Eduardo Arroyo y James Joyce: un día en Nueva York
La ciudad rinde tributo, a través de sendas exposiciones, al artista español y al autor irlandés del ‘Ulises’.
Al entrar aquel día en la sala de la galería Marlborough de Nueva York, había tanta gente que los cuadros quedaban en segundo plano. Se inauguraba la exposición de Eduardo Arroyo. La esbelta figura de Isabel Azcárate, la viuda del pintor español, flotaba en medio de los artistas, críticos, historiadores del arte y galeristas neoyorquinos que habían acudido a la cita.
La prestigiosa galería neoyorquina ha presentado durante un mes (desde el 17 de septiembre hasta ayer) más de 70 obras del gran pintor español fallecido hace cuatro años. Puesto que estas pinturas y obra gráfica abarcan más de 50 años de la obra de Arroyo, salta a la vista que, a diferencia de muchos otros pintores, es un artista histórico-político; sobre todo lo fue durante la vida de Franco, cuando tuvo que exiliarse (1958-1976), pero también en los años posteriores en que siguió viviendo fuera, principalmente en París (1976-1998). Su obra se sirve de la ironía, el sarcasmo y el sentido del humor para criticar el clima político español con su nacionalismo con raíces en la dictadura franquista.
Antes de salir de la exposición me despido de la viuda del pintor, en cuyo pequeño grupo se encuentra Eduardo Lago, escritor español afincado en Nueva York. Conversamos sobre la novela Ulises, de James Joyce, que Eduardo Arroyo acompañó con sus ilustraciones que se han publicado en una edición en inglés y otra en castellano y pronto lo harán en chino. Hablamos de Ulises, del que el escritor ha publicado una guía de lectura en su libro más reciente Todos somos Leopold Bloom (en Galaxia Gutenberg, como la edición en castellano ilustrada por Arroyo). Lago me recomienda que vaya a ver la exposición que la Morgan Library de Nueva York dedica al centenario de la publicación de Ulises.
De la galería a la biblioteca es un paseo de tres cuartos de hora. En la Morgan Library, ese antiguo museo que también alberga grandes colecciones históricas de libros, está la sala que este año ha consagrado al escritor dublinés y a su entorno, enfocado en su Ulises. Al igual que en la obra de Arroyo, en la gran novela de Joyce la historia y la política están muy presentes.
De la Morgan Library camino media hora más hasta llegar a la librería Shakespeare & Co., y es que tratándose de Ulises no se puede ir a otra. Fue Sylvia Beach, la fundadora de la librería original, cercana al teatro Odéon de París, la primera que, ante la negativa de muchos editores de renombre, publicó la novela de Joyce. La librería, en la neoyorquina avenida de Lexington, está llena de estudiantes del cercano Hunter College. En la mesa de novedades se encuentra el Ulises ilustrado por Arroyo y publicado hace unos meses en inglés por la editorial Other Press. Abro el libro y encuentro las magníficas ilustraciones que Arroyo hizo de Bloom y de su mujer, Molly; de Stephen Dedalus; de gatos, murciélagos y otros animales; retratos de Joyce y el del misterioso hombre de Mackintosh, que bien podría ser Joyce o Arroyo, o cualquiera de nosotros.
Una librera se acerca y a la pregunta de si el libro se vende bien contesta: “¡Sí, mucho!”. Y añade: “En poco tiempo el libro ha llegado a la segunda edición!”.
Salgo a la calle y veo a Eduardo Arroyo y a James Joyce en todas las personas y animales que pueden encontrarse en esta simbiosis de vida, literatura y arte que siempre es Nueva York.
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