Cinco escapadas desde Río de Janeiro

Una isla con 120 playas sin coches ni grandes hoteles, tiendas de cachaças artesanales, rutas senderistas que atraviesa la Mata Atlántica o descubrir que en Brasil también hay invierno en la cima del Visconde de Mauá, el invierno. Los alrededores de Río de Janeiro ofrecen planes tan interesantes como los de la ciudad Carioca, especialmente concurrida en la última semana del Mundial de fútbol 2014 y de la gran final en Maracaná.

01 Ilha Grande

120 playas esperan al viajero a 40 minutos en coche de Angra dos Reis o Mangaratiba, ciudades a dos horas del centro de Río. Sin coches, bancos o grandes hoteles, Ilha Grande es el lugar perfecto para hacer deportes, incluso durante el invierno brasileño (junio, julio y agosto), cuando se relajan las temperaturas yllueve menos. Arenales como Aventureiro o Lopes Mendes –este última considerado uno de los más bonitos de mundo– son también conocidos por sus agua limpias y transparentes, imán para surfistas y buceadores experimentados e inexpertos, que pueden disfrutar de los coloridos peces en su hábitat natural en sus inmersiones. Fuera del agua, la isla ofrece ambién largas caminatas a través de la mata atlántica, con paisajes espectaculares.

La playa de Dois Rios permite conocer parte de la historia de Brasil ya que conserva las ruinas de un antiguo presidio que albergó a presos políticos durante la dictadura del país en los años 60 y 70, y que ahora se puede visitar.

Una buena opción es alojarse en Vila do Abraão (http://www.ilhagrande.org/Vila-Abraao), ciudad comercial y turística pero buen campamento base para descubrir la isla. Hay opciones, no obstante, en otras zonas de la isla, como en la Enseada de Araçatiba.

02 Paraty

Un festival a cada mes. Paraty, ciudad ubicada en el límite de los estados de Río de Janeiro y Sao Paulo, es conocida por la arquitectura colonial de su centro histórico, sus iglesias históricas y las tradicionales tiendas de cachaças artesanales. Pero durante el presente Mundial de fútbol organiza un festival de danza a la que seguirá, en agosto, la Fiesta Literaria Internacional de Paraty, simultánemanete al festival de cachaça.

La mejor forma de conocer sus playas es con una ruta en barco saltando de arenal en arenal: Praia Vermelha, Jurumirim, donde el mergulho (buceo) permite ver tortugas marinas, o el Saco de Mamanguá, con playas increibles y desiertas.

Para probar la gastronomía local, abundante en pescado y mariscos, son buenas opciones el Margarida Café o el restaurante Pippo, en la Pousada do Sandi, una casa histórica reformada en el centro de Paraty, conocida como la capital de la cachaça, el aguardiente brasileño, que aquí cuenta con variedades artesanales elaboradas a partir de frutas típicas como jabuticaba y maracuyá. Y no te pierdas la cachaça de maíz.

03 Arraial do Cabo

Al lado de la turística ciudad de Búzios, a 140 kilómetros de Río, Arraial do Cabo es un paraíso rodeado de 11 playas atlánticas. Se la conoce como la capital del buceo porque, como Ilha Grande, cuenta con algunos de los mejores lugares para practicar el mergulho en Brasil, con aguas transparentes que albergan una gran diversidad de vida marina.

Además de las playas, el visitante también puede recorrer la Mata Atlántica por rutas como la Restinga de Massambaba, una franja de arena entre la laguna y el mar cubierta por la vegetación, donde es posible encontrar orquídeas, frutas silvestres y plantas medicinales. También merece la pena visitar el Museu Oceanográfico, con una amplia colección de especies y de equipos especializados para el estudio del medio marino.

04 Petrópolis

Petrópolis, en la sierra, es todo lo contrario a lo que uno imagina cuando piensa en Río de Janeiro. Primero porqué hace frío, al menos para los estándares brasileños, pues la temperatura media en estos meses oscila entre los 8 y los 15 grados. A 838 metros de altitud, la ciudad conserva lugares relacionadas con periodos importantes de la historia de Brasil que se pueden visitar, como el palacio de residencia al emperador Don Pedro y su familia o la casa de Santos Dumont, que expone libros, objetos y curiosidades del padre de la aviación brasileña.

Una propuesta diferente pero igualmente interesante es la visita a la cervecería de la ciudad, Itaipava, una de las más grandes de Brasil. El recorrido guiado (y gratuito) permite observar las líneas de producción de cervezas, con degustaciones incluidas. 

05 Visconde de Mauá

Si se quiere aprovechar un poco más del invierno brasileño, merece la pena subir hasta la encantadora villa de Visconde de Mauá, en la frontera con el estado de Minas Gerais, sobre todo si viajamos en pareja, ya que casi todo en este lugar donde respirar aire puro y entrar en contacto con la naturaleza parece pensado para ello: desde idílicos paseos entre cascadas y pequeños ríos hasta románticos alojamientos y bistrós con chimenea y música ambiente. Y una vez allí se puede redondear la escapada visitando las localidades vecinas de Maringá y Maromba.

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