El desolado paisaje del cambio climático

Llevamos tres décadas celebrando conferencias internacionales para frenar el cambio climático. Ha sido el periodo en que más se ha calentado el planeta. Son encuentros en los que sobre todo se generan intenciones y palabras, más que hechos. Somos ya 8.000 millones de seres humanos. En 2022 nacieron 134 millones y murieron 67 millones. A mitad de ese 2022 ya habíamos acabado con los recursos que el planeta debía generar para todo el año. Deshielo de los casquetes polares, aumento del nivel del mar, escasez de agua dulce, sequías, inundaciones, tormentas, incendios, extinción de especies y cultivos y escasez alimentaria, desplazamientos masivos de población, conflictos, enfermedades… Cuesta ser optimista si optamos por ser realistas y racionales. En mis archivos guardo cientos de fotografías que reflejan todo lo anterior, y en mis libretas de notas conservo docenas de testimonios de personas que se desesperan, que luchan y que se preguntan qué hacer. En los últimos 200 años, la humanidad se ha estado sacrificando sin saberlo. Hemos querido una vida mejor y para ello hemos desarrollado sistemas y tecnologías que nos ayudaran a conseguirlo a cualquier precio. Pero tal vez no está todo perdido. Ese mismo progreso puede revertir en parte la crisis climática, la contaminación y la desmesurada explotación de recursos. Está en nuestras manos. Pero no lo neguemos, no parece tarea fácil, con el historial de necedades que acompaña nuestro paso por la Tierra.