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Cristina Iglesias y la isla de bronce, este domingo, en ‘El País Semanal’

Labores de reacondicionamiento e instalación de la obra de Cristina Iglesias en la casa del faro de la isla de Santa Clara, en Donostia.
Labores de reacondicionamiento e instalación de la obra de Cristina Iglesias en la casa del faro de la isla de Santa Clara, en Donostia.López de Zubiría (EPS)

Subíamos al faro como quien sube a un cuento. Una procesión de almas en vilo, el runrún de la galerna y la cándida ilusión de que aquello, por un día, sería La isla misteriosa o La isla del tesoro o el escenario de una de terror, de esas en las que desaparece el último de la fila entre arbustos amenazantes y el graznido de las gaviotas. Solo faltaba Hitchcock. La casa del faro, del faro de la isla de Santa Clara, y el camino que lleva allí, primero por mar, luego por tierra, dan para mucho. Historias inquietantes, sueños de balleneros y ballenas y esa contemplación de la ciudad, tan distinta cuando se mira desde la isla. A Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956) también le ha dado para mucho. Exactamente para volver al lugar del crimen; dicho de otro modo un poco menos noir, para regresar a su ciudad y plantar en las entrañas de la tierra, pero en medio de la bahía de la Concha, su obra más importante en lo personal y sin duda una de las más ambiciosas en lo artístico y en lo técnico. Hondalea significa en euskera —aunque es un término en desuso cuyo origen se remonta a escritos del siglo XVII— “abismo en el mar” o “fondo del mar”. Es el título elegido por la escultora donostiarra para bautizar a su nueva criatura, un colosal vaso de bronce de 15 toneladas que, incrustado en las tripas de Santa Clara y en lo que fue la casa del faro, deshabitada desde 1968, recrea la estratificación de los fondos marinos y el estallido de las olas contra las rocas. Es una expresión poética pero a la vez furiosamente realista del constante interés de Iglesias por todo aquello que tiene que ver con la geología.

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Cinco años después de recibir el ofrecimiento que le hizo el alcalde de San Sebastián, Iglesias tiene lista su primera obra en la ciudad que la vio nacer. Un diálogo entre el arte y la naturaleza, entre el mar y la tierra. Y, sobre todo, la superación de un reto técnico de enormes dimensiones. Visitamos la obra en compañía de su creadora, uno de los grandes nombres del arte español en el panorama internacional. Además, en este número, con páginas especiales dedicadas a las tendencias en decoración, conversamos con el actor Javier Cámara y desplegamos algunas imágenes icónicas que nacieron de la colaboración entre dos grandes: Peter Lindbergh y Azzedine Alaïa.

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