Cómo la covid-19 ha hecho el trabajo humanitario aún más duro
En el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, reconozcamos el dolor y la pérdida de tantas personas al servicio de los demás. Y sigamos adelante con humildad y determinación
Leo los últimos informes sobre trabajadores y trabajadoras humanitarios asesinadas, secuestradas y atacadas y las historias personales y humanas que hay detrás. Es abrumador. La covid-19 se ha sumado a las amenazas que ya enfrentanban, pero también a las necesidades de muchas personas a quienes la pandemia y sus consecuencias económicas se lo han quitado todo. En este Día Mundial de la Asistencia Humanitaria recordamos a las colegas y miembros de la comunidad que son nuestra inspiración mientras arriesgan sus vidas al servicio de los demás.
Se ha vuelto tristemente familiar oír hablar de compañeros y compañeras que han sido blanco de violencia y, a veces, asesinadas mientras realizaban su trabajo. La Aid Worker Security Database (AWSD) of Humanitarian Outcomes registró 277 incidentes contra ellos el año pasado, la cifra más alta en 10 años. Recientemente, nos ha impactado profundamente el ataque que mató a ocho personas, incluidos colegas de ACTED en Níger, mientras desde Oxfam todavía lamentamos la pérdida de dos de nuestros colegas en Siria a principios de este año.
Además de la amenaza de violencia, ha surgido el riesgo de infección por la covid-19. El personal humanitario que trabaja en el sector de la salud se está poniendo conscientemente en mayor riesgo de contraer la enfermedad para ayudar a otras personas. Pero además, según Insecurity Insight, organización con sede en Ginebra, se han registrado más de 265 incidentes violentos relacionados con el coronavirus, con algunos ataques a personal sanitario impulsados por el temor de que pudieran propagar el virus. Esto no es nuevo: durante la epidemia de ébola en la República Democrática del Congo, los trabajadores humanitarios que intentaban frenar la propagación de la enfermedad se convirtieron en blanco de ataques de comunidades presas del miedo.
El acto de cuidar no es gratis, sino costoso. Eso es lo que hace especiales a los cuidadores y cuidadoras, porque reconocemos en ellos la voluntad de entregarse sin pensar a priori en recibir. El mejor ejemplo de esto es el trabajo realizado por humanitarios locales. La gran mayoría de la asistencia humanitaria y el cuidado lo proporciona la población local en las comunidades, y lo hacen las mujeres en particular.
Así que en este día honramos no solo al personal de Oxfam, al de las organizaciones locales y nacionales, sino a las innumerables personas de las comunidades no reconocidas en la primera línea de la acción humanitaria y la respuesta de la covid-19, su compromiso y valentía frente a tremendos desafíos.
La gran mayoría de la asistencia humanitaria y el cuidado lo proporciona la población local en las comunidades, y lo hacen las mujeres en particular
Todos los días, en innumerables situaciones, la gente local emprende tareas extraordinarias para ayudar a sus semejantes. Fueron muchos y muchas las que se apresuraron hacia los edificios derrumbados y precarios el 5 de agosto en Beirut para ayudar a sacar a otras personas de los escombros; las mujeres que piden paz y libertad en protestas desde Sudán hasta Bielorrusia, las que lavan y alimentan, pasando inadvertidas, a los enfermos de su comunidad; el personal sanitario, que se arriesga diariamente a infectarse para tratar a los pacientes; las activistas de derechos humanos que se levantan en público, conscientes de las represalias que pueden sufrir, para impulsar un cambio donde sea necesario. Son estos actos de cuidados los que nos inspiran y animan al resto a actuar.
En este Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, tomemos un momento para reconocer el dolor y la pérdida de tantas personas al servicio de los demás. Y, mientras trabajamos para que las cosas sean diferentes, sigamos adelante con humildad y determinación inspirados por nuestras compañeras.
Nigel Timmins es director humanitario de Oxfam Internacional
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