_
_
_
_
Blogs / Gastro
Gastronotas de Capel
Por José Carlos Capel

Los ahumados de Rooftop Smokehouse, una deliciosa pista ‘gourmet’ en Barcelona

Ocho cocineros bajo la dirección del inglés Buster Turner y Carla Rodamilans elaboran un repertorio inesperado de chicharrones, patatas, mantequilla o beicon ahumados artesanalmente. Trabajan en un ahumador de juguete que ocupa los restos de una vieja fábrica de muñecas, donde ponen en práctica técnicas antiguas

Rooftop Smokehouse Barcelona
Carla Rodamilans, Buster Turner y Antonio Machado, cocinero jefe del ahumador Rooftop Smokehouse, en Barcelona.José Carlos Capel Rivas
José Carlos Capel

“Ahumamos pollos, gildas, mantequilla, caviar, chicharrones, patatas, mantequilla, quesos y beicon. Y, por supuesto, salmón, truchas, anguilas y pechugas de pato. Nuestro pastrami es genuino, lo hacemos con brisket [pecho] de black angus”, comenta sonriente el inglés Buster Turner, alma de Rooftop Smokehouse, un pintoresco asador artesanal semioculto en un patio urbano de Barcelona que comunica con la calle a través de un pasadizo de piedras.

Nada más llegar, mi mirada se extravió por el entorno. Junto a la puerta de entrada, una vetusta e imponente chimenea industrial de ladrillo que se perdía en las alturas hasta arañar los 35 metros. En la base, un rótulo desdibujado por el tiempo: “Prohibido día y noche estacionar cualquier clase de vehículos…”. “¿Dónde estamos?”, pregunté con asombro en aquel escondite destartalado. “En los restos de una vieja industria de finales del XIX, la Fábrica Lehmann, propiedad de un alemán que durante años compuso muñecas de porcelana. Los conflictos bélicos de la primera mitad del siglo XX le obligaron a clausurarla. La chimenea data de 1890 y se hallaba abandonada cuando la encontramos”, prosiguió Buster.

A la vista, en la vitrina mostrador refrigerada de su minúscula tienda, se amontonaban ahumados ya laminados empaquetados para la venta. Y entre medias, algunas latas, planchas de salmones y anguilas enteras que Antonio Machado, cocinero jefe, iba cortando a petición de los clientes.

A la entrada del ahumador hay una gigantesca chimenea de la antigua Fábrica de muñecas Lehmann, ya desaparecida.
A la entrada del ahumador hay una gigantesca chimenea de la antigua Fábrica de muñecas Lehmann, ya desaparecida.José Carlos Capel Rivas

“Nos ayudan ocho cocineros”, prosiguió Buster. “Ahumar equivale a cocinar con humo. En el fondo y en las formas somos un ahumador de juguete. No disponemos de esas cámaras industriales en las que se programan tiempos y temperaturas. De ahí nuestra necesidad de contar con profesionales que den el punto a cada receta. Nos divertimos y trabajamos en complicidad con grandes restaurantes. Lo mismo ahumamos huevos de pato que hongos silvestres por encargo de cocineros famosos, como Albert Adrià, Jordi Cruz, Oriol Castro o Martín Berasategui, entre otros. Cada nuevo ahumado nos obliga a procesos de I+D puntillosos. Muchas de las pruebas que hacemos resultan fallidas. Atendemos a la hostelería, particulares y tiendas gourmet de media España”.

El equipo de cocineros ahumadores de Rooftop Smokehouse al completo, con Buster Turner y Carla Rodamilans.
El equipo de cocineros ahumadores de Rooftop Smokehouse al completo, con Buster Turner y Carla Rodamilans.José Carlos Capel Rivas

En compañía de Buster Turner y de Carla Rodamilans, su socia y compañera, en sus orígenes profesionales fotógrafo y diseñadora de moda, volví a degustar parte de sus especialidades. Algunas me resultaron conocidas; otras, completamente nuevas. Primero su famoso beicon; poco después los chicharrones al estilo gaditano de la Taberna Casa Manteca suavemente ahumados; enseguida, la trucha y la anguila, y casi en paralelo las anchoas del Cantábrico en mantequilla ahumada, rotundamente buenas. Las patatas mini me las presentaron con un pollito tomatero también ahumado; encontré suculento el sándwich de pastrami, similar al genuino del Katzs Deli neoyorquino, y, a modo de contrapunto, piparras y gildas ahumadas.

“¿No ponéis límites a vuestros ahumados?”, insistí sorprendido. “Además de ahumar, curamos, fermentamos y encurtimos. Unos productos nos llevan a otros. Trabajamos con ingredientes de granjeros, payeses y pescadores que comparten nuestra misma filosofía. Los derivados del cerdo proceden de Cal Rovira; las pechugas de pato, de aves en libertad que en otoño se alimentan de bellotas en una granja de Girona; nuestros salmones, pescados a caña durante tres meses al año, son salvajes certificados, y las truchas, asturianas, provenientes de los Picos de Europa. No hay motivos para importar aquello que tenemos maravilloso en España”, me recalcó Carla Rodamilans.

Bloques de mantequilla en proceso de ahumado.
Bloques de mantequilla en proceso de ahumado.José Carlos Capel Rivas

¿No sois particularmente atrevidos a la hora de ahumar cosas diferentes? “El espíritu innovador está grabado en el ADN de Rooftop Smokehouse, lo que nos impulsa a explorar territorios poco conocidos. Aun así, hay cosas imposibles”, intervino Buster. “El humo se fija en las grasas. Si se trata de ahumar tomates, arroz, encurtidos o piparras, por ejemplo, los procesos se complican. Ahumamos de forma muy lenta. Hay productos que nos cuestan semanas, incluso meses. Necesitamos 30 días como mínimo para lograr una buena pieza de beicon, tiempo que la industria reduce a menos de una semana. Para las anguilas y las truchas necesitamos unos cinco o seis días. Nosotros perseguimos la calidad, nunca el volumen. El humo no siempre suma, debe realzar los sabores desde planos secundarios. Si resulta invasivo, los desfiguras”.

Buster Turner cuidando de su minúscula estufa.
Buster Turner cuidando de su minúscula estufa.José Carlos Capel Rivas

Me quedaba por averiguar el origen y el alma de las prácticas artesanales de este simpático equipo. “Empezamos ahumando por diversión hace una década en una azotea de Barcelona. No disponíamos de otra cosa que una estufa de leña y una barrica de vino vacía”, recordó Buster. “Tuvimos tanto éxito que acabamos inaugurando este ahumador en el que mantenemos nuestra primitiva estufa de leña, cuyos humos los hacemos fluir a través de la chimenea de Lehmann. Eso sí, con trampillas que abrimos y cerramos según nos parece”.

¿Y el día a día? “Existen dos maneras de cocinar con humo: en frío entre 15º-20º C, o en caliente, donde las temperaturas alcanzan los 90ºC o incluso los 120ºC en casos concretos, como el pastrami. Para la mantequilla, sin embargo, no pasamos de los 10 grados. Hace 100 años los alimentos perecederos se ahumaban de forma intensa como método de conservación ante la ausencia de neveras”.

Pechuga de pato alimentado con bellotas ahumada de Rooftop Smokehouse, en Barcelona.
Pechuga de pato alimentado con bellotas ahumada de Rooftop Smokehouse, en Barcelona.José Carlos Capel Rivas

“Nuestro sistema es rudimentario. Lo más importante es la combustión de la leña, la calidad el humo, que marca las diferencias. Si aporta matices amargos o agresivos, todo se malogra. Utilizamos troncos de maderas duras, roble, haya y encina que dejamos secar hasta dos años. Cada media hora nuestros cocineros y yo mismo vigilamos la estufa. El fuego es algo vivo en constante evolución”, me detalló Buster. “Nos ha costado mucho adaptar nuestra minúscula estufa a una chimenea gigantesca como la de Lehmann, algo que conseguimos gracias a expertos en evacuación de incendios que nos ayudaron a controlar los flujos del aire. Un buen ahumado se resume en pocos puntos: productos de calidad, sal, curación adecuada y un humo controlado”.

Suscríbete aquí a la newsletter de El Viajero y encuentra inspiración para tus próximos viajes en nuestras cuentas de Facebook, Twitter e Instagram.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_