A Coruña y el jaleo de las calaveras
La aparición de mosaicos anónimos con la calavera del rey derrotado por Hércules enciende el debate sobre la identidad de la ciudad.
Un día del pasado verano apareció una calavera sobre dos tibias cruzadas en una pared de A Coruña. Poco después apareció otra. Y luego otra. Todas sin firma. La figura, formada por un mosaico de teselas de vidrio azules y blancas, no era desconocida para los coruñeses. Según la leyenda fundacional de la ciudad, Hércules se enfrentó a un rey gigante y tiránico. Después de tres días de lucha, lo venció y enterró su cabeza en el lugar de la batalla, un verde promontorio colgado del Atlántico. Sobre el túmulo, Hércules hizo construir una torre y en su derredor nació A Coruña. El gigante se llamaba Gerión, o Xerión, en gallego, y pese a su derrota, ha ocupado desde siempre un lugar en el escudo coruñés. Ahora ha brotado de la tierra para reinar en los muros de su ciudad. Y no ha pasado inadvertido.
En apenas semanas se multiplicaron los mosaicos de pixel art de Xerión y las preguntas se sucedieron: ¿Quién es el autor? ¿Será una campaña de márketing? La imagen de unos operarios del Ayuntamiento arrancando los murales para pasarle el rodillo blanco antipintadas disipó dudas. Y encendió la mecha de la polémica en torno a la identidad de una ciudad en la que la calavera y las tibias nunca fueron sinónimo de peligro o muerte, ni siquiera de pirata, como dictan las convenciones. Xerión es “underground, literalmente, que sale debajo de la torre”, proclama la cuenta de Twitter @xerionxerion. Es la única vía de comunicación de su autor: pequeñas frases que acompañan fotos de sus obras, multiplicadas cada semana, porque no habla a la prensa ni desvela su nombre, fiel al espíritu anónimo de otros artistas urbanos internacionales, como Banksy o Invader, que ha conseguido colocar por el mundo más de 4.000 mosaicos de teselas del estilo que agitan las redes sociales coruñesas.
La retirada inicial de las obras provocó un efecto Streisand local: se creó un hashtag, #freexerion, se empezaron a replicar calaveras en madera, cartón, vidrio, algodón, chinchetas, piezas Lego y hasta caramelos Sugus, se colgaron tutoriales de “hágalo usted mismo”, se ofrecieron talleres en espacios culturales, lo respaldaron hosteleros, asociaciones y profesionales: “Xerión embellece, crea marca artística y respeta los espacios patrimoniales”, opina el diseñador gráfico Artur Galocha, vinculado al arte urbano gallego. “Sería una ocasión para aprovecharlo y vender otra Coruña, la de la expresión ciudadana”, concluye.
Xerión apela a la relevancia del vencido, el perdedor enterrado, el que no escribe la historia: es una obra creativa pero también, como todo arte, es política. Y eso conlleva críticas inevitables. A Coruña se despertó el 1 de noviembre, en la resaca de Halloween, con una calavera vegetal colocada en el calendario floral de la ciudad. Algunas voces conservadoras se elevaron contra el espíritu disidente del autor. En cambio, el tiempo ha cambiado la postura del Ayuntamiento. Fuentes municipales achacan hoy la retirada inicial de los mosaicos a “un error” en el área de Medio Ambiente. Y de forma oficial el Consistorio dice que ahora está estudiando “posibles medidas para potenciar y difundir la imagen como un símbolo de la ciudad, en línea con el espíritu de A Coruña y con su vocación de ciudad de la cultura, el diseño y la vanguardia”.
Una iniciativa pide convertir los murales en imagen de la ciudad —pues suponen “una intervención artística diferenciadora con respecto a otras urbes”— y que la figura se implante “en uniformes municipales y mobiliario urbano”. Artur Galocha aporta incluso otra idea: “Si fuesen listos, podrían hacer un mapa con las calaveras e impulsar un itinerario turístico a partir de las obras”. Así se completaría la resurrección del gigante
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