Cómo recuperar el desayuno perdido
La falta de tiempo hace que a menudo descuidemos el comienzo del día. Dedicar unos minutos a nuestro cuerpo y bienestar cada mañana, antes y después de romper el ayuno de la noche, puede mejorar nuestra rutina.
Siete de la mañana, suena el despertador y comienza la cuenta atrás. A la ducha le sigue el momento de elegir la ropa del día, revisar el correo electrónico mientras se mordisquea algún alimento acompañado de café o té, para después cepillarse los dientes antes de salir a toda prisa mientras calculamos el tiempo que tenemos para entrar a nuestro puesto de trabajo. Si esto le suena es porque a menudo se habrá visto así mismo en esa situación. Según une encuesta de la Federación Española de Nutrición (FEN), durante 2020 solo un 43,9% de los españoles en edad laboral dedicaba más de 10 minutos al desayuno, cifra que en 2021, y debido a los nuevos hábitos de teletrabajo, ha subido al 49,9%. Sin embargo, nuestra forma de comenzar el día sigue siendo deficiente, y no solo en términos nutricionales.
Otro de los datos llamativos que apunta la FEN indica que la mitad de los encuestados desayunan mirando una pantalla, ya sea de un ordenador, un móvil o la televisión, algo que varios estudios, como el realizado por la Unidad de Nutrición y Comportamiento de la Escuela de Psicología Experimental de la Universidad de Bristol, asocian a una falta de atención en el acto de alimentarnos, que se traduce en la ingesta de una mayor cantidad sin la sensación de saciarse. En efecto, hemos convertido el desayuno, pese a que el 48% de los encuestados por la FEN considera la comida más importante del día, en un mero trámite.
Recuperar ese momento del día en el que nos despertamos y nos preparamos para desayunar es parte de unos hábitos que podemos realizar para comenzar el día y que pueden mejorar nuestro bienestar. La clave es dejar las prisas a un lado y dedicar un poco más de tiempo a esa parte de la jornada.
Aclimatarse al día
El ritmo de vida actual, en el que la pausa se asocia a la pérdida de tiempo, nos aboca a comenzar el día de manera apresurada, sin dejar que nuestro organismo pase de un estado a otro. Para empezar, de igual forma que la ausencia de luz ayuda a la producción natural de melatonina y nos ayuda a conciliar el sueño por la noche, por la mañana exponerse a la luz solar ayuda a que nuestro organismo despierte. De la misma forma, abrir ventanas y dejar entrar el aire fresco ayuda a ventilar los espacios viciados y a activar nuestra circulación.
Hidratarse después de una noche de sueño es otra de las recomendaciones básicas para comenzar el día. Beber un vaso de agua, sola o con el zumo de medio limón, ayuda a eliminar toxinas antes de ningún alimento. Y en este nuevo ritual hay algo que debemos evitar: consultar el correo electrónico o las redes sociales, un hábito extendido y que consume más tiempo del que muchas veces somos conscientes y para el que habrá otros muchos momentos durante el día.
Deporte o meditación
Si nuestro horario lo permite, la práctica de deporte a primera hora de la mañana tiene una serie de beneficios para nuestro cuerpo, Un reciente estudio de la Universidad de Copenhague señala la actividad física que realizamos en esta fase del día como un elemento que activa las células musculares, permitiendo que sean más efectivas para metabolizar el azúcar y la grasa, mientras que el ejercicio a últimas horas del día aumenta el gasto de energía en todo el cuerpo.
Otra opción, si nuestras circunstancias no nos permiten salir a correr o realizar una tabla de ejercicios en casa, es la meditación. Un estudio del Hospital General de Massachussets, realizado en colaboración con la Universidad de Yale y el MIT, comparó las conexiones neuronales de individuos que realizan meditación con otros que no, descubriendo que eran mucho más fuertes en el primer caso. Dedicar unos minutos a controlar la respiración y limpiar la mente nos puede ayudar también a controlar el estrés diario.
Un desayuno variado
El momento del desayuno, que a menudo combinamos con otras actividades, tiene tanta importancia en su forma como en su fondo. Pararse a comer de manera pausada y equilibrada es tan importante como elegir bien lo que tomamos. La Fundación Española de Nutrición señala que esta comida debería proporcionarnos el 25% de energía diaria, pero habitualmente se queda en un 17% de media. Combinar fruta con proteínas y grasas saludables es la combinación ideal.
Los dulces, asociados a excesos calóricos, también tienen cabida en este momento, sobre todo si responden a nuestras necesidades nutricionales. La gama de desayunos The Rustik Bakery apuesta por recuperar productos sencillos del desayuno tradicional, realizados con ingredientes como yogur, mantequilla y cacao, y que evitan otros como el aceite de palma y los conservantes, recuperan ese placer de manera más sana y complementan un desayuno equilibrado.
Las magdalenas, panes de leche o bizcochos de The Rustik Bakery utilizan además masa madre, fermentada durante 14 horas, aplicando la misma filosofía de dedicar tiempo a su elaboración que al acto del desayuno. Una forma de recuperar los momentos tradicionales de cada mañana, acompañados de una rutina más sana y pausada.
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