Interior ordena a los policías desinfectar el arma y la porra después de cada uso
Una orden interna con instrucciones para la desescalada en los centros policiales y en la actuación de los agentes en la calle establece nuevos protocolos de higiene
Una orden interna remitida por la Dirección General de la Policía a sus cerca de 68.000 agentes con instrucciones para iniciar la desescalada tanto en los centros policiales como en sus actuaciones en la calle establece, como nuevo protocolo de higiene, la obligatoriedad de desinfectar el arma, la defensa y los equipos de transmisión después de cada intervención en la que se usen. “Se limpiarán sus superficies con toallitas o papeles impregnados en solución desinfectante, dejándolas secar al aire”, detalla el documento al que ha tenido acceso EL PAÍS. Interior ya distribuyó un protocolo a mediados de marzo, tras decretar el estado de alarma, con algunas medidas para minimizar el riesgo de contagio.
En la nueva orden se recoge también que cuando los policías soliciten la documentación a un ciudadano para verificar su identidad, evitarán recogerla directamente de las manos de este, que a partir de ahora deberá depositarla en una superficie desde la que la tomarán los agentes. La devolución de la misma se hará de la misma manera. Para ello, los agentes usarán en todo momento guantes, que desecharán después de cada uso.
Para los cacheos, los agentes deberán usar mascarilla así como dos tipos de guantes superpuestos. En primer lugar, los llamados “anticorte” —que ya usaban los agentes antes de la crisis sanitaria— y, sobre estos, unos de nitrilo. En caso de que hubiera que cachear a dos personas o más personas en una misma intervención, los agentes “deberán lavar los guantes” con una solución desinfectante, “sin quitárselos, entre cacheo y cacheo”. La Policía también ordena extremar la limpieza de todos los vehículos policiales.
El documento da nuevas instrucciones ante el hallazgo de un cadáver. En este caso, los policías deberán actuar siempre como si se encontrasen ante una persona infectada por la covid-19 y, por tanto, adoptar las “medidas de precaución”. Así, los primeros agentes que lleguen al lugar se colorarán mascarillas protectores y guantes de nitrilo, pero evitarán manipular el cuerpo, “manteniéndose en todo caso a una distancia de seguridad de dos metros”. El cadáver solo será manipulado por los servicios sanitarios o los agentes de policía científica, que ya cuentan con un protocolo específico desde comienzos de abril.
El protocolo también impone nuevas precauciones sanitarias en las dependencias policiales, tanto en aquellos espacios a los que acceden ciudadanos para hacer gestiones como en las zonas reservadas a funciones exclusivamente policiales. Así, en los primeros se limitará el aforo máximo para asegurar que se mantiene la distancia de seguridad entre los empleados públicos y entre estos y los usuarios que accedan al edificio. A estos se les obligará a portar mascarilla, que deberán traer ellos, y a limpiarse las manos con gel hidroalcohólico al entrar en las instalaciones. La policía también organizará al público que permanezca fuera esperando su turno para entrar para que, en todo momento, guarden la distancia de seguridad.
En las zonas de acceso exclusivo para funcionarios públicos, la orden interna ordena tomar medidas para “posibilitar el distanciamiento interpersonal de dos metros”. Allí donde no sea posible, prevé instalar “barreras físicas que dificulten la propagación del virus”. Además, se limitará el aforo de los ascensores y se habilitarán recorridos independientes de salida y entrada al centro de trabajo siempre que “las infraestructuras lo permitan”. Las puertas deberán permanecer siempre abiertas “si la climatología lo permite” y si no hay motivos de seguridad que lo desaconsejen.
La Policía prevé que la reincorporación de los agentes y personal laboral se haga “de manera gradual, progresiva y asimétrica, en función de las circunstancias y de las necesidades del servicio de las distintas unidades y dependencias”. También contempla mantener las medidas “de flexibilización horaria” y, en el caso de que el tipo de trabajo lo permita, el “régimen de teletrabajo” con el objetivo de “de minimizar el contacto interpersonal” y, con ello, el riesgo de contagio.
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