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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Y Elvis prefirió quedarse en África

Carla Fibla gana el II Premio de Periodismo Saliou Traoré, convocado por la agencia Efe y Casa África, con una historia de migración, la de un joven congoleño que estudia en Marruecos. Hace unos días lo recogió en Canarias

Ángeles Jurado
Carla Fibla, en primer término, con su premio. Detrás, autoridades y los periodistas Nicolás Castellano y José Naranjo.
Carla Fibla, en primer término, con su premio. Detrás, autoridades y los periodistas Nicolás Castellano y José Naranjo. Joan Tusell
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La periodista Carla Fibla García-Sala conoció a Elvis Gori Mulubela en Rabat, una ciudad donde ella ya había vivido y en la que no se siente extranjera. Allí buscaba temas para escribir en el siguiente destino de su carrera como reportera. Estaba a punto de ingresar en las filas de Mundo Negro, el medio decano de información africana en español, con más de medio siglo de historia a sus espaldas, y le interesaban las historias de estudiantes africanos que podrían haber elegido recalar en Europa porque tenían el expediente académico necesario y los recursos financieros indispensables, pero que habían preferido quedarse en el continente. Anhelaba presentar otra perspectiva de las migraciones africanas, un movimiento complejo y fascinante que, en su mayor parte, se desarrolla entre las propias fronteras de aquel continente.

Carla Fibla se presentó en una reunión de una asociación que atiende a migrantes en la urbe marroquí y allí se cruzaron sus caminos un día de marzo. No imaginaba que la historia, publicada en Mundo Negro bajo el título En África antes que en Europa, el 21 de mayo de 2019, la convertiría en acreedora del II Premio Saliou Traoré de Periodismo en Español sobre África, instituido por la Agencia EFE y la Casa África en 2018.  Este galardón, creado para reconocer cada año el buen periodismo sobre África, provenga del país que provenga y en cualquier formato, siempre que se ejerza en español, tiene la vocación de alentar a los informadores a seguir trasladando la actualidad del continente, sin estereotipos, al público hispanohablante. En su primera edición recayó en el reportero grancanario afincado en Dakar José Naranjo por una colección de crónicas sobre la vida cotidiana en África, que publicó el periódico local La Provincia y se transformó en un libro.

La moraleja que Carla Fibla quiso hacernos llegar con su texto es que "deberíamos pensar más en lo que hace que las personas emigren y en el sacrificio que conlleva tanto para ellos como para sus familia y sus comunidades cuando no lo hacen con garantías". "El momento lo exige, y más en estas tierras", fueron sus últimas palabras al recoger su premio el pasado 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, en la sede de Casa África. También insistió en otro mensaje: "la educación no tiene fronteras, es un ansia y una necesidad que, como demuestra la historia de Nsungu, puede llegar a ser más importante que comer cada día".

Saliou Traoré, in memoriam

Ángeles Jurado

Saliou Traoré fue reportero de la Agencia Efe en Senegal desde 1981. Estudió y se formó en Madrid, París, Dakar y Montreal, entre otros sitios. Durante sus 37 años de oficio, cubrió momentos históricos como la condena a cadena perpetua al exdictador chadiano Hissène Habré en Dakar o la visita del expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante su gira africana en 2013. Se ocupó de dar voz también a los millones de musulmanes que cada año peregrinan hasta la ciudad senegalesa de Touba, a los enfermos de ébola, a los inmigrantes africanos que se embarcaban rumbo a Canarias o a mujeres emblemáticas como Aminata Touré, ex primera ministra de Senegal. Apasionado de los procesos electorales y la política, Traoré siguió muy de cerca los aconteceres de naciones vecinas como Mauritania y Gambia y ostentó durante años el cargo de presidente de la Asociación de la Prensa Extranjera (APE) en su país, baluarte en defensa de la libertad de prensa. Falleció en 2018 en su residencia de Dakar a causa de una larga enfermedad que le mantuvo de baja en los últimos meses de su vida.

Fibla lleva ya 25 años urdiendo reportajes y entrevistas, analizando y clasificando información, firmando libros cuando un tema le interesó lo suficiente y se sintió constreñida por las limitaciones de los medios para poder desarrollarlo a su gusto. La historia de Elvis o Nsungu siguió enlazándose con su propia historia y tiñendo sus días: logró la colaboración de conocidos y amigas a ambos lados del Estrecho para facilitar un pasaporte y la residencia marroquí a Elvis, junto con una vía para cumplir su sueño de obtener su título universitario, el de Derecho, carrera que sigue cursando en una universidad pública marroquí.

En la noche en la que recogió su galardón, en el patio brillante de lluvia de Casa África y ante un público restringido y enmascarado a causa de la pandemia, Carla Fibla afirmó que la capacidad de superación de su protagonista la había impresionado hasta el punto de proponerla para el especial que Mundo Negro ensambla cada tres años, repasando la realidad del continente africano país a país. Posteriormete, decidió presentarse al premio durante el confinamiento "porque Nsungu es una referencia y porque quería que se le escuchase más". También agradeció, generosa como pocas veces pasa, el apoyo de colegas y amigos que son referentes también en la información sobre África y las migraciones y que fueron muletillas y luces en su camino: Alfonso Armada, Alfredo Cáliz, Nicolás Castellano, Beatriz Mesa,... Coincidiendo con la entrega del galardón, Casa África y EFE inauguraron también la exposición "Africa(nos)", una colección de imágenes de la vida en el continente tomadas a lo largo de diferentes viajes por Cristóbal García, fotógrafo durante tres décadas de la agencia de noticias EFE en Tenerife, que falleció el pasado 1 de septiembre. En otras dos salas de la institución exponían otros dos periodistas referentes en la información africana: Xavier Aldekoa y Alfons Rodríguez, autores de la muestra Indestructibles.

Migrar con o sin derechos

La periodista dijo que había tenido la suerte de ser migrante durante más de 15 años en el norte de África y en Oriente Próximo. "La experiencia y aprendizaje de crecer en un lugar donde no has nacido son enriquecedores para los que lo elegimos desde las garantías de una vida digna", precisó ella. "En cambio la emigración que nada más pisar Marruecos entendí que debía contar en La Vanguardia y la Cadena SER, los medios para los que abrí una corresponsalía regional, se basa en la desesperación y la violación de los derechos fundamentales de personas a los que en pleno siglo XXI se infravalora y destierra a situaciones inhumanas".

Nada más pisar Canarias, en pleno recrudecimiento de la pandemia y de la ola migratoria desde el oeste del continente africano hacia las islas, activó de nuevo su particular radar para "observar, escuchar y preguntar", siempre con la ambición de contar y construir un relato que explique, contextualice, comprenda y proponga. "Cuando tienes la suerte de viajar por África, de conocer a las personas que se plantean arriesgar su vida para llegar a nuestras costas, no puedes dejar de exigir que existan vías seguras y legales para que la vida no deje de tener un valor o de ser importante al otro lado del Atlántico", sentenció Carla Fibla García-Sala.

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El poder de las palabras y las imágenes

Ángeles Jurado

El verdadero nombre de Elvis es Kabwende Nsungu Wilkins y Carla Fibla precisa que se descompone en varias partes: Kabwende es una piedra sagrada usada por quienes realizan sacrificios para encender el fuego real; Nsungu, ira o aflicción, inmensa tristeza, sufrimiento, profundo dolor, angustia, aunque también tiene un significado positivo que expresa valentía y poder, dependiendo del contexto en que nazca el niño; Wilkins es un nombre de origen germánico que significa "el que tiene la voluntad de ganar". "Su significado es relativo a la espiritualidad y evoca valentía, confianza en sí mismo y determinación", explicó ella en la ceremonia de recepción del Ppemio Saliou Traoré. "Símbolo de la entereza moral que no reconoce el fracaso. Los que llevan este nombre tienen un doble carácter: hablan mucho y guardan un silencio sepulcral. Además de ser personas generosas".

Nsungu le dijo que estaba muy cansado y que quería contar la verdad, que necesitaba dejar de mentir. Luego le pidió cinco horas, porque era el tiempo que consideraba necesario para relatar con detalle su periplo. Se dieron cita a las 7 de la mañana en la entrada de la Universidad de Derecho de Agdal y en ese tiempo y en un español que aprendió de manera autodidacta, armado con documentos, fotografías y finalmente el relato completo en un libro autoeditado que vendió para sobrevivir, le explicó su historia. Esa historia, traducida al español por Inmaculada Ortiz y convertida en un nuevo libro por la editorial Milenio, con el apoyo de Casa África, verá la luz el año que ahora rozamos.

Ha tenido un parto tortuoso, guiado por la testaruda constancia de su autor y la ilusión de quienes escucharon su rocambolesca historia, que arrancó en Katanga en 2007, cuando su protagonista era apenas un niño. Elvis ha atravesado en zigzag nueve países africanos hasta llegar a su destino, impulsado por su deseo de estudiar. Ha cambiado siete veces de nombre, nacionalidad y circunstancias, creándose un personaje en cada nuevo contexto que le ayudaba a seguir su camino. Arribó a Marruecos en 2014, con 16 años, no sin antes sufrir cárcel y devoluciones que retrasaban y desviaban su itinerario y aprender oficios como el de zapatero. En Marruecos pudo sacarse el bachillerato antes de llegar a las aulas de la universidad, armado con su tesón y su capacidad de trabajo. Habla seis idiomas, casi todos aprendidos de forma autodidacta.

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Sobre la firma

Ángeles Jurado
Escritora y periodista, parte del equipo de comunicación de Casa África. Coordinadora de 'Doce relatos urbanos', traduce autores africanos (cuentos de Nii Ayikwei Parkes y Edwige Dro y la novela Camarada Papá, de Armand Gauz, con Pedro Suárez) y prologa novelas de autoras africanas (Amanecía, de Fatou Keita, y Nubes de lluvia, de Bessie Head).

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