Calviño carga contra la posibilidad de derogar toda la reforma laboral: “Sería absurdo y contraproducente”
La vicepresidenta económica reaccionó en cuanto se enteró y este miércoles por la noche obligó a que se cambiase el acuerdo de PSOE, Podemos y EH Bildu
La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, se plantó el miércoles por la noche y exigió una rectificación inmediata de la derogación íntegra de la reforma laboral que firmaron el miércoles los grupos parlamentarios del PSOE, Podemos y EH Bildu, según confirman fuentes del Gobierno.
Y esta misma tarde Calviño ha cargado en público contra la idea: “Sería absurdo y contraproducente abrir un debate de esta naturaleza y generar inseguridad jurídica en este momento. Los contribuyentes nos pagan para solucionar problemas y no crearlos”, ha asegurado en referencia a la derogación de la reforma laboral en unas jornadas del Círculo de Economía. Y ha añadido que cualquier modificación se hará de forma dialogada con los agentes sociales. “La prioridad es recuperar la actividad económica”, ha apostillado.
En cuanto tuvo conocimiento del acuerdo, la titular de Economía reaccionó reclamando un cambio en la redacción del documento. Con el producto interior bruto experimentando caídas no vistas desde la Guerra Civil, Calviño trasladó que ahora mismo las circunstancias de la economía española son totalmente diferentes. Máxime cuando además se está negociando con Europa la ayuda financiera para aliviar el golpe del coronavirus. Y su tesis se abrió paso enseguida en la presidencia del Gobierno. Hasta el punto de que el partido socialista envió al rato una nota de aclaración.
Casi tres horas después del anuncio, publicada casi a media noche, en la nota del PSOE se copiaba el texto íntegro del acuerdo de Gobierno con Podemos. Palabra por palabra. Incluso incluía un punto que ya se había aprobado: la regulación del “despido por absentismo causado por bajas por enfermedad”. Los otras dos áreas que se regularán son dos: la duración de los convenios una vez han caducado, y la prevalencia de los convenios colectivos del sector sobre los de la empresa. Además, desaparecían del acuerdo tanto “la derogación íntegra” como la exigencia de abordar el cambio antes de que acaben las medidas puestas en marcha por la covid-19.
El Ministerio de Economía siempre ha mantenido que no se iba a derogar por completo la reforma laboral que aprobó el PP en 2012. Simplemente se iban a tocar los aspectos más lesivos de esta y se iba a trabajar en la redacción de un nuevo estatuto del trabajador que adaptase la normativa a las nuevas realidades del mercado laboral.
El Tesoro Público, que depende de Calviño, tendrá que emitir este año casi 300.000 millones de euros de deuda, la mayor cifra en la historia de España. Ha de acudir al mercado para financiar el enorme desfase presupuestario que va a sufrir por la caída de ingresos y las medidas de apoyo a ciudadanos y empresas. Para evitar una subida significativa de los intereses, es esencial que compre deuda el Banco Central Europeo, y que sigan prestando los inversores extranjeros, que poseen la mitad de la deuda en circulación. El mensaje de suprimir la reforma laboral de 2012 no iba a infundir confianza entre aquellos que tienen que adquirir los bonos. De hecho, el BCE exigió esa reforma laboral por carta al Ejecutivo de Zapatero en 2011, en medio de la crisis de deuda. De ahí que Calviño exigiera enseguida una rectificación del anuncio.
Además, el Ministerio de Economía acaba de enviar hace unos días el programa de reformas a Bruselas. Y en las instituciones europeas tampoco habría sentado bien justo cuando se ultima un plan de reconstrucción necesario para ayudar a España con fondos. La Comisión Europea ya había sostenido en diversos informes que la reforma laboral de 2012 había contribuido a la creación de empleo. Y pedía analizar con mucho cuidado cualquier cambio. Es más, Calviño aterrizó en el Gobierno procedente de la burocracia europea para ejercer de faro de la ortodoxia y aval de una política económica comprometida con la UE. La vicepresidenta ya había ejercido en diversas ocasiones de freno de iniciativas que pretendían otros ministerios. Y durante la crisis del coronavirus tuvo diferencias importantes con los miembros del Ejecutivo de Podemos. Esta vez parece que se impone tras una ardua labor en Europa para conseguir soluciones al impacto de la pandemia.
El anuncio de derogar la reforma laboral también pone en apuros las relaciones con la CEOE. Parte de la estrategia del Gobierno consistía en que la patronal firmase cualquier cambio de la legislación laboral como una suerte de garantía frente a Europa.
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