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Viaje a un mundo perdido

Bosques, prados y lagos de origen glaciar en el parque natural de Somiedo, en Asturias

Paco Nadal
Senderistas en Valle de Lago, en el parque natural de Somiedo (Asturias).
Senderistas en Valle de Lago, en el parque natural de Somiedo (Asturias).Gonzalo Azumendi

En la carretera de acceso al concejo de Somiedo hay señales de precaución que alertan a los conductores del posible cruce de animales. Nada de particular si no fuera porque estas no son las de la clásica silueta de toro dentro de un triángulo rojo y blanco. Las alertas en la cuneta de la AS-227 previenen de la presencia de los osos pardos que se mueven en libertad por todo el concejo.

Así de salvaje es aún Somiedo, una de las porciones más aisladas, puras y agrestes de la montaña astur. Territorio fronterizo con León, alejado de las principales rutas comerciales y mal comunicado secularmente, el concejo de Somiedo alberga la menor densidad de población del Principado: en 1940 contaba con 6.000 vecinos, hoy apenas quedan 1.500 distribuidos en 38 pueblos.

javier belloso

Somiedo es también icono de los parques naturales cantábricos. La estrecha carretera AS-227 va remontando el río Somiedo por un bosque verde y frondoso de especies autóctonas: roble carbayo, fresnos, avellanos y castaños. Hasta que en la central hidroeléctrica de La Malva se le une por la izquierda el río Saliencia, en un estrechamiento del valle, verde, húmedo y muy espectacular, donde merece la pena detener el coche.

En este punto surgen dos rutas posibles. Vamos primero a explorar la que lleva al corazón del valle. Seguimos de frente por la AS-227 hasta que en un ensanchamiento del valle aparece Pola de Somiedo, capital del concejo. Es la mayor concentración urbana: 200 habitantes según el último censo. Se trata de una villa tranquila, alargada en torno a un arroyo impetuoso que baja del puerto, donde se ubican los principales servicios, incluida la oficina de turismo, el centro de interpretación del parque natural de Somiedo y la sede de la Fundación Oso Pardo, una ONG conservacionista que contribuye al estudio y la conservación del oso pardo en la península Ibérica. También se localiza en Pola una de las tres sedes del Ecomuseo de Somiedo, en este caso dedicada al oso pardo.

Vacas pastando en parque natural de Somiedo.
Vacas pastando en parque natural de Somiedo.G. Azumendi

Paseos contemplativos

Si nada más salir de Pola de Somiedo en dirección al puerto se toma la primera carretera a la izquierda, se accede al valle del río Valle, cuya principal población es Valle de Lago, y su principal atractivo, el lago de Valle: y no, no es un trabalenguas. El lago de Valle es el más grande de Asturias y, como otros que veremos más adelante, un residuo de la actividad glaciar del Cuaternario. Es una buena zona para practicar el senderismo y dar paseos contemplativos.

Si seguimos subiendo el puerto llegaremos a Caunedo, donde se ubica otra de las sede del Ecomuseo, en este caso la que recoge los diferentes oficios populares que fueron el alma de la economía somedana y que hoy se han perdido: vaqueiros, filanderas, ferreiros, carpinteiros, goxeiros, madreñeiros… En Caunedo hay indicaciones hacia la braña de Mumián, una de las más famosas de Somiedo y de las mejor conservadas. Las brañas son pastos de altura (por encima de mil metros) de excelente calidad que desempeñan un papel fundamental en la economía ganadera de Somiedo. Los pastores suben a ellas con las vacas roxas (asturiana de los valles) a principios de verano y permanecen hasta que llega el otoño.

Retornemos ahora, aguas abajo, de nuevo a la central de La Malva y tomemos la otra carretera, la que remonta el río Saliencia. Si hasta ahora teníamos la sensación de haber entrado en un mundo perdido, el valle de Saliencia nos demostrará que siempre queda un rincón aún más oculto en la montaña asturiana. El primer pueblo que aparece es Veigas, sede de la tercera sede del Ecomuseo de Somiedo. En este caso la forman tres teitos, viviendas tradicionales del concejo. Lo importante de los teitos de Veigas es que no son reconstrucciones: son teitos de verdad, con más de cien años de antigüedad, que estuvieron en uso hasta hace bien poco.

Guía

Tras pasar por el pueblo de Saliencia se alcanza el alto de La Farrapona, frontera entre Asturias y León, rodeado de un escenario abierto, diáfano y sobrecogedor. Podría ser un paisaje de cualquier cadena montañosa de 4.000 metros de altura aunque solo estamos a 1.708 metros. Alrededor del puerto priman los pastizales. Por acá y por allá despuntan arándanos, enebros chaparros y matorral de gayuba. Un poco más abajo aparece el hayedo, el bosque más característico e importante de Somiedo. La carretera de acceso fue asfaltada por primera vez para la celebración de un final de etapa en la Vuelta Ciclista a España 2011.

Desde el aparcamiento del alto de La Farrapona sale una pista de tierra hacia el hito natural más destacable de Somiedo y la razón por la que muchos viajeros llegan aquí: los lagos de Saliencia. El primero que aparece —media hora a pie; la pista está cerrada al tráfico rodado— es el lago de la Cueva. La pista sigue en pronunciado ascenso para salvar un collado que antecede a los otros depósitos de agua: la laguna de la Almagrera —casi colmatada—, el lago Calabazosa —también conocido como Negro— y el lago Cerveriz. Junto con el lago de Valle, forman uno de los mayores conjuntos lacustres de la cordillera Cantábrica, restos de los glaciares que hace 10.000 años cubrían este valle.

Y una de las mejores excusas para acercarse a este remoto rincón de la cordillera Cantábrica que es Somiedo.

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