Hoteles donde desconectar del mundo
Sin wifi, sin internet, sin cobertura. Establecimientos para llevar a cabo una desintoxicación digital
¿Te gustaría pasar unos días sin recibir molestos mensajes WhatsApp ni consultar el teléfono móvil? Ese lujo es posible en los conocidos como black holes, agujeros negros tecnológicos. En 2012, 'El Viajero' publicó un listado de siete alojamientos rurales sin cobertura telefónica y sin acceso a Internet, perfectos para desconectar. Cuatro años más tarde, uno de los hoteles ha cerrado y otros tres han incluido wifi a su oferta. Permanecen como lugares para la desconexión Mil Madreñas Rojas, Casa O'Crego y Mas Els Terrats. A ellos hemos añadido otros establecimientos en el campo. Y hoteles nacionales de dos grandes cadenas que ofrecen paquetes de desintoxicación digital. Entra en la habitación y desconecta del mundo.
Mil Madreñas Rojas (Salientes, León)
La única concesión que ha hecho el complejo rural Mil Madreñas Rojas en estos cuatro años es ofrecer a algún huésped especialmente desesperado la clave del wifi que utilizan los dueños para trabajar. Por lo demás, sigue sin haber televisión y tampoco ha llegado la cobertura móvil a este pueblecito perdido en las montañas del occidente de León, entre bosques con osos pardos, urogallos, corzos o rebecos. Desde sus cuatro apartamentos con certificación ecológica se pueden programar rutas de montaña y turismo ornitológico. Tiene en marcha un proyecto de arte vegetal.
Casa O'Crego (Vilaquinte, Lugo)
“Paz, serenidad, naturaleza, sin cobertura… ¿te atreves?”. Es el reto que lanza Casa O'Crego, en la aldea de Vilaquinte, en el valle del Ser, comarca de Os Ancares. Otro mundo, muy poco conocido, como lo describen sus dueños, a menos de 100 kilómetro de Lugo. Diez años y medio emplearon en restaurar artesanalmente este conjunto arquitectónico tradicional ancarese que ofrece taller de cerámica y artesanía. Y que forma parte de un territorio de cumbres, valles y bosques, escasamente poblado, con apenas 13 habitantes por kilómetro cuadrado.
Web: www.ocrego.es
Hotel Sancti Petri Spa Resort de Barceló (Chiclana, Cádiz)
El huésped deja en recepción móviles, tabletas y cualquier otro dispositivo tecnológico; y se somete, durante una semana, a un programa Detox and Toning (desintoxicación y tonificación) en el Barceló Sancti Petri Spa Resort, un cinco estrellas en la playa de la Barrosa. Yoga en el jardín mirando al mar, masajes, circuito en el spa, spinning en la azotea mientras el sol se pone, una dieta saludable y personalizada. Desconexión tecnológica y puesta a punto de cuerpo y mente, todo en uno. “Al principio, notaréis estrés, pero todo se supera y, cuando acaba la semana, la sensación es la opuesta”, asegura María Casado, directora del spa.
Web: www.hotelbarcelosanctipetri.com
La Panadera (Herrera de Ibio, Cantabria)
La cobertura va y viene, es mala, y tampoco hay wifi, de manera que la propietaria de las casas rurales La Panadera, La Cuadra y La Leñera (en el valle de Ibio) propone apagar directamente el móvil y pasear en bici, hacer senderismo, darse un baño en el río Ceceja, dentro de la Reserva Natural del Saja-Nansa. Estos alojamientos se encuentran en Herrera de Ibio, cerca de Cabezón de la Sal, un pueblo bien comunicado pero, al mismo tiempo, escondido, donde todavía pueden verse carros de hierba tirados por caballos.
Web: www.casarurallapanadera.com
La Senda de los Caracoles (Grado del Pico, Segovia)
Hasta el hotel rural spa La senda de los caracoles no llega la cobertura, y tanto Internet como la televisión van por satélite, de manera que el viajero puede decidir seguir conectado o ponerse en modo avión para disfrutar de este enclave de la sierra de Ayllón. En el spa puede optar por un tratamiento más lúdico, como una envoltura en chocolate, o por algo más específico, como una terapia miofascial y craneosacral. Y, a la mesa, la decisión es igualmente suya: un bifé argentino, un menú vegetariano. De puertas para afuera, varios parques naturales, turismo ornitológico, románico, los pueblos rojos y negros o el yacimiento arqueológico de Tiermes.
Web: www.lasendadeloscaracoles.com
La Gándara (Burgos)
Dice Javier Moyano, propietario de La Gándara, en el Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, que sus visitantes se dividen en dos grupos. Quienes no saben bien adónde han llegado: “¡Esto es el fin del mundo!”. Y quienes acuden buscando precisamente eso: “Vivís en el fin del mundo, ¡qué suerte!”. Los primeros se quejan luego en los foros de que la wifi funciona muy mal. Los segundos disfrutan con la desconexión. En este hotel rural de Las Merindades no hay tele, y los huéspedes desayunan y cenan todos juntos, para fomentar la conversación. Fuera, bosques, cascadas, iglesias, castillos o el complejo kárstico de Ojo Guareña.
Web: www.lagandara.com
Hoteles Vincci
Dos hoteles cinco estrellas de la cadena en España, Vincci Selección Estrella del Mar en Marbella y Vincci Selección Rumaykiyya en Sierra Nevada (Granada), ofrecen experiencias de desintoxicación tecnológica. Ambos dan la bienvenida con un zumo depurativo y piden a cambio todos los aparatos electrónicos. En Marbella, los huéspedes disfrutan de masajes, yoga, pilates, playa o piscina; en Sierra Nevada (abierto solo en temporada de esquí) hacen excursiones con raquetas o un recorrido nocturno por la nieve. Mientras, en sus redes sociales cuelga una imagen que pone: “Cerrado por #DETOX”.
Mas Els Terrats (Susqueda, Girona)
“Proponemos al viajero que venga a desconectar, o a reconectar, según se mire”, reflexiona el propietario de esta restaurada masía del siglo XVII que mira al valle por el que serpentea el Ter en Susqueda, Girona. Sin televisión ni Internet, y con los móviles sin cobertura, queda la chimenea en las habitaciones durante el invierno, la piscina natural en verano, o una partida en la mesa de billar en cualquier época del año. Excursiones, senderismo, parapente o ciclotutismo en el cercano carrilet para bicicletas y paseos Olot-Girona. Las mascotas son bienvenidas.
Web: www.elsterrats.com
La Fabriquina y el Molino de Valdelagua (Agüerina de Belmonte, Asturias)
Al lado de la Reserva de la Biosfera de Somiedo, a unos 150 metros de Agüerina de Belmonte (una aldea que solo tiene dos habitantes, por otra parte), junto al río Pigüeña, se alzan La Fabriquina y el Molino de Valdelagua, dos casas de aldea de alquiler íntegro. Con la tele como una concesión tecnológica, “que las noches de invierno son muy largas”, aduce Juan Uria, su propietario. “Hay quien se baja del coche con el móvil en la mano, buscando cobertura, pero la gran mayoría no lo ve como un problema, todo lo contrario, se relaja”, concluye.
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