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Cinco bares baratos en Murcia

De tapas de autor a un aperitivo en un mercado de abastos, pistas gastronómicas deliciosas y asequibles en la capital murciana

Interior del bar El Mallorquín, en Murcia, dedicado a especialidades gastronómicas de las Islas Baleares
Interior del bar El Mallorquín, en Murcia, dedicado a especialidades gastronómicas de las Islas Baleares

Quizá por no tratarse de una gran urbe, los sitios B&B (buenos y baratos) abundan en la capital murciana: desde sobrasada hasta pizza, pasando por una paloma, la plaza de abastos y otros locales dan un toque moderno a la cocina mediterránea.

01 George Sand y la coca de trampó

El Mallorquín se llamaba el vapor balear que llevó a Chopin y George Sand a pasar Un invierno en Mallorca y se llama, actualmente, el bar que una de las descendientes del armador abrió en 2011 en la calle Joaquín Costa de Murcia, trayendo a la ciudad un encanto insular que no sabía que le faltaba. Aunque el local es pequeño (cuatro mesas contadas), disfruta de una maravillosa terraza. Indudablemente, con ese nombre y ese origen, la oferta gastronómica de El Mallorquín (+34 868 94 53 84) tenía que centrarse en las especialidades baleares (coca de trampó, tostas de sobrasada con queso mahonés, paté con galletas de Inca), a las que se añaden platos más exóticos como cuscús o tabulé, buenas cervezas y una pequeña selección de vinos. Un sitio que, lejos de pasar desapercibido, puede proporcionar más de una sorpresa, como tener a los integrantes de Prodigy discutiendo de fútbol en la mesa de al lado durante la celebración del festival SOS. Gol para el local.

02 Comerse a los pintores más cotizados

Terraza de la pizzería Pintada, en Murcia.
Terraza de la pizzería Pintada, en Murcia.

El nombre de la pizzería Pintada (Arenal 3; +34 968 208 340) se inspira en Canción última, el poema de Miguel Hernández. Algo alejado del centro y abierto hace menos de dos años, es un local familiar con horno tradicional y decorado con mobiliario ecléctico de una casa de abuela. La terraza tampoco tiene desperdicio: en zona peatonal, junto a un parque, da a los padres la tranquilidad de alargar la sobremesa mientras los niños se desfogan. Tablas de quesos, ensaladas y una selección de veinticinco pizzas (con nombres de pintores; Pollock, Munch y Picasso, entre otros), más un montón de ingredientes adicionales entre los que elegir, aseguran que hasta el más tiquismiquis encontrará algo a su gusto. Los deliciosos postres también son caseros. En fin de semana es preferible reservar.

03 Marineras de interior

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Volvemos al centro, esta vez junto a la catedral. La Parrilla (Barrio nuevo, 1; +34 667 97 89 02) es un mesón de tapas sencillas en el que la jeta comparte podio con el farinato, servido con patatas a lo pobre y huevos rotos. “Las circunstancias” trajeron al dueño y cocinero a Murcia desde Ciudad Rodrigo, y él ha sabido dar al bar todo el ambiente de un mesón castellano en el que las tradicionales marineras son sustituidas por palomas (cortezas de cerdo fritas convertidas en cuenco relleno de ensaladilla) y las hortalizas de la huerta murciana por embutidos salmantinos y carnes a la brasa. Tampoco falta la tortilla rellena. Absolutamente recomendable y a precios de estudiante.

Apertivo de autor en La Tapadera, en Murcia.
Apertivo de autor en La Tapadera, en Murcia.

04 Mediterráneo en el plato

No lejos del anterior está La Tapadera (Saavedra Fajardo 2; +34 968 969 702), un local pequeñito pero muy coqueto. Con decoración minimalista y aire mediterráneo, ofrece tapas de autor en frecuente rotación. Originales y basadas en la cocina murciana, destacan las croquetas de michirones (habas secas cocidas), el tartar de atún y guacamole, y los rollitos de pato confitados con mango. Una gran selección de vinos y buena música completan las ventajas de este lugar de inmejorable ubicación.

05 Aperitivo con sabor de mercado

Hace un tiempo se puso en marcha en la ciudad una iniciativa para recuperar la vida de las plazas de abastos, amenazada con perderse en favor de los mucho más impersonales supermercados. La propuesta consiste en comprar el producto para que lo cocinen después en alguno de los bares instalados en el mercado. Entre las plazas que se unieron a la iniciativa se encuentra la de Vistabella (Alicante, s/n), un barrio murciano que, tras pasar una época de envejecimiento, ha sido repoblado por arquitectos, artistas y profesionales liberales hasta convertirse en una zona algo bohemia y de ambiente muy familiar. Se puede comprar algo de embutido murciano –como morcón o longaniza–, queso y marisco en las pescaderías de la plaza, y darse luego un festín de buen producto al mejor precio con ambiente de barrio de provincias. 

Más planes chulos en Murcia pinchando aquí

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