal ginebrino envió a la Audiencia Nacional una comisión rogatoria en la que describía todos los movimientos de la cuenta del anterior monarca, pero aún no ha remitido a España la documentación prometida. Fuentes judiciales no ocultan su malestar por la tardanza.
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