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Diez objetos que siempre se libran del trapo y hay que aprender a limpiar ya

¿Nunca te has planteado meter vinagre en el microondas?

Manuela Sanoja

La higiene es importante mucho más allá del propio cuerpo. Mantenerla no es solo ocuparnos de tener las manos limpias, aunque la importancia crítica de este cuidado queda fuera de toda duda, sino que también significa cuidar de los objetos que tocamos. Pero la mejor de las voluntades a veces no es suficiente. Hay cosas que parecen limpias y no lo están, objetos que no obtienen la atención que deberían y enseres a los que les vendría bien un manual de limpieza que nunca tendrán. Tenemos la casa llena de ellos.

La almohada y el nórdico, los olvidados de la limpieza

Lavar la ropa de cama es una tarea habitual, de esas que se hacen cada semana o cada quince días, de esas que uno maldice cada vez que ve el cesto de la plancha colmado de sábanas y fundas de edredón. Un trabajo ingrato. Quizá por eso, por rencor, uno mira hacia otro lado cuando se topa con las almohadas y los nórdicos. Como mucho, se dice un previsible "algún día debería meterlos en la lavadora…". Al final, el nórdico se queda sobre la cama hasta que el calor invita a meterlo en el armario y las almohadas, hasta que una razón de fuerza mayor obliga a tomar la iniciativa.

Pero, por la acumulación de bacterias, hongos y ácaros, es recomendable lavar ambos objetos de forma frecuente, y no es difícil, según dicen desde Picolín. Como en la ropa, las instrucciones están en la etiqueta. Lo normal es que no se puedan lavar a más de 40ºC, aunque algunas marcas permiten llegar hasta los 60ºC. En tiempos de cuarentena —sobre todo si hay sospechas o síntomas— "hay que lavarlos a máquina entre 60ºC y 90ºC", explica Jacinto Díez, director de Comunicaciones de la compañía de servicios de higiene Rentokil Initial España. El único inconveniente para seguir estas instrucciones es que el nórdico no quepa en la lavadora. En ese caso, la lavandería es la solución.

Agua y vinagre para el microondas

Es habitual pensar que basta con pasar una bayeta para limpiar los restos que salpican el interior del electrodoméstico. Algunas personas van un poco más lejos y pasan el estropajo, otras ni siquiera se plantean la naturaleza de la costra que crece en sus paredes. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), basta meter un táper lleno de agua con vinagre y encender el microondas a la máxima potencia durante dos minutos. Parte del líquido se evaporará e impregnará todo el interior, que puede llegar a albergar miles de millones de bacterias de hasta 362 tipos distintos, según un estudio publicado en la revista Scientific Reports. Para secarlo solo hay que pasar un trapo limpio. ¿Y si pensamos que no ha sido suficiente? Su consejo es usar el detergente del lavaplatos para quitar las manchas.

¿Cuándo hay que lavar la lavadora?

Mientras lave la ropa, la lavadora tiene que mantenerse limpia, ¿no? Pues no. Lo que metemos en ella suelta polvo, pelusas, hilos y pelos que acaban en el filtro por donde pasa el agua antes de llegar al desagüe. El propio electrodoméstico nos avisará cuando necesite cuidados: si queda agua en el tambor al acabar el ciclo o la ropa sale sucia y huele mal, ha llegado el momento de lavar la lavadora. Desde la OCU recomiendan colocar una toalla debajo del filtro antes de sacarlo, para absorber el líquido que caerá (búscalo en la parte inferior del electrodoméstico), y luego colocarlo bajo un chorro de agua fría hasta eliminar la suciedad. Si no lo hace por completo, podemos darle un repaso con un cepillo de dientes viejo (así también le damos una segunda vida a un objeto que solo se puede reciclar en los puntos limpios). También hay que limpiar el tambor, siempre con una bayeta limpia. Para el cajetín donde se pone el detergente, el método es el mismo que el del filtro.

Limón para quitar los olores del lavavajillas

Lo mismo que nos ocurre con la lavadora nos pasa con el lavavajillas, que tenemos la idea de que se "autolimpia". Pero algunos de los restos de comida que no quitamos de los platos antes de meterlos acaban en el filtro del lavavajillas, así que toca limpiarlo de vez en cuando, siguiendo las mismas indicaciones que con el de la lavadora: debajo del grifo y con un cepillo si es necesario. La OCU también recomienda asear las paredes internas del electrodoméstico con un trapo mojado en vinagre blanco. ¿Y para quitar el mal olor? Colocamos medio limón en alguna de las cestas superiores y lo dejamos dos o tres lavados para darle un refrescante toque cítrico.

¿Qué hay dentro de la cafetera?

Limpiar una cafetera por fuera no tiene misterio: un repaso con agua tibia si es de aluminio, según la conocida marca de cafeteras italianas Bialetti, y con jabones suaves en los modelos de acero inoxidable. El plástico es menos exquisito. Lo que no solemos tener en cuenta es que cada cierto tiempo también es necesario desmontar las gomas y el filtro para limpiar con agua el tubo por el que sube el café, y así eliminar los residuos que se acumulan. En ambos casos hay que esperar a que se seque antes de cerrarla, así evitaremos que proliferen hongos que de otra manera podrían acabar sirviéndonos de desayuno.

Grifos y alcachofa: un trapo no es suficiente

Cada vez que tiramos de la cadena del váter sin bajar la tapa se genera una explosión de microorganismos que salen disparados por el aire. Si distintos estudios han comprobado que pueden llegar a caer incluso en nuestro cepillo de dientes, ¿por qué estarían a salvo el resto de objetos del cuarto de baño? Entre los más delicados destacan los grifos, tanto del lavabo como de la ducha, así como la alcachofa. Para una buena higiene no vale con pasarles un trapo, explica el director de Comunicaciones de Rentokil Initial, Jacinto Díez. Es necesario "remover los filtros de estos elementos, sumergirlos en una solución a base de lejía durante algunos minutos, aclarar con agua y luego reinstalarlos". Una pista para quien no sepa dónde encontrarlos: son una especie de tamiz que se enrosca al extremo del grifo.

El móvil, el ordenador y los 'virus no informáticos'

Distintas investigaciones han demostrado que nuestro escritorio y lo que usamos durante la jornada laboral —como el ordenador— son un caldo de cultivo de bacterias, incluidas algunas fecales como la E.coli. El móvil tampoco se libra (mucho menos si somos de los que nos lo llevamos al baño). Díez recomienda limpiarlos diariamente "con un paño humedecido (no empapado) con una solución hidroalcohólica". También aconseja cuidar la limpieza de las superficies en las que lo apoyemos.

La manera correcta de tratar al felpudo

Lo pisamos con ahínco y cierto desdén cuando llegamos a casa. A veces, cuando llueve, incluso restregamos los zapatos en él hasta que están secos, para no manchar el parqué. Sin embargo, rara vez nos acordamos de limpiarlo. Desde la empresa británica de alfombras First Mats recomiendan sacudir primero la suciedad golpeándolo contra una pared y después aspirarlo. Algunos felpudos se pueden meter en la lavadora, pero depende de las fibras con las que estén hechos (los de coco, por ejemplo, se dañan al lavar a máquina; los de goma, no). En los casos en los que no sea posible, la empresa aconseja cepillar o pasar un trapo con un detergente suave, aunque un limpiador de alfombras también vale.

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