Puerto Varas, esencias alemanas en Chile
Bonitas casas coloniales, deliciosa pastelería de raíces germánicas y una excursión hasta el volcán Osorno y la efervescente Frutillar. Una intensa jornada en la región de Los Lagos
El viaje a Puerto Varas y el lago Llanquihue en la chilena región de Los Lagos sorprende con su paisaje de cascadas, volcanes, playas lacustres y poblaciones de evidentes raíces alemanas. Hay 90 minutos de vuelo desde la capital del país hasta el aeropuerto de El Tepual en Puerto Montt (1) y luego 22 kilómetros por carretera que transcurren a través de extensos pastos presididos por preciosas casas señoriales de madera. Uno se va adentrando en un paisaje espectacular que la mano del hombre ha cincelado durante más de un siglo. La huella de los colonos alemanes que llegaron a estas latitudes en la década de 1850 se muestra en todo su esplendor a la llegada a Puerto Varas (2), una de las localidades más bonitas e interesantes del norte de la Patagonia chilena.
9.00 Viaje al siglo XIX
La fundación de Puerto Varas se remonta a 1853, cuando varias familias alemanas llegaron a la costa del lago Llanquihue (3) gracias a un decreto gubernamental que envió a Bernardo Philippi, nombrado agente de colonización, a Europa para atraer a interesados en poblar esta zona por aquel entonces inhóspita y desconocida. Los apellidos, las calles y el nombre de las casas, su fisonomía e idiosincrasia son el resultado de la aventura de esas familias que trajeron consigo sus tradiciones. Varios museos en la zona permiten seguir ese periplo. En Nueva Braunau (4), unos nueve kilómetros antes de llegar a Puerto Varas, se visita la casa de Antonio Felmer, “un viaje a la colonización alemana”, como reza en su entrada.
10.00 La fascinación de Darwin
Lo siguiente es dejarse seducir por el encanto de Puerto Varas. Con unos 40.000 habitantes, se extiende a orillas del lago Llanquihue, el segundo más grande de Chile (86.000 hectáreas). Visible desde cualquier punto del perímetro lacustre, emerge majestuoso el volcán Osorno (2.652 metros), que fascinó a Darwin al contemplarlo en plena erupción en 1835. Desde la plaza de Armas (5) se puede tener un primer contacto con la ciudad por la Costanera, el paseo que circunda el lago y descubre casas coloniales como la que alberga el Museo Pablo Fierro (6), creado en 2002 con el objetivo de recuperar esta bella construcción y habilitarla para albergar la obra del artista chileno. El resultado no puede ser más sugerente: miles de objetos de la vida cotidiana de los habitantes de Puerto Varas acompañan lienzos y bocetos de Fierro, quien, en un rincón, continúa trabajando incansable. Desde su terraza se tiene una vista magnífica del Llanquihue.
11.00 Dulce centro
De vuelta al centro paseando por una playa de cantos, apetece probar la deliciosa repostería local, naturalmente de raíces alemanas. En la cafetería Dane’s (7) (calle del Salvador, 441) sirven porciones de tarta selva negra y apfelstrudel acompañadas de espumoso café con leche y agua con soda de limón especialidad de la casa. Hay muchísimos establecimientos en el centro para los golosos, no en vano esta es una población turística, meca de esquiadores en el invierno austral y de senderistas y amantes de los deportes náuticos en primavera y verano.
La zona es meca de esquiadores en invierno y de amantes de deportes acuáticos y senderistas en primavera y verano
En 400 metros aparecemos ante la puntiaguda torre del campanario de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús (8). Es el emblema de la ciudad y su imagen más fotografiada, con el lago y el volcán Osorno de fondo. Construida entre 1915 y 1918, su diseño se inspiró en las iglesias de la región alemana de Baden-Wurtemberg. En 1992 se creó la llamada Zona Típica de Puerto Varas, delimitada por las calles de San Salvador y del Verbo Divino, que aglutina un valioso conjunto histórico de inmuebles de madera de estilo germánico con nombres más que significativos: Gotschlich, Jüptner… La construcción más antigua data de 1893.
13.00 El mejor pescado
Para degustar el excelente pescado de la zona hay un restaurante obligado. Donde el Gordito (9) (San Bernardo 560, junto al mercado municipal) es un pequeño local con paredes colmadas de mensajes y una carta que varía a diario: congrios, salmón, truchas, calamares, camarones, jaibas, centollas, chupe de camarones, pailas marinas (una suerte de guiso de pescado), todo regado con excelente vino chileno.
16.00. Impresionantes vistas
Un plan perfecto para la tarde es una ruta hasta el parque nacional de Vicente Pérez Rosales (10), el más antiguo de Chile (1926) y con grandes atractivos como los saltos del río Petrohué, el lago de Todos los Santos y el volcán Osorno. Unos 45 kilómetros separan Puerto Varas de la población de Ensenada (11), encrucijada para seguir el perímetro del Llanquihue hasta el Osorno, que dista solo 15 kilómetros. Una carretera flanqueada de alerces lleva hasta el centro de esquí Volcán Osorno (12), desde donde se aprecian impresionantes el lago y el cráter del volcán. Una buena opción es tomar el telesilla (abierto también en verano) para descubrir los paisajes o hacer una excursión por los senderos señalizados. Camino de Puerto Octay (13) aparecen cascadas y playas lacustres. Después se impone visitar Frutillar (14).
18.00. Merienda en el Teatro del Lago
Conviene llegar a media tarde para disfrutar de un paseo por la Costanera, admirar las espléndidas casonas de madera con parterres de hortensias, y deleitarse con una once (merienda) que incluya kuchen (pasteles), mermeladas, mieles y bollos. Dos lugares recomendables, entre un abanico enorme de posibilidades, son Kuchenladen (avenida de Philippi, 1155) y el cercano CapPuccini, en el Teatro del Lago. Inaugurado en 2010 con un espectacular auditorio, el edificio se adentra como la quilla de un barco en el Llanquihue. Y es que Frutillar atesora uno de los mejores equipamientos culturales de Chile, lugar de referencia de teatro, música y danza en la región con una consistente programación internacional. Todo ello se puede conocer con las visitas guiadas que se organizan a diario o, mejor aún, asistiendo a una velada musical.
21.00. Espléndida naturaleza
Los 30 kilómetros en el viaje de regreso hasta Puerto Varas transcurren de nuevo entre pastos, cercados con vacas y casas e iglesias de madera, por un paisaje que habla de antiguos colonos y de una naturaleza antesala de la gran Patagonia que espera en el sur.
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