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Las naves troyanas

Una patera cargada de migrantes en aguas mediterráneas frente a la costa de Libia, en enero de este año.
Una patera cargada de migrantes en aguas mediterráneas frente a la costa de Libia, en enero de este año.Santi Palacios

Una muestra en Hamburgo sobre las diásporas marítimas recuerda que siempre hubo refugiados, perseguidos y exiliados.

El Internationales Maritimes Museum de Hamburgo acogió recientemente la exposición La huida a través del mar: de Troya a Lampedusa, basada en el libro del historiador Erik Lindner Flucht übers Meer / Flight Across The Sea. Von Troja bis Lampedusa / From Troy To Lampedusa (Mitler, 2019), un recorrido por las grandes diásporas marítimas a lo largo de la historia, comenzando por los poemas homéricos y terminando en las últimas operaciones de rescate del Mediterráneo, pasando por los balseros cubanos y los miles de refugiados que cruzaron el Atlántico durante la II Guerra Mundial.

Uno descubre perplejo que más de 5.600 ciudadanos alemanes se arrojaron a las heladas aguas del Báltico entre 1961 y 1989 para atravesar los 40 kilómetros que separaban la República Democrática Alemana (RDA) de Dinamarca, aunque apenas lo consiguieron menos de 1.000. Entre ellos, Manfred Burmeister, un ingeniero que escapó en 1969 gracias a un submarino casero que construyó con el tubo de una chimenea, el motor de una escúter y la hélice de un ventilador. Sin embargo, los casos presentados por Erik Lindner en su libro son más dramáticos que los objetos reunidos para la exposición, y en eso radica su originalidad.

En efecto, su cometido es hacer dialogar los grandes y trágicos éxodos marítimos de la historia con piezas provenientes de diásporas locales, para que los visitantes de la exposición comprendieran que en algún momento de su historia también tuvieron refugiados, perseguidos y fugitivos de guerras y dictaduras como ocurre ahora con kurdos, sirios, venezolanos y subsaharianos. En una exposición equivalente en España podrían exhibirse documentos de la antigua Carrera de Indias, imágenes de los inefables “barcos de la muerte” donde fallecieron los soldados que volvían enfermos de la guerra de Cuba, testimonios de pasajeros de barcos del exilio republicano como el Winnipeg —que transportó a 2.200 refugiados españoles— y hasta los registros de embarque de algunos de los misteriosos “barcos del arroz” desaparecidos en alta mar, como el Delfín (1937).

El libro de Lindner es lo que dotaría de sentido a cualquier exposición que se celebre, pues el cometido del autor es crear conciencia sobre las razones que obligan a los seres humanos a huir en busca de oportunidades. Así, por sus páginas desfilan las migraciones irlandesas del siglo XIX provocadas por las hambrunas, el éxodo de los boat people vietnamitas, la huida de los balseros cubanos, los naufragios de las pateras en el Mediterráneo y la última diáspora siria desde el Asia Menor hasta el centro de Europa. Para Lindner, Europa no puede dar la espalda a los refugiados porque la humanidad es el núcleo de la identidad europea.

Si la literatura occidental comenzó con la guerra de Troya —razona el autor—, las naves troyanas conducidas por Eneas fueron “el primer escape literario de este a oeste a través del Mediterráneo, hacia una nueva vida. Y ese es el comienzo de la historia de Europa”. La covid-19 ha frenado la gira europea de la exposición, pero Lindner todavía confía en poder presentarla en Italia y España. —eps

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