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La Innovación como motor clave para el futuro de la agricultura

La incorporación de avances científicos y técnicos a la producción agrícola son indispensables para responder con éxito a los desafíos del sector como la creciente demanda de alimentos y hacerlo de manera sostenible.

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Olena Mykhaylova

Varios de los grandes retos globales de las próximas décadas están relacionados con el crecimiento de la población. Con las previsiones de Naciones Unidas, que apuntan a que se alcanzarán los 9.700 millones de personas en todo el planeta en 2050, este incremento constante conlleva implicaciones ambientales, energéticas y también alimentarias. Garantizar un suministro de alimentos para el futuro es un desafío que afecta a diversos sectores, sobre todo el agrícola. Al mismo tiempo, la producción de ese abastecimiento alimentario tiene que hacerse sin agotar los recursos naturales. En otras palabras, es necesario generar más empleando menos.

El gran desafío del sector agrícola para cumplir con estas expectativas reside en la optimización de recursos. Según el informe anual de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de 2023, los desastres medioambientales causan unas pérdidas de unos 123.000 millones de dólares al año, lo que supone el 5% de toda la producción mundial y, por otro lado, los daños provocados por la acción de plagas, enfermedades y otras amenazas agrícolas en los cultivos generan alrededor de un 40% de pérdidas anuales en términos de productividad de las cosechas a nivel global.

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Más allá de la necesidad de apostar por el uso de soluciones de sanidad vegetal homologadas, efectivas y prescritas por un profesional de la medicina vegetal, los agricultores deben apostar por los últimos avances tecnológicos. Técnicas como la agricultura de precisión, la digitalización del sector o la biotecnología alimentaria se sofistican año a año para alcanzar esos objetivos.

Optimizar y proteger los cultivos

Dentro de las técnicas desarrolladas para optimizar la producción agrícola, algunas de las que más avanzadas son las incluidas en la denominada agricultura de precisión. En este campo, un gran número de iniciativas buscan la optimización técnica mediante el uso de drones, ya sea para la detección, para el monitoreo o para la aplicación de productos fitosanitarios. A la vez, se están utilizando modelos que utilizan el big data o la Inteligencia Artificial para la toma de decisiones en tiempo real en todos los aspectos que condicionan la productividad de los cultivos, entre ellos los tratamientos fitosanitarios.

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Stevica Mrdja

Otra de las vías para mejorar el potencial de las cosechas agrícolas es el uso de biosoluciones que permiten controlar plagas o enfermedades utilizando otros organismos o induciendo el desarrollo de autodefensa de los cultivos.

Finalmente, la biotecnología permite desarrollar variedades de cultivos resistentes a plagas o enfermedades, así como a factores climáticos o del suelo que limiten su potencial productivo. Una práctica tan antigua como la propia agricultura, que desde sus orígenes ha seleccionado las mejores semillas o plantas para multiplicarlas, y que ahora se apoya en los avances científicos para optimizar su desarrollo, acelerando los procesos de mejora vegetal para enfrentar el reto de plagas y enfermedades que llegan o aparecen con mayor rapidez debido a la globalización y al cambio climático.

En base a todo ello, la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (AEPLA), que agrupa a las empresas fabricantes de productos fitosanitarios en España y promueve la investigación y el desarrollo de este sector, considera esencial un marco regulatorio estable y predecible, que fomente la inversión en innovación, motor clave para el presente y futuro de nuestra agricultura y, por tanto, del bienestar y calidad de vida de nuestra sociedad.

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