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Fantasía enfrascada

CON UNA CARA plana y la otra curvada, este cristal azulado y con estrellas forma una especie de lupa que invita a mirar a través de él. En su interior, la nueva fragancia L’Ombre des Merveilles (la sombra de las maravillas), de Hermès, apuesta por una mezcla de tés negros, incienso y haba tonka, unas semillas de aroma dulce y apimentado. Su creadora, la alquimista Christine Nagel, tomó hace ya unos años las riendas de la línea de perfumería de la firma de moda francesa. Una apuesta olfativa que arrancó en 1951, cuando Edmond Roudnitska creó Eau d’Hermès. Si aquel primer perfume de la maison evocaba el interior de sus bolsos de piel con una nota de peletería, las composiciones de Nagel se alejan por completo de las referencias de la marca y beben de una naturaleza casi onírica. El frasco tentetieso de la imagen fue creado por Serge Mansau en 2004 para la colección de perfumes Eau des Merveilles, a la que ahora se incorpora esta nueva esencia —la quinta de la gama— con dos tamaños: 50 mililitros (95 euros) y 100 mililitros (132 euros).

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