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Ben Gorham, el perfumista improbable

Visitamos al fundador de Byredo en su estudio. La marca sueca ha pasado de crear perfumes nicho a ser comprada por el gigante español Puig

Ben Gorham.
Ben Gorham.Anna Huix
Margaryta Yakovenko

Lo primero que dice Ben Gorham (Estocolmo, 47 años) después de saludar y darle la mano a todo el mundo es “estoy cansado”. “Hace una hora estaba bien, pero de pronto me ha caído encima el jet lag”, se justifica con una voz sorprendentemente suave mientras posa su cuerpo tatuado de casi dos metros sobre una silla de diseño. Alguien menciona la idea de un café como antídoto al sueño. “Se están ocupando”, contesta él aunque, a lo largo de la entrevista, el café no apareció en ningún momento.

Gorham tiene todas las cualidades de un creativo: ser, por encima de todo, alguien atípico. Nació en Estocolmo, de madre india y padre mitad escocés, mitad canadiense. Terminó el instituto en Nueva York, estudió en una universidad de Toronto y, posteriormente, se graduó en la escuela de arte de Estocolmo. En medio, pasaron varias cosas que le cambiaron la vida. “Desde los 7 años hasta los 22 fui jugador de baloncesto”, cuenta la persona a la que en 2013 The New York Times bautizó como “el príncipe de los perfumes”. Mientras estudiaba en Toronto, jugaba en el equipo de su universidad, el Ryerson. Un artículo de 2002 se refiere a él como “uno de los jugadores más talentosos en la historia del baloncesto de Ryerson”. Le esperaba una carrera prometedora como deportista así que, consciente de sus posibilidades, dejó la universidad y volvió a Suecia para jugar en la liga sueca sin contar con que sus alas serían cortadas por la rigidez gris de la burocracia. “Fui forzado a dejar de jugar porque necesitaba un pasaporte europeo para hacerlo y yo era ciudadano canadiense. Era la única cosa que había hecho en toda mi vida y de pronto me vi en crisis”. De esa crisis nació Byredo.

El bolso Kantha Blueprint Bag, fabricado en piel italiana y la técnica india del bordado 'kantha' y decorado, por dentro, con los dibujos de las hijas del creador.
El bolso Kantha Blueprint Bag, fabricado en piel italiana y la técnica india del bordado 'kantha' y decorado, por dentro, con los dibujos de las hijas del creador. Anna Huix

Con su sueño frustrado y después de terminar en la escuela de arte, Gorham conoció al perfumista sueco Pierre Wulff. “Estaba fascinado con la idea de que puedes transportar a la gente a través del olfato y le pedí ayuda para trasladar unos recuerdos muy concretos a una fragancia”. Esos recuerdos eran el olor que Gorham recordaba de su padre biológico, un hombre que se fue de casa cuando su hijo era un niño. Con la ayuda del perfumista francés Jérôme Epinette, el recuerdo a judías verdes que asociaba con él se transformó en un perfume con notas de salvia, jazmín, violeta y almizcle. Se embotelló con el nombre de Green y se convirtió en la primera fragancia de Byredo, marca que Gorham registró en 2005.

Posteriormente, Byredo lanzó Encens Chembur, un perfume inspirado en Chembur, el suburbio de Bombay del que es originaria la madre de Gorham y que él mismo definió como uno de sus favoritos de la marca. “Probablemente, el olor que más recuerdo de mi infancia sea el de la India. Los olores buenos y malos. Incluso al abrir la puerta del avión, el olor ya era muy específico”, rememora. Después vinieron colaboraciones con marcas como Off-White, Ikea o Travis Scott, y su mayor éxito: Bal d’Afrique, inspirado en los diarios que su padre escribió de sus días en el continente africano.

Un detalle de la colección de cuidados para el cuerpo.
Un detalle de la colección de cuidados para el cuerpo.Anna Huix
Gel de ducha Mojave Ghost y perfume Eyes Closed.
Gel de ducha Mojave Ghost y perfume Eyes Closed.Anna Huix
Los labiales líquidos de la marca.
Los labiales líquidos de la marca. Anna Huix

Mumbai Noise huele a madera y a sándalo, y también es el olor que impregna el estudio de Byredo en un barrio residencial de Estocolmo. De espacios diáfanos y ventanas que dan al verde luminoso de los árboles que rodean el edificio que fue una antigua fábrica que hacía componentes para teléfonos, el estudio es el centro logístico de operaciones de la marca aunque, ahora mismo, Gorham viva en Miami con sus dos hijas y su mujer. En las oficinas hay tablones creativos en los que nacen las ideas para las campañas, mesas anchas con ordenadores, una treintena de empleados entre 30 y 40 años que visten ropa desenfadada pero de diseño, una cocina industrial para hacer la fika, la pausa sueca del café, y estanterías del techo al suelo llenas de libros de arte. “Ben no lee pero se inspira consultando libros de arte”, explica Erica Persson, la directora de comunicación de la marca. “Soy disléxico, soy un lector terrible”, añade él. Sin embargo, la poesía está en el núcleo de sus creaciones.

El propio nombre de Byredo, que viene del inglés de la época de Shakespeare, es una abreviatura de “by redolence”, que significa reminiscencia y dulce aroma. “Esto es una compañía pero, lo que es más importante, esto es un vehículo para contar historias”, explica Gorham. Construida sobre recuerdos de tintes freudianos, envases inspirados en el minimalismo nórdico, nombres evocadores (una de sus fragancias más vendidas es Rose of no Man’s Land, que huele a flores y es un homenaje a las enfermeras que salvaron la vida a miles de soldados durante las dos guerras mundiales) y un aura de sofisticación que no necesita de celebrities para anunciar sus olores, Byredo ha pasado de ser una marca nicho a una empresa consolidada y Gorham ha pasado de deportista a empresario que aprovecha su mentalidad disciplinada y competitiva ganada en la cancha. “Mi ídolo de pequeño era Michael Jordan. Mi inspiración hoy sigue siendo Michael Jordan”.

Ben Gorham.
Ben Gorham.Anna Huix
Gorham posa ante una de las estanterías del estudio llena de libros de arte y baloncesto que usa para inspirarse.
Gorham posa ante una de las estanterías del estudio llena de libros de arte y baloncesto que usa para inspirarse.Anna Huix

Si en 2019 Byredo registró una facturación de 62 millones de euros, en 2021 facturó 119. Y, solo un año después, el gigante familiar Puig compró la empresa por cerca de 1.000 millones de euros manteniendo a Gorham al frente en forma de director creativo. Hoy su empresa, que está a punto de cumplir 20 años, está presente en 1.056 puntos de venta y tiene 64 boutiques propias (30 de ellas, en Asia-Pacífico), y ha expandido su negocio a cremas, velas, joyería, bolsos de piel de la Toscana y maquillaje a cargo de la maquilladora Lucia Pica (su pintalabios Earth Dust es el favorito de Rosalía). Aun así, los perfumes siguen siendo su principal fuente de ingresos y continúan nutriéndose de las ideas personales de Gorham. “El proceso creativo suele ser bastante doloroso. Es una auténtica búsqueda del alma”.

Gorham asegura que se siente un outsider aún a día de hoy en la industria (en su primera rueda de prensa un periodista francés le preguntó: “¿Qué te da derecho a hacer perfumes?”), y esa diferenciación juega a su favor. “Creo que la ausencia de background es lo que nos da una perspectiva única”, sostiene. Eso, y Michael Jordan.

Las vistas de Estocolmo desde el estudio de Byredo.
Las vistas de Estocolmo desde el estudio de Byredo.Anna Huix
La fachada de la nueva 'boutique' de la marca en Estocolmo.
La fachada de la nueva 'boutique' de la marca en Estocolmo.Anna Huix

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Sobre la firma

Margaryta Yakovenko
Periodista y escritora, antes de llegar a EL PAÍS fue editora en la revista PlayGround y redactora en El Periódico de Cataluña y La Opinión. Estudió periodismo en la Universidad de Murcia y realizó el máster de Periodismo Político Internacional de la Universitat Pompeu Fabra. Es autora de la novela 'Desencajada' y varios relatos.
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